lunes, julio 25, 2016

Comisión

Monumento a la batalla del Ebro. Tortosa.
Debido a que este país tiene pocos asuntos sobre la mesa, prosiguen los trabajos de diversas comisiones dedicadas a depurar de las calles nombres más o menos franquistas y juzgar monumentos, pero de todo se saca algo. En Madrid,  Carmena se arrepintió de su primera comisión presidida por la concejal Mayer, que generó bastantes protestas y nombró otra más ecuánime presidida por Paca Sauquillo, una política socialista de grato recuerdo, que ha entregado su primera propuesta para el cambio de 27 calles. Que esta comisión es mejor no solo lo demuestra los insultos que Mayer le ha dedicado, sino porque a la hora de renombrar las calles no ha dejado de hacerlo con cierto humor. En concreto a la calle de Millán Astray, propone rebautizarla como “calle de la inteligencia”, como réplica sin duda a ese ¡muera la inteligencia! que pronunció un desaforado Millán Astray ante Unamuno en Salamanca, al comienzo de la guerra civil. Además el pasaje del Genera Mola queda sustituido por general Espartero, así todo queda en la milicia, pero con diferencias. Quizás por contar con Trapiello en la comisión, aparecen muchos escritores: Max. Aub, Arturo Barea, y desde luego Chaves Nogales, ejemplo de un escritor de una tercera España no fratricida,  imposible en aquel momento y que no se cansa de reivindicar. Como Morla Lynch, amigo de Federico y  embajador de Chile que acogió  a muchos refugiados en el Madrid republicano, y fue crítico con ambos bandos. La comisión anterior quiso dejar sin calle   a Pla, a Mihura  o Dalí, lo que era una tontería, pero ahora las cosas se han hecho mejor.  Si esto sale adelante podremos pasear por la calle Besteiro, o Marcelino Camacho, y en vez de quedar en General Orgaz hacerlo en Fortunata y Jacinta. La memoria histórica depara sorpresas. En Tortosa han salvado por votación popular  un monolito   en mitad del río que conmemora la batalla del Ebro,  y el alcalde, de Convergencia,  ha explicado que solo pretenden mantener el recuerdo y reinterpretarlo, y que es otra forma de respetar la memoria y de ilustrarla,  algo a lo que ninguna comisión se hubiera atrevido. 
(Publicado 25/7/16)

lunes, julio 18, 2016

Lejos

Cabo San Vicente. Algarve.
Me fui hasta el fin del mundo, allí donde no hay ya sino mar, pero hasta  ese lugar, en esos días largos y plácidos en los que me creía  a salvo, llegaron los ecos de una fiesta que había dejado atrás, como siempre con una mezcla de melancolía y liberación,  y donde, según comprobé,  algunos ven la ocasión para la violación y el abuso y día a día, en lo que iba leyendo, era como si dos realidades se superpusieran: el discurso oficial, por una parte,  que condenaba sin paliativos las agresiones a mujeres indefensas, y el otro, el que circula a ras de tierra, insoslayable,  que hace tiempo hizo correr el mensaje de que en esta ciudad, durante unos días, no hay límites y puede uno desahogar sus peores instintos y emboscarse en la vorágine general, sin ley, y esta doble visión de las cosas, como estratos de un mismo paisaje,  coincidían al mismo tiempo, hasta el punto que  un mismo día, por la mañana, había una concentración de condena muy clara, un mensaje muy rotundo de basta ya, que me hizo recordar, por cierto, otros momentos en que parecía que sin fortuna se gritaba eso mismo, basta ya, algo que con el tiempo no fue en vano, pero por la tarde se presentaba una nueva denuncia, como si hubieran una legión de barbaros inmune a todo argumento, sorda y reincidente, y algo muy potente y perverso se hubiera colado en la fiesta, y todo eso no me dejaba en paz, me incomodaba como si con mi falta  las cosas  se hubieran  ido de la manos,  y  luego me iba tranquilizando de nuevo mientras veía deslizarse poco a poco el día hacia el fin: el cielo brumoso por el calor del día, la franja rojiza sobre el atlántico, y comenzaba ese viento que agita cada tarde los pinares del Algarve, esa tierra dulcísima, con olor a eucaliptus y a flores,  hasta que el nuevo día traía de nuevo un amanecer perfecto,   junto  la noticia de un canalla que se alegraba de la muerte de un torero en la plaza, o la de un camión que arrasaba  a la gente que disfrutaba de una fiesta haciendo una carnicería, las dos caras del mundo que se suceden: lo inhumano por un lado y  el denodado empeño   de belleza y vida en común que lo combate.
(Publicado Diario Navarra 18/7)

