lunes, febrero 29, 2016

Spotligth

Puede que Hollywood convierta en puro espectáculo todo lo que toca, pero esto no ha ocurrido con Spotligth, una película sobre el trabajo de los periodistas del Boston Globe que destaparon los numerosos casos de pederastia de sacerdotes en Boston, lo que provocó un efecto dominó en muchas partes,  haciendo que más casos  salieran a la luz. Pero Spotlight es sobre todo una película de periodistas, en la línea de Primera Plana de Wilder o Todos los hombres del presidente, aquella película tan larga sobre el Watergate, que demuestra que ésta no es una profesión romántica y aventurera, sino más bien  una tarea diaria que  requiere la labor de una hormiga, en la que hay que buscar y  seguir los datos, y donde a veces es necesario  enfrentase a aquello que parece intocable. Puede que hoy este periodismo de investigación ya no sea posible, porque es caro y tarda en dar frutos, cuando los periódicos apenas pueden mantenerse y esto es  una mala noticia para todos,  pues esta historia real, trasladada con exactitud al cine, sin concesiones, demuestra que un puñado de gente libre puede cambiar las cosas, si tiene un medio potente para expresarse.  El equipo de Spotlight ha estado varios meses con los periodistas del Globe y ha reproducido con realismo lo que fue esa investigación, que se enfrentó al dilema de sacar a la luz, podemos pensar,  lo que el bien esconde; esa doble faz que a veces se da justamente en aquello que se presenta como más noble.  Parece ser el destino de las mejores ideas, se ha dicho,  caer en manos de los peores hombres.  Siempre que  se encuentra algo feo, ilegal, corrupto, siempre que se abusa de poder, hay muchas razones para no contarlo; siempre hay  otros que tampoco son limpios y se van a ver favorecidos, o se va a escandalizar a gente sencilla, o  crear desánimo y frustración, nunca es el momento.  Esto hace  vacilar al  periodista.  Pero es la victima que ya no se  repone, que ni siquiera se atreve a abrir la boca, arrasada por la superioridad  moral de quien abusó de ella, la que merece que la historia se sepa.
(Publicado Diario de Navara 29/II)

lunes, febrero 22, 2016

Orduna

Nunca me había parado a mirar las esculturas que Orduna hizo para decorar los dos frontones del palacio de Diputación, por los que he pasado mil veces; ni el que da a Carlos III, que se instaló en tiempos de la república,  y ahí sigue; ni el otro, que es de los años  cincuenta y tiene el escudo de Navarra con la  laureada sostenida por dos tipos muy serios, fornidos, con toga, que representan  a la montaña y la ribera,  hasta que  el gobierno se ha empeñado en  intervenir en ellos para quitar la laureada aplicando la ley de memoria histórica, algo que debe ser posible, aunque he visto que Zubiaur pone muy fundadas pegas, basándose, sobre todo,  en el necesario respeto a la integridad de la obra  artística y las leyes  que protegen la propiedad intelectual. Pero picar la laureada con un cincel y dejar así el conjunto políticamente correcto sería, sobre todo,  faltar a la verdad de las cosas, como cubrir un desnudo, y no es solo un asunto de leyes y reglamentos, sino lo que está justamente en juego es la propia memoria o relato de la historia, pues con este furor por hacer desaparecer cualquier cosa  que tenga que ver con el largo tiempo de la dictadura, es como si se tratara de negarla, poniéndole un  velo, y así  va a perderse justamente la memoria de ésta,  logrando lo contrario de lo que se pretende. La laureada allí arriba,  a estas alturas, más de cuarenta años después, cuando el escultor puso ese signo  porque era la realidad del momento, debiera ser un detalle del que sacar enseñanzas, y algo útil para explicar el pasado, lo mismo que los impactos que el palacio muestra más abajo, son recuerdo del bombardeo de Pamplona en  la guerra, y el otro frontón, en la fachada frente al Gayarre,  con su imagen alegórica coronada de república, signo de aquel régimen. En cierto modo estamos, como me dijo alguien, ante un parque temático, al que habría que sacar partido.  Es posible quitar todo rastro de aquella época, pero no obviar lo que fue Navarra,  su aportación a aquella guerra, los miles de voluntarios, los sacrificios y los muertos de uno y otro lado. Romper la obra de Orduna, para tener que explicar luego que antes ahí había otra cosa. 
(Publicado Diario de Navarra 22 febrero)

