domingo, julio 21, 2019

Brönte

El viernes pasado crucé el puente de Santiago en una tarde inusualmente cálida, y conversé con mi editor, Luis Garbayo, en la presentación en Irún de mi “Diario de Hendaya”, en la coqueta librería "Brönte", junto a un puñado de iruneses y visitantes. Las cosas fluyeron bien esa tarde, y fue emocionante recordar a Unamuno allí, en Irún, donde llegó también un día a pie, cruzando el puente de Santiago, después de despedirse con un abrazo del alcalde de Hendaya con el grito de ¡viva la libertad! Antes de ese día Unamuno había pasado en Hendaya casi cinco años, negándose a volver hasta que la dictadura cayera, mirando al otro lado del Bidasoa, escuchando las campanas de Fuenterrabia con el “tenso anhelo de España”. Poco a poco pasamos de la estancia de Unamuno a hablar del porqué de un Diario, que es algo que tiene que ver con esa idea unamuniana de que “contar la vida es vivirla”, de que somos una historia y un argumento, hasta una novela, y que no es sino con las palabras con  lo que contamos para entendernos a nosotros y a los demás. Después, en la firma, escuché varias historias, porque comprar un libro responde a muchas razones,  y recuerdo sobre todo la de un joven que me pidió que le firmara el libro para su abuelo, quien había salido de un Irún en llamas en plena guerra, en 1936, y que vio su propia casa arder. Aquel abuelo se refugió entonces en Hendaya en el hotel Broca, en la misma habitación en que estuvo Unamuno; encontró allí un refugio ante la locura de la guerra, algo que a Unamuno, seguro,  le hubiera parecido una bella metáfora.

2 comentarios:

Víctor F. Galván dijo...

Pedro:
Espero no perderme la próxima presentación de tu libro. Supongo que la anunciarás con tiempo en el blog. Un saludo. Víctor.

Víctor F. Galván dijo...

Pedro, de vuelta en Hendaya, listo para la próxima presentación de tu libro. Saludos.