Puede que Pamplona haya encontrado su festival casi por casualidad con el “Flamenco on fire”, algo que andaba buscando y que no es fácil, después de tanto mirar de reojo a los festivales de cine y jazz de San Sebastián, por ejemplo, queriendo dar con algo que pudiera ser aquí un referente y atraer público y crear un sello propio. Tiene gracia que siendo una ciudad tan norteña y envarada, donde a lo lejos siempre parece escucharse un chistu, Pamplona se vuelva de pronto capital del flamenco, debido a la casualidad que viniera a nacer aquí Agustín Castellón, el hijo de unos gitanos ambulantes que recalaron un tiempo en la calle Mañueta. Agustín cogió aquí la guitarra de niño y ya no paró. “Yo no tuve nunca maestro en la vida”, declaró. “Me puse a tocar, y así seguí”. Su hija, que nos visita estos días, cuenta que en casa no podían poner la radio ni hacer ruido porque su padre ensayaba 8 o 10 horas todos los días. Agustín vivió casi toda su vida fuera de España, de donde se exilió tras la guerra, y fue guitarrista en Nueva York, que también tiene su guasa. Allí le visitaron guitarrista y cantaores y allí fue forjando un estilo propio. “Yo soñaba con Sabicas. A nadie le ha sonado la guitarra como al maestro”, dijo Paco de Lucía, que fue su discípulo. En “La búsqueda”, esa emocionante película que le hizo su hijo, Paco habla de Sabicas con veneración y dice que cuando lo vio tocar por primera vez, notó que cogía la guitarra “como si calibrara un arma, como si se sorprendiera de sacarle sonido”. El auténtico arte, podemos pensar, es ante todo una sorpresa para el que nos lo da, algo que no pretende. Alguien que vio a Sabicas una vez en Nueva York me contó que hizo por cruzarse con él en los pasillos del teatro. Maestro, soy de Pamplona, le dijo. Sabicas paró un momento, con la guitarra en la mano, y le miró unos segundos, calibrando, luego siguió su camino sin decir nada. No sabemos qué pasó por su cabeza. Quizás se extrañó de haber vivido alguna vez en un lugar tan remoto, o recordó de pronto con emoción la lejana infancia, nuestra auténtica patria.
(Publicado DN 31 agosto)
lunes, agosto 31, 2015
lunes, agosto 24, 2015
Pasos
Todo es distinto desde que tengo mi podómetro, esa app que he bajado al móvil, de tal manera que cada vez que entro y salgo de casa, voy y vuelvo del trabajo o paseo mirando al cielo, algo cuenta mis pasos, los suma y convierte en km recorridos, en calorías consumidas, en horas gastadas, así que mi día es ya un día distinto y ya no voy al buen tun tun, sino que ahora mis pasos trazan un recorrido productivo, son un esfuerzo que redunda en mi salud, un logro. Ahora persigo un objetivo, lo marco en el aparato, observo mi progresión y cuando lo logro el sistema me felicita y yo subo mi autoestima, y sé que mi gesta, aun humilde, se graba para siempre en algún sitio. Todo eso he pensado mientras iba caminando a buen paso, animado, hasta que todo se ha torcido de repente. Ha sido justo en el momento en que escuchaba a Wagner en la radio del móvil y, puede que espantado por los gritos de Brunildo, el aparato ha emitido un leve estertor y se ha apagado, como un gorrión que se nos muere entre las manos. Puede que anoche no cargara la batería, o tal vez lo haya sometido a un exceso de descargas, o el calor del verano le ha afectado, me he reprochado, sintiendo ya esa punzada de angustia que produce la falta del móvil -el lector me entiende muy bien-, algo parecido en estos tiempos a pasear desnudo por la calle. Todavía estoy lejos de casa y ahora el podómetro no va a contabilizar mis pasos, he pensado con grima; este recorrido va a ser en vano, mi esfuerzo no se va a sumar donde debe y así, he caído en cuenta con un escalofrío, voy a desbaratar la media y hundir mi promedio. Todo se irá al traste, he comprendido. En el camino de vuelta he pensado en soluciones: cargar en casa la batería y volver a hacer el mismo recorrido de nuevo, si bien faltarían estos pasos que voy dando; agitar el móvil para que piense que son pasos, trampeando. Pero poco a poco, el paseo solitario ha sido productivo y al eliminar el maldito podómetro y verlo esfumarse en la pantalla, me he sentido otra vez libre.