jueves, febrero 18, 2016

lunes, febrero 15, 2016

Sabios

Salgo de casa, pensando en las ondas gravitacionales, que es lo mejor en lo que se puede pensar estos días en que la bolsa cae, la política cae,  hasta  la lluvia cae, y mientras  evito los charcos y a los que corren por el pasto salpicando, encuentro a una vecina que está recogiendo la caca de su perro sin inmutarse, que enseguida protesta por la situación política y señala que deberíamos ponernos de acuerdo para que gobernara gente experta, sin ataduras, los mejores en lo suyo, que decidieran lo que es mejor en estos momentos; una especie de gobierno de sabios, que no deja de ser, supongo,  el ideal de Platón: el gobierno de los mejores, la política dejada en manos de los que  saben, lejos de la demagogia y el oportunismo. Le digo, sin dudarlo, que esta es la solución perfecta y que no tiene duda. Incluso, añado,  he visto por ahí listas de posibles hombres providenciales: economistas, políticos veteranos, escritores, juristas y filósofos eminentes,  gente llena de logros, lejos de la  ambición y de  la pelea política que lograrían, sin duda, después de pensarlo bien, hacer lo que sea mejor.  Lo malo, le digo, es cómo elegir a ese grupito de sabios que han de legislar lo bueno, porque si ha de ser entre todos, como parece lógico, volvemos a la casilla de salida: debe ser una decisión democrática, y la democracia,  es sabido es una cosa humana, imperfecta, fácil de manipular y dirigir a veces,  y además poco racional. Lo mejor, recuerdo que decía Aron, que también era un sabio platónico, sería tomar a los mejores y decirles sencillamente: “gobernar en interés de todos”.  Desgraciadamente, añadía,  nunca se ha encontrado el  método de saber cuál es el interés de todos y quienes son los mejores, lo que lo hace imposible. La democracia nunca se ha llevado bien con la utopía.  Sin embargo, digo como consuelo,  a veces los sabios para una cosa son muy tontos para otra. De hecho, se me ocurren varios ejemplos.  Una cosa es lograr captar las ondas del universo, por ejemplo, y otra manejar el poder. Como llueve de nuevo la dama del perrito menea la cabeza y se va deprisa, con la caca en las manos.
(Publicado Diario de Navarra 15 febrero)

lunes, febrero 08, 2016

Urtain

Jose Manuel Ibar "Urtain".
Como en un película de intriga clásica, pero mucho más lenta, el sobrino del legendario boxeador Urtain, Pablo Ibar, preso desde hace 22 años en un prisión de Florida -15 de ellos en el corredor de la muerte-, ha logrado que se le conceda un nuevo juicio, al considerar el Tribunal Supremo endebles las pruebas que llevaron a condenarle.  Esta es una historia que lo tiene casi todo, a la que solo falta un happy end,  y que se remonta a cuando su padre, Cándido, muy joven, escapó de Cestona y de los jesuitas de Tudela y llegó hasta Miami a jugar a pelota en los frontones de cesta punta que  por entonces tenían gran éxito. Allí tuvo a Pablo, mientras en España su hermano levantaba pasiones en el ring, como hizo antes con las piedras,  y era luego olvidado como uno más de aquellos  amargos héroes  del último franquismo, para terminar tirándose por la ventana en  Madrid, solo y arruinado. También Pablo empezó con la pelota, pero pronto se deslizó hacia una vida de drogas y chanchullos, algo que ha reconocido, hasta que la policía lo detuvo en 1994 acusándole de la muerte del dueño de un local nocturno y de dos bailarinas.  Tras un juicio que se declaró nulo, como si fuera un combate, perdió el  siguiente a los puntos en el año 2.000, por culpa de una cinta de video borrosa, en que dijeron reconocerlo,  y a la nefasta defensa de su abogado de oficio, quien ni siquiera  pidió un examen de ADN que era esencial. A pesar de que parecía una misión imposible, la familia de Pablo y su novia Cintya, lograron vencer la inercia de un sistema que daba su asunto por caso juzgado, y con el apoyo  de mucha gente, sobre todo en España, que siempre ha sido sensible a este caso,  le han dado la vuelta. Todo esto ha  precisado nuevo abogado y muchos fondos, pues la justicia  allí es a veces un producto de lujo. Todavía falta mucho para que Pablo levante los brazos y cante victoria,  y para que su familia respire de alivio, pero todo pinta mejor.  “No recuerdo lo que siente al estar libre” declaró Pablo hace tiempo en su celda. Él, que se veía preso hasta en sueños, ahora ha soñado que se abre una  puerta.
(Publicado 8/2 Diario de Navarra)