martes, julio 12, 2016

Víspera

El seis salió una día luminoso, y desde la mañana los contornos de los montes que rodean la ciudad se recortaron nítidos, como repasados a conciencia con una tijera contra el fondo rojizo del amanecer, y el sol lució enseguida a sus anchas, sin llegar a quemar, y poco después la noria comenzó a dar vueltas y  como atendiendo a una consigna, los acordeonistas de una canción, los vendedores de globos con su mercancía suspendida en el aire, los que acarreaban pañuelos, camisetas, fajas, botas de vino, gafas de sol, gorras y sombreros fueron tomando posiciones y enseguida, primero unos pocos, después más, la gente fue desfilando  a paso ligero, como si tuvieron un propósito común o fueran a tomar las plazas, engrosando una corriente  de color blanco impoluto urgida por la expectativa de la fiesta que no había comenzado y que llenaba el ambiente de una expectativa muy pura, como esa alegre espera que tiene algo que hemos anhelado mucho tiempo y que de pronto nos es concedido, porque a menudo ocurre que ese momento previo, esa víspera, es lo mejor, ya que después las cosas no suelen ser lo que esperábamos, o se esfuman enseguida sin darnos tiempo a saborearlas de verdad, y por eso resulta tan grato tener lo anhelado ahí, al alcance de la mano: el día por delante, el sonido de alguien que llama al timbre,   el paquete envuelto en papel de color  sobe la mesa, el cigarro sin encender,  la llamada que dejamos sonar unos segundos, compungidos; es mejor lo que antecede que lo que sucede, puede que el auténtico placer se tenga por anticipado, y tal vez por eso nos complace tanto la víspera:  ni siquiera  hace falta ponernos el pañuelo todavía,  ni deslizarnos por la pendiente, basta por con respirar  de mañana el aire purísimo de la ciudad que va a ser tomada, y conformarse con ese primer trasiego: el ir y venir de los que acarrean la mercancía con la esperanza de quedarse pronto sin nada, los muchachos que van por primera vez tomados de los hombros hacia el centro, pisando el suelo que todavía no está pringoso, con pasos apresurados, hacia lo desconocido.
(Publicado Diario Navarra 11/7)


lunes, julio 04, 2016

Viejos

La coalición Unidos Podemos (el nombre no debe tomarse al pie de la letra), a quien nunca agradeceremos lo suficiente haber vaciado de votos  a Bildu, que en estas dos ultima elecciones no ha llegado a un raquítico  10% en Navarra, ha quedado muy tocada por sus resultados en toda España, tras el fallido sorpasso y eso le ha sumido en la confusión. No se explican cómo la gente vota lo que vota pudiendo votarles a ellos, algo que debe ser incomprensible,  y hay explicaciones  para todos los gustos: el miedo, incluido a ellos mismos, como ha dicho Iglesias, su alianza con IU, el Brexit etc. Pero ha sido Monedero, quien suele encargase de las aportaciones de peso,  el que ha venido a decir  que el PP había ganado por culpa de los viejos. Según esto, los jóvenes, siempre en vanguardia, habría  votado lo correcto y los viejos se habrían aferrado a los viejos partidos y en especial al PP. Eso ha tenido su continuidad en las redes sociales, en la que es posible encontrar todo tipos de perlas: “los viejos jodiendo el futuro de los jóvenes” o “lo único positivo  es que dentro de poco habrán muerto todo los votantes del PP” o “tras la jubilación debería acabar el voto” decían los tuits más amables, o sencillamente:  “hay que matar los viejos”.  Enseguida he recordado una novela de Bioy Casares: “Diario de la guerra del cerdo”, en que dibuja un mundo extraño,  en el que crece el rencor y cunde el desprecio y la violencia hacia los viejos, que además se sienten culpables de serlo.  “La juventud está presa de desesperación”, explica un  personaje.  “El hombre viejo es el amo,  por simple matemática. La muerte ya no es a los 50 sino a los 80 y va para arriba, y son los mayores los que deciden los votos”.  Esto está escrito hace años. En la novela,  al final, se desata la guerra contra los molestos ancianos. “En esta guerra los chicos matan por odio al viejo que van a ser”, se duele lúcidamente un viejo en la novela. Ahí está el quid de la cuestión. La juventud, es sabido, es una enfermedad que se cura con el tiempo. Los jóvenes de hoy pensarán y votarán distinto mañana, es inevitable,  y no serán  comprendidos por los que vienen detrás.
(Publicado Diario Navarra 4/7)