(Publicado DN 24 agosto)
(Publicado DN 24 agosto)
sábado, agosto 22, 2015
Korta

que murió, para homenajearlo y decir unas palabras. Al acto han acudido representantes políticos y, por primera vez, el alcalde de su pueblo, Zestoa, pero no dirigentes de Bildu. Korta murió por la colocación de una bomba junto a su empresa en el 2000, el año en que Eta acabó también con la vida de Fernando Buesa, López de la Calle, Martin Carpena, Juan Mari Jáuregui, Casanova, Ernest Lluch y así hasta 22 nombres que se leen todavía con un escalofrío. Mediante esta sangrienta ofensiva, Eta intentaba que la sociedad claudicase de una vez a sus pretensiones, algo que por fortuna no ocurrió. Korta, como el resto, no murió porque sí. Hacía poco, como presidente de Adegi había mostrado su disposición a no pagar el “impuesto revolucionario” y reclamado que no se hiciera. Además, en las semanas previas a su muerte, los empresarios instaron a los partidos que se unieran de una vez frente a Eta y mantuviesen la legalidad vigente: Constitución y Estatuto. Korta, un hombre nacionalista, cercano al PNV, impulsor de la ikastola de su pueblo, se había negado a llevar escolta convencido de que no tenía nada que temer. La fábrica que dirigía y frente a la que murió, daba trabajo a 80 empleados y hoy es un grupo pujante. Cada año merece la pena escuchar lo que se dice en su homenaje, nunca son palabras vacías. Esta vez, en un día gris y lluvioso, el mensaje fue que hay que mirar hacia adelante sin odio, pero que eso requiere relatar lo sucedido con honradez y sobre todo que cada uno asuma sus responsabilidades. “No todos tenemos la misma responsabilidad, pero reconocerlo es la única manera de continuar y resultará a la larga inevitable”, ha dicho el portavoz de la familia, con la cautela que todavía hay que decir estas cosas en Zumaia, o en Zestona, y lo cierto es que se le ha entendido perfectamente. Reconocer la responsabilidad. Ya suena escandaloso, cuando hay tantos empeñados en diluirla, como si fuera uno de esos licores demasiado amargos.
(Publicado DN 17 agosto)
martes, agosto 11, 2015
Cambio
(Publicado DN 10 agosto)
lunes, agosto 03, 2015
Playa
Llegué a la playa salvaje que había estado buscando y de pronto se echó la niebla, de tal forma que apenas veía la orilla y solo oía el bramido del mar allí enfrente, insistente, y cuando eché a andar ya no vi nada, la bruma había desdibujado los contornos y borrado el relieve de las cosas, así que todo era plano, distorsionado, como si estuviera hecho de puro vacío, hasta las grandes piedras parecían falsas y en los charcos el agua de la marea era negra, de tal forma que pensé que podía estar muerto, que había tenido un accidente cuando venía hacia aquí, y hasta creí recordar una rotonda que tomé muy deprisa, en la que di un frenazo, seguro que me empotré de golpe contra algo y pasé directamente a este mundo en blanco y negro, me dije, sin que todo aquello llegara a preocuparme de verdad, y mientras pensaba en esto, apareció entre la bruma alguien que venía decidido hacia mí, con algo que parecían alas a la espalda, y comprendí, con un escalofrío, que se trataba de una ángel que acudía a recibirme a ese especie de hades etéreo dispuesto a pesar mis acciones, las buena y las malas; un juez que debía decidir si pasaba a la siguiente fase, la que fuese, o debía permanecer todavía en esa playa vacía en la que no había mucho que hacer, la verdad, y cuando estaba ya encima y yo iba a empezar un alegato en mi defensa, resultó ser un tipo que venía corriendo por la playa con una gran mochila en la espalda y que pasó de largo sin saludarme, jadeante, así que me senté en la arena algo más tranquilo, pensando que debía seguir pese a todo vivo, y alcé la vista hacia donde se distinguía difuminada la gran bola del sol, parecida a un balón bajo una sábana blanca, que pugnaba con la niebla a ver quién terminaba imponiéndose, así que me puse a contemplar la batalla hasta que, al tiempo, con los ojos entrecerrados, vi que el sol volvía a brillar y el mundo, obediente, comparecía otra vez y la gente desfilaba de nuevo por la orilla hablando animadamente, como si nada hubiera pasado.