lunes, febrero 01, 2016

Botín

La Audiencia de Baleares ha decidido no aplicar a la hermana del rey la llamada “doctrina Botín”, que la hubiera sacado del banquillo, al  no existir entonces acusación contra ella, dado  que ni el fiscal ni la abogacía del estado, que representan al interés público, veían base para acusar y Manos Limpias, que lo hacía por delito fiscal, quedaba descartada por no existir, como sorprendentemente alegó la abogada del estado, un perjuicio para el conjunto de la sociedad.  Hacienda, a su  juicio, no somos todos, ya que eso debía entenderse solo en el ámbito de la publicidad. Si no había lesión  a todos, nadie podía pedir cuenta en nombre de todos. Todo esto sonaba demasiado escandaloso. Era como salvar a un pasajero dejando que se hundiera el barco.   Mantener que la caja de nuestros impuestos no es cosa de todos  y que esto es solo  un eslogan, puede ser un alegato para sacar a una infanta por la gatera, pero es poco compresible en quien representa nada menos que al estado, y sobre todo es el peor mensaje que se puede lanzar al ciudadano común, que conoce el comportamiento implacable de la hacienda, y al que se le recuerda que debe pagar sus impuestos, so pena de ser tildado de  insolidario. El año pasado, por ejemplo, la campaña fiscal insistió  en  que pagar sin iva al fontanero era dejar al país sin sanidad, sin colegios, y sin futuro y atentar, justamente,  contra todos.  Pura publicidad, según reciente doctrina de quien representaba en el juicio al Fisco y  que en  buena hora no ha sido aceptada, lo que deja a algunos con el culo al aire. Defraudar a hacienda perjudica a todos, como es de cajón. Si no es así, los corruptos que amañan contratos públicos, los que han recibido dineros sospechosos de otros países, los que pelotean facturas, los que maquillan cuentas, estarían de enhorabuena. Al final a la infanta y  a la propia monarquía no se le ha hecho ningún favor con esta defensa, intentando salvarla por la campana, y han sido tres magistradas en 85 folios quienes han tenido que enmendarlo.
(Publicado Diario de Navarra 1/II)

lunes, enero 25, 2016

Medalla


El Ministerio de Cultura ha concedido la medalla de Alfonso X el Sabio al periodista Iñaki Gabilondo, lo cual no tendría mayor importancia si no fuera porque la concesión ha sido a título póstumo, lo que confirma que en España hasta que te mueres no te conceden mérito alguno, pero que choca con el inconveniente de que Gabilondo sigue tan vivo como siempre, incluso ahora un poco más. Se comprende que el Gobierno y sus ministros están en funciones, y algo alicaídos ante lo complicado que lo tiene Rajoy para formar gobierno -aunque hacer predicciones sobre ello es hoy como jugar a la bolsa, una ruleta rusa-, pero dar por muerto al premiado es como matarle si no de obra,  de pensamiento y queda  mal, aunque a las horas se rectifique. Recuerdo un cuento de Tobías Wolff, un escritor de relatos, certero y  feroz en su estilo,   como un halcón cazando,  de aquellos que siguen  la máxima  de Chejov de que a un  cuento siempre le sobra  la primer parte, en el que un joven periodista metía la pata publicando la necrológica de un hombre todavía vivo, por lo que era despedido, pero luego se demostraba que el tipo había simulado su propia muerte para poder salir en el periódico. El hombre quería darse el gusto de acudir a su propio funeral y luego resucitar, como podría ufanarse Gabilondo.  A Wolff le interesa la mentira, casi todos sus cuentos juegan con ella: un niño, tras la muerte de su padre, se inventa terribles enfermedades en su familia, un hombre sin fortuna dice  saber dónde se encuentra una  mina de oro, o el falso obituario. Todas estas mentiras, en realidad,  son  una especie de salida, un intento de enmendar las cosas, una forma de hacer la justicia que la vida no nos ofrece. Son fantasías más que mentiras, aunque a sus autores les remuerda la conciencia.  Se trata de huir  de los hechos, lo que siempre es una tentación.  Hay otro cuento de Wolff que recuerdo ahora, en el que un perro ataca a un niño y eso desencadena una reacción en cadena que nadie controla. Nada es en vano, viene a decirnos, todo es una  trama que hay que saber ver y en eso andamos.
(Publicado Diario de Navarra 25 de enero)