jueves, junio 30, 2016

Il Tuffatore



Al comienzo de la  primavera visité a Paestum, cerca de Salerno, al sur de Italia, para ver los célebres templos griegos, donde ahora, según he visto, han florecido las rosas de Alejandría,  y donde se encuentra la  famosas pinturas de Il Tuffatore (el nadador, o el saltador),  casi la única pintura mural griega que se conserva de la época clásica, y que adorna una tumba fechada en torno al 480 a.c. Ese día no pude ver la pintura,  pero poco después me topé con el tuffatore en una exposición en Nápoles, y de alguna manera esa imagen sencilla y a la vez espléndida, que trata de una manera tan inusual y ligera la idea de la muerte, propensa siempre a elaboraciones tan fúnebres y dolientes, no se me ha ido de la cabeza. Il Tuffatore. No hay aquí la cruz terrible del cristianismo, los grandes monumentos funerarios, las pirámides ni los túmulos de mármol. Nada de esto. Es  otra cosa.
De vez en cuando esta imagen, perdida en el mundo de imágenes  y estímulos sin pausa en el que vivimos, me llena con su gracia y su fuerza poética, y tiene la capacidad de alegrarme, como si una brisa leve que viniera desde la antigua Grecia me otorgara de pronto algo de sabiduría y de consuelo. Sumérgete en ello sin cuidado, lánzate al tiempo y a las cosas, no temas,  parece decirme.
 Eso me ha hecho buscar. El sepulcro de Paestum, al parecer, fue descubierto en 1968 por el arqueólogo Mario Napoli, y sus pinturas murales, según explica, no son  algo nada común, pues no debe ser griega la costumbre de decorar con escenas el interior de las tumbas. Este  hombre joven lanzándose al agua se ha entendido siempre como el viaje al más allá,  una inmersión en el Hades, el paso de la vida a la muerte. No es raro que esta esta pintura atrajera enseguida a los  poetas. El italiano Montale le dedicó un  poema que el desaparecido Valente tradujo en 1975  tras visitar Paestum. Donde Montale titulaba solamente "Il Tuffatore", Valente lo hace como “Salto e inmersión” y dice:

El que se arroja al agua tomado al ralentí
diseña un arabesco filiforme
y en tal cifra quizá se identifica
su vida. Quien está en el trampolín
aún está muerto, muerto quien vuelve
a nado hasta la escalera tras el salto,
muerto quien lo fotografía, no nacido
quien celebra la empresa.
  
Puede que este juego tan liteario entre la vida y la muerte, el sueño y la vida, esté muy bien. Sin embargo resulta de pronto demasiado intelectual.  Como si degradara la elocuente simplicidad del salto al agua. Me pregunto por aquel que se enterró en Paestum y quiso poner sobre su tumba no un sesudo epitafio, sino esta imagen de un muchacho a punto de sumergirse en el agua y desaparecer.