(Publicado DN 3 agosto)
(Publicado DN 3 agosto)
domingo, agosto 02, 2015
Rascacielos
El grupo chino Wanda quiere demoler el edificio España en Madrid, ese viejo rascacielos de los años 50, tan reconocible, que compró no hace mucho al banco de Santander por 265 millones y que el banco mantenía desde 2005 sin tocar. Wanda logró licencia para convertir esta torre varada en pleno centro de Madrid en un hotel de lujo y un centro comercial, que es los que Wang Juanlin, propietario de Wanda y uno de los hombres más ricos del mundo, hace en todas partes. En principio, se exigió a Wanda mantener partes del edificio, sobre todo la fachada, pero los expertos de Wanda lo ven muy complicado y han propuesto el desmontaje y posterior reconstrucción fiel del edificio. Es decir, quieren hace una especie de copia de lo que había, lo que se aviene bien con la cultura china, que ha copiado todo varias veces, y con la cultura a secas, no en vano ya no vemos las cuevas de Altamira, por ejemplo, sino una copia muy bien hecha que gusta mucho más y es más cómoda. Tirar o mantener es el debate que se repite en casi todas las ciudades con esos edificios singulares, testigos de otro tiempo, que dan carácter y estorban al mismo tiempo. Pensemos, sin ir más lejos, aquí, en los Caídos. No es extraño que el decano de arquitectos de Madrid haya planteado al ayuntamiento hacer una consulta popular para decidir sobre la demolición, lo que a Manuela Carmena le ha gustado mucho, al menos a día de hoy. Derecho a decidir, aunque sea sobre un rascacielos. El decano reconoce que se trata de un edificio sin un valor especial, levantado en un momento difícil en el que había poco acero y que la fachada no es un elemento resistente. Sin embargo, el debate principal, a su juicio, es si los madrileños tienen o no un vínculo afectivo con el edificio que justifique su costosa conservación. En ese caso, el edificio debería mantenerse. También es parte del patrimonio, dice, salvaguardar la memoria, mantener un vínculo con las generaciones precedentes. Demoler o reconstruir un viejo edificio de nombre España. Vínculo afectivo con el pasado. El grupo Wanda nos ha proporcionado la metáfora exacta para este largo y cálido verano.
(Publicado DN 27 julio)
(Publicado DN 27 julio)
martes, julio 21, 2015
Dublín

(Publicado en DN 20 julio)
lunes, julio 20, 2015
Chester Beatty
He bajado en Dame Street, en Dublín, y he andado despacio hasta Castle sorteando gente -la ciudad está atestada estos días- y he entrado en la Chester Beatty library solo, dispuesto a demorarme en estas salas donde reposa el mundo, pues todo está en los libros y he visto las figuras en perfil del Libro de los muertos, las historiadas letras de De natura rerum, las inconfundibles ilustracione Durero; he seguido la trama de la caligrafía islámica, esa rama de la mística, pues no en vano al copiar las palabras del Corán se están copiando las exactas palabras de Dios y en un párarfo perfecto, estaba escrito en un solo trazo que la pureza de la escritura procede de la pureza del corazón.