lunes, enero 18, 2016

Finezza

Andreotti. Finezza.
En el templo de la palabra, se adora a la imagen, ha dicho un columnista refiriéndose al número de Podemos el primer día en el Congreso, en el que rompió las formas,  amamantó niños, y se dedicó a los gestos. Esto sí que es nueva política. Puesto que nadie hace caso a las palabras, los gestos. Por lo demás, en ningún sitio es más necesaria la cortesía y las buenas maneras que en este lugar donde han de chocar ideas distintas, contradictorias, proyectos que se han de mantener con firmeza y agresividad, pero con el orden estricto del reglamento para que se oiga, e incluso se entienda, lo que se dice. La política no deja de ser como la esgrima: si se  prescinde de las normas y el protocolo, se queda en una pelea a sablazos. Hasta en una declaración de guerra, decía Bismark, ha de hacerse con urbanidad. Algunos deberían ir acostumbrándose a esto, más que nada para no agotar a los no incondicionales,  que deben soportar las ocurrencias  de quienes no se resisten  a ser siempre protagonistas. Perder las buenas maneras  es además un mal negocio que termina pagándose.  En la política española, lo dijo Andreotti, manca finezza, falta finura. Lo vemos ahora en el PSOE. A saber cuál de sus almas triunfa, pero no cabe descartar algún tipo de acuerdo  con el PP, sea o no en el gobierno,  no en vano  podría condicionarle en cosas muy importantes, desde la reforma constitucional  a las políticas de austeridad, e incluso la continuidad de Rajoy. Esto no le vendría mal, desde luego mejor que volver  ya a las urnas para seguir cuesta abajo,  y sería algo muy apreciado por los ciudadanos que esperan una salida solvente a la situación, una mayoría centrada. Algo así, podría darle buenos réditos. No es tan difícil. Lo malo es que  tras su sobreactuación en la campaña, en la que Sánchez pintó al PP con rabo y cuernos, como el único corrupto,  y se mostró tan hiriente con  Rajoy, es difícil vender ahora a sus electores las bondades de  un acuerdo con el diablo. Lo dicho, manca finezza.
(Publicado Diario de Navarra 18 enero)

jueves, enero 14, 2016

Hemeroflexia: Lo que yo me figuraba

Hemeroflexia: Lo que yo me figuraba: EL lector habitual de esta página acaso haya observado que el epígrafe que la encabeza ha cambiado, como es costumbre a comienzo del año: h...

lunes, enero 11, 2016

Magos

Reinas magas. Valencia.
Puede que la situación política sea inquietante, que la formación de gobierno penda de un hilo, y que la recesión China venga a enfriar nuestras expectativas, pero nada nos ha ocupado tanto estos días como la guerra de las cabalgatas de reyes, que aquí se ha concretado en la discusión  de si Baltasar debe ser o no de color original, y  fuera de aquí ha tenido debates para todo los gustos. “Nunca te perdonaré, Carmena”, escribió Cayetana Álvarez de Toledo, una política muy fina del PP,  al ver la cara de estupor de su hija ante los vestidos de los magos en Madrid, una mezcla de Ágata Ruiz de la Prada y Miliki. En Valencia, el desfile de tres magas en carroza llevó las aguas hacia el debate de género, y en todas partes se produjo un choque entre los defensores de la tradición y los iconoclastas, que no se sabe si quieren ponerla al día o reírse de ella. Llama en todo caso la atención  que la costumbre de los reyes magos concite tantas pasiones, cuando se trata de  una tradición de otros tiempos, importado de relatos bíblicos y aún más remotos, una fiesta algo anacrónica, como todas las fiestas, que han perdido su antiguo sentido,  pero que en este caso todavía parece cumplir una función necesaria. Los reyes magos no son solo un acontecimiento religioso, sino un rasgo social, y eso es algo que  le pasa a la misma Navidad,  que siendo una celebración cristiana es  a  la vez un hecho cultural, un tiempo marcado en el calendario para parar y reunirse y abrigar buenos sentimientos. Por eso es tan iluso querer  ignorarla.  También celebramos el domingo, y eso no nos convierte en  creyentes. Puede que los reyes sean el vestigio de la idea infantil de unos padres que lo pueden todo, y una forma de transmitir  la idea de que el buen comportamiento tiene su recompensa, o incluso que nunca se obtiene  todo lo que se pide, un entrenamiento a la frustración.  Pero son también la prueba de que  todavía existe en el niño y en nosotros algo de pensamiento mágico. No en vano la idea de que se puede todo y sin coste, y que la cosas nos las traen unos tipos sonrientes  por arte de magia, es la que nos resulta políticamente irresistible.
(Publicado Diario Navara 11/I)