martes, junio 28, 2016

Brexit


No hacía falta más que ver la pinta de Nigel Farage, líder del principal partido británico partidario del Brexit: sus trajes cruzados, su sonrisa de dentífrico,  esos carteles en los que aparecían largas filas de inmigrantes como una amenaza, para comprender lo profundamente reaccionario de la propuesta de salir de la UE -por mucho que ésta tampoco sea un dechado de virtudes-, un club en el que el Reino Unido estaba y no estaba a la vez, y al que siempre ponía pegas. ¿Irse los ingleses? decía el eurodiputado Sosa Wagner, harto de los caprichos británicos,  ¡no caerá esa breva! No solo bastaba ver a Farage o Boris Johnson, ex alcalde de Londres, alegando que la UE no tenía derecho a regular el tamaño de los plátanos, tan solo ver la lista de quienes apoyaban el Brexit nos daba también una idea del asunto: Le Pen, Putin, Donald Trump, aquellos que buscan una Europa más débil, con más rivalidad entre países, lo que ha sido la tónica y la ha ensangrentado durante siglos.  De poco han valido los argumentos económicos, la caída de la libra, el daño a la City, los perjuicios para los que viven de su pensión fuera de las Islas. Ni siquiera la muerte de la diputada Jo Cox, asesinada por un exaltado que gritó Britain first, y que conmovió al país, haciéndole ver los peligros de excitar los peores sentimientos, pudieron evitarlo. “Los pueblos obedecen mucho más a sus pasiones que a sus intereses”, advertía Freud,  y esto lo vuelve a demostrar. El referéndum ha sido un éxito y ahora se abre la veda: es posible que un país  se despeñe sin mayores problemas, o que  parte de una comunidad mayor decida algo que afecta al resto. Elegimos a los políticos para gobernar: para que resuelven y decidan, no para que nos dividan y confundan en una elección simplista. No se puede elegir pagar impuestos, o implantar la pena de muerte. No está claro que un referéndum sea algo democrático, pero siempre –esto vale para lo que se nos viene encima-  tiene trampa: si el resultado es la ruptura, es irreversible. Si gana la continuidad,   habrá sido un logro por sí mismo, y en poco tiempo volverá a plantearse.  
(Publicado Diario de Navarra 27/6)

martes, junio 21, 2016

Galgo

De pronto veo muchos galgos en Pamplona, tal vez sea una raza de perros que se están poniendo de moda, incluso más que esos teckel –los salchicha- tan simpáticos, y sin embargo fieros, a los que hay que llevar con mucha dignidad, o esos border-collies blancos y negros que, según he leído, son los perros más inteligentes, incluso más que muchos humanos, dicen, lo cual no me cuesta mucho creer, y mientras paseo antes de que llueva es cuando veo al galgo. Apenas hay gente esta tarde en la que debe jugar Osasuna o han prohibido salir, y mientras veo la estirada imagen de este perro que parece andar de puntillas, recuerdo el Quijote en la nueva versión de Trapiello, que nos habla de  ese “hidalgo de lanza ya olvidada, escudo antiguo, rocín flaco y galgo corredor” (ahora se entiende todo mucho mejor), y como hay poca gente, su dueño mira a los lados y suelta al galgo que sale corriendo; es una delicia ver su larga zancada, la forma en que hace eses y vuelve hacia su amo levantando la cabeza. Galgo corredor. Todavía hay señoritos en España cuya dedicación es ver correr a los galgos tras la liebre. Todavía cada año, tras la época de caza,  se abandonan galgos que deambulan luego flacos y tristes por las afueras de los pueblos de la Mancha. Pero aquí  los galgos viven  bien. En realidad los perros son unos privilegiados. Cuanto más desarrollada es una sociedad, mejor se trata los perro y gatos, y más sola está la gente, y es más difícil entenderse.  En la última película de Al Pacino, un hombre mayor sale de la cárcel y lleva una vida solitaria, incapaz de relacionarse con nadie,  y solo le preocupa su gata blanca de angora,  que se ha tragado una llave, a la que quiere salvar a toda costa. En otra peli de terror, esta semana, un tipo entra en una discoteca latina y mata a cincuenta personas, mientras consulta en el móvil los cometarios en directo de su hazaña. En la última, un sujeto solitario mata a una diputada inglesa que quería cambiar el mundo con una sonrisa. Sale el galgo corriendo como una flecha, y vuelve con  un palo en la boca hasta su amo que le habla, y le compensa con una caricia.
(Publicado Diario de Navarra 20-6)

lunes, junio 20, 2016

Mui

No hace mucho que Roger Alvarez pasó por Pamplona para ofrecernos su "Pequeña suite emocional", entre cuyas canciones se  encontraba esta de Mui, que ahora ha obtenido una versión para coro que Roger perseguía desde hace tiempo. La verdad es que la historia de esta mujer vietnamita que vende bocadillos y rollitos en la Gran Vía es magnífica, como un viñeta a la vez amable y conmovedora del mundo que hemos hecho. Al poco de colgar su Mui, versión coral, en la web, Roger tuvo un mensaje de un hijo de Mui que le daba la gracias en su nombre y en el de su madre y le invitaba a un café. Como si fuera una nueva  estrofa para la canción.