En el segundo piso, el de las religiones, se exponían fragmentos del evangelio en griego y copto, rollos etípopes de plegarias con Los secretos nombres de Dios, las ilustraciones multicolores del famoso cuento de Oeyama, en Japón, en el que el guerreo Kaiku vence al demonio Roji y rescata a su amante secuestrada. Después de todo esto, he pensado que ya era suficiente y he bajado al café como quien vuelve de un viaje en que se han dejado muchas cosas sin ver. Puede que el libro, tal como hemos conocido, he pensado, ya no exista. Pero nos quedan bibliotecas como esta del magnate Chester Beatty, quien, en el momento preciso, compró por todo el mundo durante 60 años estos libros preciosos, iluminados: los que comienzan con una inicial historiada y hecha en oro, los que se demoran en ilustraciones que replican al texto, haciendo de la palabra escrita, donde reside todo el poder -el de las ideas, las creencias y los saberes- algo bello.
Pienso en esta biblioteca dentro de muchos años, vagando en un planeta que brilla en la oscuridad, como un mensaje que espera respuesta.
En el segundo piso, el de las religiones, se exponían fragmentos del evangelio en griego y copto, rollos etípopes de plegarias con Los secretos nombres de Dios, las ilustraciones multicolores del famoso cuento de Oeyama, en Japón, en el que el guerreo Kaiku vence al demonio Roji y rescata a su amante secuestrada. Después de todo esto, he pensado que ya era suficiente y he bajado al café como quien vuelve de un viaje en que se han dejado muchas cosas sin ver. Puede que el libro, tal como hemos conocido, he pensado, ya no exista. Pero nos quedan bibliotecas como esta del magnate Chester Beatty, quien, en el momento preciso, compró por todo el mundo durante 60 años estos libros preciosos, iluminados: los que comienzan con una inicial historiada y hecha en oro, los que se demoran en ilustraciones que replican al texto, haciendo de la palabra escrita, donde reside todo el poder -el de las ideas, las creencias y los saberes- algo bello.
Pienso en esta biblioteca dentro de muchos años, vagando en un planeta que brilla en la oscuridad, como un mensaje que espera respuesta.
viernes, julio 17, 2015
Escritores
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El escritor Petros Makaris |
(Publicado DN 13 julio)
lunes, julio 06, 2015
Acordeón
Intenté dormir un rato más, antes de que todo empezara, pero al poco vi que no iba a ser posible porque justo debajo de mi ventana, en el banco que queda a la sombra, había comenzado a tocar el acordeonista itinerante que aparece cuando nadie lo espera, que ya debía haber llegado para las fiestas, y se puso a ejecutar –el chiste es obvio- su escuálido repertorio: ya no estas más a mi lado, corazón, bésame mucho, clavelitos, etc. una y otra vez, sin caer en el desaliento pese que el calor y la hora y la fecha eran, sin duda, las peores para que nadie le hiciera caso y, sin que pudiera ya pegar ojo, le oí repetir una y otra vez su canción, como una noria que sube y baja -la gran noria que este año no ha venido-, y ensartar sus sonidos machacones como cuentas de un collar, y poco a poco me fui pese a todo adormilando, enredándome en un sueño en que yo iba en un tren que daba vueltas y vueltas sin parar, en una montaña rusa que se aceleraba y paraba al son de la música, hasta que algo me hizo despertar. ¿Qué ha pasado?, me dije, y caí en cuenta que el acordeón había parado, que era el silencio lo que me había desvelado. Era como ese temible silencio que se hace en medio de la batalla, o de un bombardeo. Puede que estemos en un nuevo momento, pensé entonces, adormilado, puede que dentro de poco cambie de una vez el gobierno, que Grecia venza a todos, o pague sus deudas como quien invita a otra ronda, puede que incluso mañana el orden cósmico se interrumpa y los tendidos de sol aplaudan al palco, mientras los de sombra permanezcan circunspectos, pero es imposible que esta música repetitiva haya parado, me dije; es más, recordé, esto es solo el comienzo de lo que viene y, enseguida, como si me hubiera oído, el acordeón volvió a las andadas y atacó la música de los pajaritos, que sonaba rara, como si no tuviere fuelle, y mientras miraba la hora en la mesilla, en la que alguien había dejado un pañuelo rojo, oí a lo lejos un estampido y luego un fragor parecido a un lamento o un grito de guerra que crecía y se llevaba al acordeón y a todo por delante, como un tsunami.