miércoles, enero 06, 2016

Knausgärd


En una especie de vorágine exhibicionista, el escritor noruego Karl Ove Knausgärd,  ha publicado 6 libros -he leído el primero, La muerte del padre- en los que cuenta su vida con un extraordinario realismo, sin ocultar nada, desvelando aquello que no debe ser dicho: lo que uno piensa en realidad de  gente cercana, por crudo que sea, las miserias diarias, la muerte de un padre devastado por el alcohol; todo ello junto  al relato de las menudencias cotidianas, lo banal, lo repetitivo, el chisporroteo de un huevo en la sartén. Un empeño para hacer volar por el aire cualquier ficción, que se empequeñece ante este propósito desaforado. Y es que existe una cierta sensación  de que la ficción ya no vale, que es una impostura, un artificio que muestra sus costuras, y que lo literario, hoy, debe arriesgarse a  incorporar la verdad de quien escribe, su libra de carne, que decía Lacan. Todo es materia literaria. La ficción se queda para el cine y las series, con las que no es posible competir, y la literatura huye y se refugia en los márgenes, se enreda con  aquello que no se puede contar.
Los seis tomos de Knausgärd completan una serie que bautizó con humor negro “Mi lucha”,   una auténtica vuelta  de tuerca al relato autobiográfico en el que el autor, ya que no en sutilezas de estilo –dice haber escrito 20 folios diarios durante años-, gana por la ambición de su escritura, por el empeño en desnudarse, por la decisión de abarcarlo todo. Su estilo es el hiperrealismo del detalle, la digresión y la asociación libre y esa escritura torrencial, ese empeño de inventariar los hechos, esa ambición de contarlo todo,  crean en el lector una  especie de atracción hipnótica, un estrecho contacto con una voz que  atrae y provoca rechazo  a la vez.
Puede que haya a quien repugne,  pero el éxito de Knausgärd ha sido grande en los países nórdicos, y no ha pasado desapercibido entre nosotros, por mucho que su familia cercana le haya retirado la palabra. Pero el arte, por lo visto,  debe estar por encima de eso. Sin embargo, es justamente el arte el que siempre ha ido por otro lado: no en mostrarlo todo, sino más bien en ocultar una buena parte, en trabajar con símbolos e indicios,   en velar las cosas, en sugerirlas, en dejar huecos. Solo así se suscitaba la atraccion de la obra. La transparencia no ha sido nunca lo bello.  Las cosas  no desaparecen en la oscuridad, sino en el exceso de iluminación, dice Braudillard.  No concluyen en la oscuridad y el silencio, se desvanecen en lo más visible que lo visible: la obscenidad. 

lunes, enero 04, 2016

Carta

Pedro Ituralde, premio Ppe. Viana 2007
Todo el  mundo se retrata en su carta a los reyes magos, donde confiesa lo que le hace ilusión y este gobierno, tan previsible,  ya se adelantó a escribir su carta a los reyes, más o menos magos, que remitió con tiempo y por mail a la zarzuela, para decir que su ilusión es que los reyes no vengan a entregar el premio Príncipe de Viana, lo que tiene mucho mérito, y es algo así como pedir carbón para el 6 de enero, porque si ahora nos pusiéramos a organizar un acto que proyectara a Navarra y la vinculase además con la cultura, sería difícil, no es por ahí por donde andamos más sobrados, y si además quisiéramos que a ese acto viniera alguien importante, y que no nos costara nada, no lo lograríamos, habría que ponerse a la cola y mover influencias,  pero este desplante no es una casualidad, parece que es cosa del pacto de gobierno, no es un desliz sino un gesto, una señal de lo que se quiere: que todo sea más de aquí, más propio, sin vínculos con España y menos con la monarquía, a la que con gestos así se logra mucha gente vuelva a mirar con simpatía. Tenemos un rey constitucional, lo que es algo mil veces mejor que una república bananera, no es en esto donde reside el meollo de un régimen democrático, y dejar de lado al jefe del estado no parece muy acorde con el sentir mayoritario, ni con la cortesía, algo que sirve para abrir puertas, como se sabe, y  cada vez se echa más en falta.  Por eso es una tontería decir que con el nuevo formato se pretende potenciar la obra de un creador, pues darle este premio va suponer para él mucho menos eco, y no es muy lógico que además se le quite la recompensa  en  metálico, que se sustituye por una difusión que no se sabe en qué consiste, cuando recibir algo dinero no está de más.  Ramón Andrés, el último premiado de una serie, por cierto, de gentes muy diversas y valiosas, de todos los colores,  un escritor  espléndido y minoritario, agradeció expresamente el dinero recibido que era, sencillamente,  la manera de seguir en lo suyo, escribir todos los días.  En el suburbio de la mente, dice un aforismo suyo,  la ideología.
(Publicado Diario Navarra 4/I)

lunes, diciembre 28, 2015

De pie

Louie C.K.