lunes, junio 13, 2016

Amable


Pamplona es ahora una ciudad más amable, ha dicho el alcalde Asirón al hacer balance de su primer año,  poniendo una cara de extrema amabilidad, queriendo demostrar que desde que llegó al Ayuntamiento con el amable apoyo de Bildu y otros más, que le dejaron amablemente pasar primero, es como si hubiera vuelto a amanecer. Tanto empeño en mostrarse amable quizás hace sospechar,  en el fondo,  un gran cabreo.  Pamplona nunca ha sido una ciudad amable y sigue sin serlo; mantiene ese tono un poco distante y hosco ante el visitante, un trato seco  en los bares o las tiendas. Siempre ha sido así: un poco altiva, bastante  Mordor.  La ciudad no es ni mucho menos  fácil, es complicado integrarse,  trabar relaciones, hay que tener credenciales, saber si a uno le gusta la Dolorosa o la txalaparta.   Pamplona es ahora del otro lado que antes, podemos decir, más acorde con los partidos que la gobiernan, más nacionalista, pero eso no la hace más amable, sino  más densa, más llena de códigos y barreras  que hay que conocer para no meter la pata.  Bienvenidos, como decía el anuncio de Ikea,  a la república independiente de mi casa.  No creo  que el cuadripartito haya hecho de pronto una ciudad más amable.  Ni más social o participativa. Confunde la ingrata realidad con las mejores intenciones. Además, lanzar alabanzas hacia uno mismo no tiene mucho sentido. En realidad no sé muy bien que es lo que  ha hecho en todo este año,  sea amable o incómodo.   No se me ocurre algún logro potente, un proyecto, algo que marque la diferencia, un lugar que irradie algo distinto y que atraiga, salvo las obsesiones y los debates de siempre, tan poco amables. Son los que mandan, como de costumbre, los que parecen encantados de haberse conocido. Si alguien hace una cacicada, eso sí, se trata de error ante el que hay que callarse.   Hacia dónde va la ciudad, que se persigue, no se sabe. Puede que la metáfora de este primer año sea  esa letrina de tablas junto al tenis, que parece una obra de  arte  conceptual. Mucho sacar pecho, pero  a la hora de la verdad, bien poca cosa. 
(Publicado 13 junio Diario de Navarra)

lunes, junio 06, 2016

Aniversarios

Ian Mc Kellen y A.Hopkins "The dresser".
Dicen que Shakespeare y Cervantes –es este año de aniversarios-, murieron el mismo día y esto es como un guiño del azar que emparenta a dos genios, una coincidencia que nos gusta como si significase algo, pero en realidad para Cervantes se toma la fecha del calendario gregoriano, que había adoptado el papa Gregorio para corregir los desfases de los  años bisiestos, mientas que en  Inglaterra, tan antipapista, se mantenía entonces el más antiguo de Juliano,  lo que colocaría su muerte unos días después.  Dicen que Shakespeare murió tras una noche de farra en compañía de Johnson y de un colega al salir del teatro. Todavía nos sobrecoge ese mundo trágico   de Shakespeare, con sus traiciones, adulterios, incestos, duelos, ruido, furia y ríos de sangre y es difícil imaginarlo empinando el codo en una taberna hasta caer rendido, pero la vida tiende a ser así de prosaica y hasta los mitos fueron un día de carne y hueso. Anthony Hopkins hizo hace poco una versión de “La sombra del actor” donde encarna a  un viejo cómico, ya para el arrastre,  que ha dedicado su vida a Shakespeare, y que antes de salir a escena para encarnar a un gran  Lear  no sabe ni que obra toca y suplica que le digan la primer frase.  “Si podemos decir lo mal que estamos, es que no estamos tan mal”, se dice en Lear, por cierto. Por su parte Cervantes debió atisbar su final y otorgó testamento poco antes de morir. Antes  nos dejó también una página de despedida en su prólogo a su Persiles,  en el que dice que lleva la vida sobre el deseo que tengo de vivir tan solo, como si eso fuera suficiente. El no acabó en las tabernas sino  en su cama, molido como su personaje, resignado a partir de una vez. Es un viejo manco que no sospecha lo que ha creado.  Jordi Gracia, que ha escrito una  nueva biografía, la ha titulado “Cervantes: la conquista de la ironía”. Puede que sepamos poco  de ambos hombres, pero conocer a alguien no es tanto seguir sus peripecias  o encontrar sus huesos, como leerlos, pues al escribir es  cuando  ellos aparecen ante nosotros.