(Publicado DN 6 de julio)
lunes, junio 29, 2015
Quijote
(Publicado DN 29 junio)
martes, junio 23, 2015
Oficio
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Abogados de oficio. |
A la tarde, en la tele, veo que se ha suspendido el juicio de un asesinato porque el abogado -se trata de S, sin duda- ha tenido un accidente con la moto, esa con la que se llega a tiempo a todas partes.
lunes, junio 22, 2015
Lo nuevo
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Goirigolzarri |
(Publicado DN 22 junio)
martes, junio 16, 2015
¡Hola!
Puede que los pactos sean apasionantes, o que el cambio de ciclo político, que ha pasado se der una tortilla de dos huevos a un revuelto de cuatro, como en el chiste de Oroz, sea lo nunca visto, o que la llegada de Bildu al ayuntamiento active todas las alarmas, pero todo eso se ha quedado en nada ante el affaire (presunto) entre Vargas Llosa y la Preysler, hasta el punto que en las tertulias serias (presuntamente) de la mañana en la radio, tenían que hacer grandes esfuerzo para volver a la política y apartarse de esta exclusiva, lo que lograban a duras penas, y en los cenáculos de intelectuales, en los que nos alarmaríamos si supiéramos de lo que se suele hablar, era el tema estrella. Este asunto, que de pronto concierne a todo el mundo, como si fuera un tiempo muerto ante tanta murga trae, desde luego, el recuerdo de Boyer renunciando a su puesto en el primer gobierno socialista para estar con Isabel; aquella mujer que representaba todo lo que el modelo de izquierdas denostaba con más furia: la frivolidad, la pose, las fiestas, la feminidad en estado puro, frente a la propuesta de mujer liberada, con ambición profesional y en pie de igualdad con el hombre, que era el modelo ideal. Aquello fue un choque con la realidad que entendió todo el mundo, la prueba de que aquellos izquierdistas con chaqueta de pana también eran sensibles a los encantos de la vida fácil y que en el corazón no manda nunca la cabeza. Cuando Boyer eligió a la Preysler, era un síntoma, un adelantado a lo que iba a pasar, la prueba de que el poder cambia a todo el mundo, y que hay que tener cuidado al elegir los enemigos pues uno termina pareciéndose a ellos. Vargas Llosa, por su parte, lleva a cuestas un Nobel, un expediente intachable de intelectual comprometido, y 50 años de matrimonio con una mujer que le había acompañado a todas partes, incluida las tramas de sus novelas y ahora ha llegado al papel couché. Desde la boda de la duquesa de Alba con aquel Aguirre, a quien Manuel Vincent dedicó un libro divertido e implacable, no se veía nada así.
(Publicado en DN 15 junio)
(Publicado en DN 15 junio)
jueves, junio 11, 2015
Premio para Ramón
En un día lluvioso, con la niebla prendida a los riscos de Leyre, Ramón Andrés ha recibido de manos del Rey el premio Principe de Viana de la Cultura. En el acto estaban los que se iban y los que llegaban. Los gobernantes que se van despidiendo a regañadientes y los que llegan para empezar a saber de qué va esto. La rueda que gira. Entre fanfarrias, corrillos y discursos, con olor a incienso y a piedra húmeda, Ramón ha salido al estrado para decir en un texto breve, en lucha con la retórica, que la cultura es resistencia -ante los bárbaros, se entiende- y reivindicar al hombre, mas allá de la técnica, el ruido y de los engañosos reclamos de la nada y del exceso, que vienen a ser lo mismo, como un portador de sentido, una herencia de significados, un eslabón del Ser.
En un rincón del claustro he hablado con él un rato sobre las palabras y el valor del silencio, capaz de curar cualquier enfermedad; de su libro "No sufrir compañía; de Lacan y de su método de trabajo. Ramón habla pausadamente y atiende con mucho interés, como si se le fuera a revelar algo valioso. En un día tan inusual para él, en general enclaustrado entre libros, parecía a la vez satisfecho y asombrado. La Reina, al pasar a su lado, le ha dicho: oye, Ramón, como si le conociera de siempre, y él ha ido enseguida a atenderla, solícito, como hace con todo el mundo.