Salí a la calle de noche, después de la cena de Nochebuena, y el cielo, después de todo el día de niebla estaba rosáceo y con un velo blanquecino muy leve, como si tuviera vergüenza y en su resplandor  se recortaban las ramas de los árboles, negrísimas,  retorcidas, como si estuviera pintadas en tinta china, y como me dolían mucho los pies y tenía la cabeza cargada, me senté en un banco a observar el cielo, la gente que se apresuraba, y me quité el zapato que me apretaba, y entonces recordé que desde hace unos meses me duelen mucho los pies, siempre parecen protestar, enseguida duelen y se me agarrotan y laten a la noche como si fueran un corazón y pensé que los pies tiene una labor callada pero imprescindible, y que sostenerse con ellos y hacer que nos lleven de aquí para allá es un servicio portentoso,  y recordé un episodio de “Louie”, una serie que es necesario ver, mejor que nunca en navidades, para curarse un poco de tanta bolas de colores,  en el que sufre un terrible dolor de espalda que le tiene doblado y visita a un médico que vive en su mismo edificio que, tras echarle en cara que no venga con alguna dolencia más interesante, le dice que no se puede hacer nada, que su columna siempre le dolerá y, si algún rato no lo hace, puede considerarse afortunado porque, sencillamente, la columna  no está diseñada para la posición erecta, es antinatural, y sentado en el banco, pensé que a los pies le pasaba lo mismo, que no están pensados para que tengan que estar siempre soportando todo nuestro cuerpo en equilibrio;  el error humano fue ponerse pie hace miles de años, a partir de ahí todo cambió: avizoramos el horizonte, dejamos de andar a cuatro patas y las manos se liberaron para usar objetos y manejar enseguida armas, allí empezó todo a progresar y empeorar a la vez, hasta llegar hasta donde estamos, al borde de un  precipicio que hay que salvar,  así que me levanté del banco y me puse el zapato y fui andando despacio; un villancico salía de la ventana de un piso, la luces del árbol centellaban dentro, uno tras otro fui tras mis pies incansables, que parecen saber siempre a dónde me llevan.

(Publicado en Diario de Navarra 28/XII)

martes, diciembre 22, 2015

Miedo

Molenbeek. Gardien de la paix.
Se ha sabido que uno de los terroristas de los atentados de Paris, el hombre más buscado durante semanas, y que todavía sigue huído, Salah Abdeslan, fue localizada apenas dos días después de los atentados en el barrio de Molenbeek, en Bruselas, el refugio más lógico, según decían, no en vano Abdeslan era un chico del barrio, pero no fue detenido, pese  a tenerlo localizado, al no ser posible hacerlo de noche de acuerdo a la legislación belga. Mientras tanto, Bruselas  estaba en estado de alerta máxima, los colegios cerrados, las estaciones y calles vacías, y las instituciones europeas blindadas y  funcionando a medio gas. Los hoteles de Paris bajaron de precio y los vuelos a Bélgica se encontraban a precios de saldo. Hasta se llegó a suspender algún partido de futbol, algo que suena a sacrilegio.  Parece que Abdeslan no detonó en Paris su cinturón de explosivos, tal vez porque falló o se lo pensó mejor,  y que tras huir fue  parado en la frontera, aunque no se  le relacionó con los hechos. Después de esa noche en Molenbeek, mientras la policía esperaba el amanecer para entrar en la casa,   pudo escapar entre los clientes  de un burdel o dentro de un armario.  Ya se sabe que si de noche llaman al timbre en un  país democrático, se trata del lechero y en Bruselas se lo han debido tomar al pie dela letra. El resultado es esta mezcla de pánico, ruido mediático y episodio de la guerra de Gila, en el que el enemigo llama antes de atacar. Es como si todo se hubiera confabulado para desatar lo que es la auténtica epidemia de nuestra época: el miedo. El miedo es una forma de prudencia no pocas veces imprudente, ha escrito el gran Escohotado, que es un hombre que no lo padece. Todo nos produce miedo, y este nos paraliza. Miedo al calentamiento global,  miedo al futuro, a morir o a fracasar, y sobre todo miedo al miedo. No tengáis miedo,  era la frase evangélica que ya no tiene sentido, porque descreemos, y eso también tiene sus pegas. Nada que ver con el otro lado, los bárbaros que se lo creen todo a pies juntillas, para quienes estas sutilezas nocturnas y la historia del lechero que llama  a la puerta les hacen partirse de risa.
(Publicado Diario de Navarra 21/XII)