(Publicado Diario de Navarra 6/6)

lunes, mayo 30, 2016

Peatón


El peatón –no descubro nada-, siempre tiene las de perder. No me refiero al coche, ese viejo enemigo con el que no hay caso, sino a la bici que a diferencia de aquel, le disputa las aceras. Hasta ahora el ciclista tenía muy buena prensa: personas concienciadas dispuestas a salvar el planeta etc.,   pero esto se va acabando. Hace días en Pamplona uno atropelló a una anciana y huyó. Una oveja negra, se dirá. El caso es que voy por la acera hacia el trabajo y de pronto oigo un zumbido por detrás que me paraliza. Si doy un bandazo me la juego, pienso, y enseguida me desborda una bici de montaña que tiene las de ganar. Hace poco recibí un golpe de alguien que alegó haber tocado el timbre, pero como yo iba con  auriculares oyendo a Yehudi Menuhin, creo, no lo oí. Me miró con reproche, como si fuera un estorbo.  No lejos de allí hay un carril bici, pero nadie lo usa, las camionetas de reparto aparcan en él, el camino da un rodeo excesivo, no sirve.  Habría que llevar a los ciclistas a la  calzada y regular los coches. Creo que el ayuntamiento está en ello, pero no me fío. Demasiado trabajo para unos concejales que todavía no se han hecho al puesto y deben escribir cien veces, como castigo: no adjudicaré  contrato a un familiar y me haré el sueco. No diré que cuando hago una pifia y se me critica es una conspiración contra el cambio. etc. Ir andando de aquí para allá es una manera de estar en el mundo, una renuncia a la  velocidad. Es evidente –escribió Unamuno, otro andarín- que los placeres más exquisitos son los más baratos. Ir en bici está bien, sobre todo sin cuestas, pero mejor ser peatón. Es la auténtica libertad. Ningún avance para la humanidad se ha hecho sobre dos ruedas. A Newton le bastó estar tumbado bajo un manzano para sacar conclusiones. Kant construyó su imponente sistema filosófico yendo y viniendo de su casa a la facultad a pie. A Gaudí le atropelló un carro, o una moto, cruzando la calle, ensimismado. A Nietzsche, ya muy carcomido por su propio delirio, se lo llevó por delante un caballo. Con el tiempo andar es una forma de meditar, y eso hay que ganarlo a pulso.
(Publicado Diario de Navarra 30/V)