En un rincón del claustro he hablado con él un rato sobre las palabras y el valor del silencio, capaz de curar cualquier enfermedad; de su libro "No sufrir compañía; de Lacan y de su método de trabajo. Ramón habla pausadamente y atiende con mucho interés, como si se le fuera a revelar algo valioso. En un día tan inusual para él, en general enclaustrado entre libros, parecía a la vez satisfecho y asombrado. La Reina, al pasar a su lado, le ha dicho: oye, Ramón, como si le conociera de siempre, y él ha ido enseguida a atenderla, solícito, como hace con todo el mundo.
martes, junio 09, 2015
Amnesia
La posible entrega a Bildu de la alcaldía de Pamplona ha tenido mucha repercusión en los medios por las torpes y ofensivas palabras de Iglesias, acusando a los regionalistas de corruptos y de servirse del dolor de las víctimas, lo que ha indignado en especial a María Caballero, quien es claro que no está ahí para servirse de nada, sino para poner voz a lo que su padre defendía y no le dejaron, lo cual es una de las causas más nobles para estar en política, y tiene además razones para desconfiar de la solvencia democrática de Bildu y de su sensibilidad ante las víctimas, quizás ahora más que nunca, porque este grupo ha tenido una buena oportunidad para quitarse de encima estas suspicacias y acreditar que estamos de verdad en un nuevo tiempo y no lo ha hecho. Bildu cuenta con un candidato a alcalde que ya en el año 1998, tras el asesinato de Tomás Caballero, firmó, como hemos sabido, una carta condenándolo -algo que alguno de los que se van a sentar con él no han hecho todavía, lo que supone una corrupción moral, por cierto, mayor que la económica- pero que, lejos de mostrar orgullo por ello; en vez de invocar esta carta como coartada de su distancia con aquellos que no respetaban la vida; teniendo la mejor prueba de que él siguió otra trayectoria y tiene otro talante; en vez, en fin, de sacar pecho, es como si se avergonzara de ello y temiera pasar por tibio ante los suyos y ahora resulta que no se acuerda de haber firmado aquella carta, sino que sufre amnesia selectiva, dice que no sabe en qué contexto lo hizo –como si fuera posible olvidar el contexto de aquellos días- y que todas las violencias son rechazables etc. Que distinta esta posición, que resulta tan vieja y frustrante, de lo que acaba de hacer Urkullu, por ejemplo, pidiendo perdón por haber tardado tanto en comprender el dolor de las víctimas. Eta se va diluyendo en el pasado y hay una especie de amnesia colectiva, un querer pasar página y superar el pasado. El tiempo parece borrarlo todo y no se puede nada contra él. Solo ciertos olvidos resultan imperdonables.
(Publicado DN 8 junio)
(Publicado DN 8 junio)
viernes, junio 05, 2015
Carlos
En la tórrida tarde de Pamplona me acerco hasta el estudio de Carlos Puig, en la Jarauta, abierto en la semana dedicada al barrio de los artistas, y allí hace fresquito y cuelgan las hojas de agenda de su cuaderno de campo, en las que va dibujando la pequeña intimidad que es la de todos, y se expone algún cuadro, entre ellos, inacabado, uno con flores y hierbas de campo que se van entrelazando hasta formar una malla consistente. Al parecer, hace unos meses, tuvo un parón creativo y no sabía para donde tirar. Esos parones son buena cosa, una advertencia de que la forma habitual se ha hecho ya trillada y hay que ir por otro camino.
Crear es, sobre todo, un acto de valentia. Si uno es cobarde, está perdido. Detrás de ese campo de flores, se pregunta el que mira, ¿qué se encuentra?