viernes, diciembre 18, 2015

Escalona


Pedro Escalona es un pintor de Málaga, con cara de apóstol, pelo y barba blanca, como un San Pedro, que expone estos días en la Galería Echauri de Pamplona sus cuadros nítidos y delicados de vegetales, vasijas, cuencos, bodegones, paños, botellas, unguentos, taleguillasy objetos varios, algunos de un pasado remoto. Un hombre sonriente, malagueño, que vive, según me cuenta, en Alhaurín el Grande, donde paró en su día Gerald Brenan, el inglés que escibió el Laberinto español, que hoy es más laberinto todavía. Charlando con él, le pregunto si se quedará unos días por aquí, y me dice, sonriendo, que vuelve enseguida a su casa, porque tiene que trabajar. Es un hombre maduro, que lleva muchos años en la brecha. Mientras hay esa pasión dentro, mientras uno quiere  hacer, es posible seguir, dice, y esas palabras, como las cosas que salen en sus cuadros, no precisan nada más. 
Veo esta pareja de cuencos sobre los dos planos, blanco y negro, y pienso en Malevich y en Sanchez Cotán, y en una pareja que sigue junta, al cabo del tiempo.

martes, diciembre 15, 2015

Decidir



Pasó por aquí Monedero, en la mitad de esta campaña desvaída, con esa estudiada pinta de personaje de doctor Zhivago,  y como parece ser inevitable habló del derecho a decidir, que debe ser, por lo visto,  lo que preocupa a toda esa marea de gente indignada, sin trabajo, o con empleo precario, a todos los  que demandan una nueva política: el derecho a decidir, el poder secesionarse del resto para crear un país para los de casa.  Seguramente pensó, con razón, que eso sería la debilidad de su filial aquí, inédita en cualquier cosa que nos sea dar coartada a estos dislates  y no poner pegas al  programa de este gobierno, mientras se va aclarando, y como si no tuviéramos suficiente ya con una  campaña donde no parece estar en juego el gobierno de la nación, sino la transitoria 4ª o quien es más navarro, abogó por este supuesto derecho a decidir, bello concepto que  sirve desde luego para el individuo, para quien la vida es ese brete de optar, algo que  solo es posible  en ocasiones, porque nadie puede decidir lo que piensa, ni sobre sus sentimientos, ni es posible decidir dejar cumplir un acuerdo, o no hacer  aquello a que  nos  comprometimos; siempre nuestra  decisión es limitada, supeditada a los otros,  al cómo y de qué manera y cuando se trata de colectivos y de pueblos, para qué hablar, entonces se trata ya de decisiones que  competen a muchos, que están sujetas a normas, y está claro que  una parte no pueden decidir por su cuenta y riesgo, en este caso separase de un estado, en ningún país es esto posible, salvo acuerdo de todos, no existe este derecho,  todo se vendría abajo, solo en aquellos lugares con minorías tiranizadas o coloniales podría plantearse, es raro que un  profesor de Ciencias Políticas  pueda ignorarlo, por mucho que haya decaído la  universidad. El derecho a decidir, en realidad, es lo que vamos hacer en unas días: votar  en unas elecciones libres, con opciones distintas, y luego que lo decidido por la mayoría se respete. Poca cosa, o mucha, según se mire, que se lo digan a los venezolanos hartos de ver cómo se arruina un país rico gracias  a políticas peregrinas, algo de lo que Monedero ha decidido no hablar.

 (Publicado Diario de Navarra 14/XII)

jueves, diciembre 10, 2015

Theroux

Merece la pena decir alguna cosa de este libro de viajes, levemente melancólico, del gran Theroux, el de "La costa de los mosquitos", "Las columnas de Hercules" etc. y de aquella biografía ácida sobre el premio Nobel  Naipaul, un ajuste de cuentas que nos recuerda que un buen escritor no tiene porqué ser una buena persona. Theroux, que ha sido un gran viajero y ha  tenido siempre predilección por Africa, en la que vivió y enseñó durante años, ha vuelto allí  por ultima vez (tiene más de 70 años), y se ha encontrado con un mundo desquiciado donde campan las ONG "porque  a los únicos que les interesa el bienestar de los africanos es a los extranjeros", lo que crea un círculo de depedencia, falta de iniciativa  y subdesarollo perpetuos, y donde las ciudades han crecido sin control y se han convertido en un compendio del horror. Eso es lo que se muestra en  especial en su retrato de Luanda, la capital de  Angola, un pais que ha vivido más de 30 años de guerra sin lograr inmutarnos, donde pelearon sudafricanos, angoleños de diversas facciones y cubanos, hasta dejar un pais esquilmado, desforestado, que acabó practicamente con la fauna y la vida salvaje y que ha encontado  a la postre la maldición de la riqueza en forma de petróleo (algo que nos recuerda a algún otro), lo que ha disparado la corupción, el lujo de las minorías y la violencia en el pais. Luanda, dice Theroux, es como la antesala del  infierno, un anticipo del mundo que nos espera.  Sin terminar el camino, cuenta el libro, el viajero desiste y vuelve a casa.

lunes, diciembre 07, 2015

Sincero

 


En el  Palacio de la Salina de Salamanca he visto una exposición de caricaturas de Unamuno, y cada una de ellas lleva un texto suyo, que corresponde al momento de la caricatura, como esta de Aristo Tellez que ilustra un artículo de El Sol, del año 31, cuando se estrenó la república, en el que Unamuno escribe:

"De todas las esclavitudes, la que mas temo es la que me esclavice a mi pasado y a las ideas que en un tiempo profesé. Como las recibí con sinceridad, quiero con sinceridad dejarlas cuando no respondan a a mi pensamiento.  No me resisto a las ideas nuevas, no defiendo tenazmante el concepto que de mí los demás se forjen, no quiero ser un hombre de convicciones, un hombre convicto,es decir, vencido. Me basta con ser un hombre sincero y a la sinceridad tiendo".

Dayan

Dayan, en la muga de Navarra.
Subimos al monte desde aquella Venta, y desde el principio nos siguió un perro lanudo, parecido a uno de esos border-collies blancos y negros que ahora se ven tanto, pero este tenía el pelo pelo rojizo y blanco,  y ya desde que nos miró con aire expectante, con la lengua fuera y se fue a husmear a la perrita que nos acompañaba, que para él parecía ser bien poca cosa, noté  que sus ojos parecían de perros distintos, porque uno era azul intenso, casi lila y el otro marrón apagado, y pensé que era tuerto, así que le llamé Dayan, en honor a Moshe Dayan, el general israelí  de la guerra de los seis días, el que aparece en las fotos con su parche en el ojo, sonriente, fumando en pipa, a veces junto a esa mujer con moño, Golda Meier, ambos con el halo de los pioneros del estado de Israel, del ideal sionista, con la mística de sus Kibutz y de una patria para los judíos perseguidos, que ya no es lo mismo, pues parece haber una ley  que hace que el tiempo degrade  los mejores impulsos del hombre.  El caso es que Dayan nos siguió un buen rato cuesta arriba, a lo que debía estar muy acostumbrado, era un perro libre y andarín, pero a la vez iba molestando todo el rato a nuestra perrita, que a veces se daba la vuelta y le soltaba un mordisco que Dayan esquivaba sin problemas, como aquel otro Dayan en el Sinaí, mientras nos vigilaba con uno de sus ojos impares, así que al final le dimos un grito para que parase, sin confiar en que sirviera para mucho, pero él entonces bajó la cabeza y se fue para abajo sin rechistar. Luego, en la Venta, mientras comíamos y el día  expiraba allí fuera, iluminando las hayas con su último suspiro, nos contaron que era un perro que desaparecía a menudo y llevaba su vida propia, lo que no dejó de suscitarnos cierta envidia, y cuando contamos cómo se había ido, la camarera se rió y nos dijo que este perro acompaña a la gente si ve buen rollo, pero si no, se va enseguida, lo que me hizo admirarlo más. Cuando salimos de comer hacía ya frío, como corresponde a diciembre, y Dayan miraba a nuestra perrita torciendo la cabeza y sin acercarse, como un pobre hombre enamorado.