Crear es, sobre todo, un acto de valentia. Si uno es cobarde, está perdido. Detrás de ese campo de flores, se pregunta el que mira, ¿qué se encuentra?
lunes, junio 01, 2015
Charnela
![]() |
Libro de A.Floristan sobre la Ribera. 1951. |
(Publicado DN 1 dejunio)
martes, mayo 26, 2015
Palmira
En medio del ingrato desierto está el oasis de Palmira, en Siria, donde dicen que paraban las caravanas en la ruta de la seda, y que llegó a ser ciudad romana y nabatea -ese pueblo que también edificó Petra- y de todo ello todavía quedan edificios en pie, templos y estatuas que se salvaron casi por casualidad del paso del tiempo, las hordas guerreras, el clima extremo, los vendedores de reliquias, las guerras modernas; restos que ahora peligran por el furor islamista bajo la forma del llamado Estado Islámico, esa nueva versión de la manía iconoclasta que cada cierto tiempo asola el mundo, la necesidad de acabar con signos y representaciones -no hacer imagen de Dios- y puede que dentro de poco veamos escenas como las de los budas de Bamiyan, cuando los talibanes volaron esas grandes estatuas de Gautama labradas en la roca, o las del museo de Mosul, cuando vimos destruir a martillazos efigies de viejos dioses, no sé si asirios, con barbas de caracol. Puede que ver caer unas piedras sea poco, comparado con la crueldad de este grupo que cuando llega un sitio decapita a oponentes, acaba con los infieles y entierra a las mujeres bajo siete velos, o las vende, poniendo en duda la idea de que el mundo haya progresado algo, pero, sin embargo, la visión de este furia con las viejas piedras nos produce una especial impresión. Es como si viéramos de pronto el fanatismo en estado puro, la ignorante locura del mal gratuito, la simplicidad implacable de unas creencias que no admiten duda, y están dispuestos a acabar con todo. Esos viejos muros, las columnas y capitales que apenas se mantienen en pie, son la pobre huella del hombre civilizado; la urbe frente al desierto; la vida en común y con reglas frente a las plagas de la inhumanidad. Que los hombres se maten entre sí es algo casi trivial. Que existan guerras terribles como ésta, en la que no se salva nadie, no es nada nuevo. La saña de estos destructores de antiguas estatuas, dispuestos a que no quede piedra sobre piedra, es lo que nos asusta.
(Publicado en DN 25 mayo)
(Publicado en DN 25 mayo)
sábado, mayo 23, 2015
Chogolisa
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Chogolisa y sus dos cumbres a la derecha |
Gregorio Ariz escribió un libro sobre el secreto de este monte, el Chogolisa, que es la cumbre más alta que llegó a ascender y que, al no llegar a los 8000 metros -como pasa con otras muchas cumbres del Himalaya- ha sido muy poco visitada. Esta montaña está en el macizo de Karakorum, en Pakistan, junto al imponente K2 que sobrepasa los 8.600 metros. Al hablar del Chogolisa el otro día, junto a un grupito de montañeros de la vieja escuela, Gregorio fue poniendo las diapositivas un tanto ajadas de viejas expediciones, cuando para acercarse al campo base se necesitaban decenas de porteadores para acarrear el equipo y las provisiones, y todo era mas costoso y, por supuesto, más romántico. Entonces nadie tenía tanta prisa ni trataba de batir ningun record y, cuando era menester, había tiempo para fotografiarse con el alcalde de un pueblo en el camino, junto a sus tres mujeres. En los cajones de muchos de estos montañeros que hoy son abuelos, hay cientos de fotos y cuadernos de notas, imágenes y relatos de un mundo que ya ha desaparecido, un patrimonio valioso que merecería ser conservado.
En la cima del Chogolisa Gregorio encontró una pequeña muñeca de trapo japonesa. La historia de ese objeto y sus incidencias son el hilo conductor de un libro que rememora una vida montañera de las de antes, afrontada con jersey de lana, botas de cuero y gorra visera. Un objeto en la cima de un monte es un testigo, y un mensaje al que llega después. Es discutible lo que cabe hacer con él: bajarlo o dejarlo allí. Una simple muñeca de trapo, esa es la única reconpensa. Además de poder contemplar, una vez en la vida, el mundo desde allí arriba: los grandes picos y los extensos valles labrados por glaciares que brillan y se entrecruzan .
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