martes, mayo 24, 2016

Cuéntame



Desde que se supo que la pareja protagonista de “Cuéntame”, Imanol y Ana, que llevan  años representando a los Alcántara,  un matrimonio de clase media que se esfuerza por sacar adelante su familia en un barrio modesto de Madrid -una historia de amor y a la vez un retrato social-,  habían sido acusados en el mundo real de evadir dinero para no pagar impuestos, la audiencia de la serie aumentó. Puede que mucho espectadores se sintieran defraudados, porque tendemos a identificar el personaje con quien lo encarna, lo que en este caso parecía estar buscado, y que  fuera una traición al mensaje de la serie, pero esta ganó de pronto más interés y  el morbo aumentó  todavía más en  el último capítulo, el jueves pasado, en el que asistimos a  un asunto de blanqueo de dinero por parte de un pérfido  aristócrata que recibió su merecido. En este caso cualquier parecido con la realidad no era mera coincidencia. Cuando este capítulo se grabó,  nadie  sospechaba que el fiscal iba a terminar acusando a los Alcántara de delito fiscal. No es raro que con tanto sobresalto la audiencia aumente, pues nada atrapa más que las peripecias de los famosos, en los que podemos ver el triunfo y la caída, envidiarlos y denostarlos al mismo tiempo. Son estos avatares de la suerte y sus protagonistas lo que más nos interesan: capítulos de una novela  con gente fina y de relumbrón intentado salir airosa,  mientras  Hacienda –que lejos queda el caso de Lola Flores-, aprovecha para decir que se trata de un mal ejemplo, y que “Cuéntame” no debe contar nada más.  Recuerdo que el joven Nietzsche se preguntaba  cómo había surgido en la antigua Grecia la creencia en toda esa variopinta  legión de dioses del Olimpo, enredados en disputas y devaneos continuos, pero siempre lejos del alcance de los mortales, y concluía  que habían  sido  creados por la mente de los hombres, para compensar una vida gris, llena de frustraciones y carencias.  Serían como el reverso de la realidad, las luces de colores brillando en la noche, algo en lo que verse reflejados y obtener a su  costa, y por un momento, un vago consuelo. 
(Publicado Diario Navarra 23-5)

lunes, mayo 16, 2016

Tribu

Ana Gabriel. Dirigente CUP.
La Generalitat catalana ha sido condenada a pagar 300.000 € a unos padres a los que se les retiró la custodia de sus hijos de corta edad, al quedar justificado que no hubo malos tratos por su parte y que se les  privó de ellos sin razón. El primer hijo estuvo más dos años bajo la tutela de la Generalitat y el segundo un año y medio. La custodia de éste se les retiró a los padres, por cautela, al día siguiente de su nacimiento. La madre no pudo  amamantar a su niño ni estar con él y ha declarado que fueron años horribles, en los que perdió el contacto y el vínculo con ellos, algo que nada le podrá compensar. Save de Children, una  organización que pelea en todo el mundo a favor de la infancia, ha dicho que  “la última opción debe ser la separación de la familia” y que tendría que haber una  reparación por los daños psicológicos que sufren estos  niños lejos de su padres. Todo esto en la misma semana en que las declaraciones de Ana Gabriel, dirigente de la CUP,  encontraran  gran eco al proponer que sería bueno separar a los hijos de sus familias y buscar otras fórmulas, de tal forma que los niños pasaran a ser hijos de la tribu. Tener hijos propios le parece algo muy conservador.  Es cierto que los modelos de familia en la actualidad han cambiado mucho, y parecen estar en proceso de reinvención.  Hoy tenemos familia monoparentales, de varios padres, o con hijos engendrados artificialmente. La familia, se ha dicho, está en cierto desorden.  No es tan firme como antes.  Pero todas estas fórmulas, en realidad, lo que manifiestan es que esta vieja institución sigue siendo necesaria y deseada.  La familia tiene una gran demanda. La lucha de los homosexuales por casarse y adoptar, el tesón de tantas parejas por adoptar o engendrar por encargo,  lo demuestran.  La familia sigue siendo el lugar  que nos hace, lo que nos construye  como sujetos. Su fracaso es el éxito de la angustia y el descarrío. Dictar la vuelta a la tribu no deja de ser una torpe ocurrencia o un delirio.  Entregar los hijos, como en Esparta. Todo, al parecer,  antes de ser tenido por conservador.
(Publicado Diario de Navarra 16/5)

lunes, mayo 09, 2016

Ficciones


Con gran consternación se han recibido esta semana  las declaraciones de X candidato emergente, de que es una mala señal, sin duda, que su formación, que apenas  se ha estrenado en la política nacional hace unos meses, tenga ya asuntos que no huelen nada bien en varios sitios: “Si nosotros que llevamos tan poco tiempo, ya estamos en estas, creo  que es para hacérselo mirar”, dijo a la salida de una tensa reunión con cara de circunstancias. Sus declaraciones tuvieron cumplida réplica por parte de los dos grandes partidos, quienes han matizado que los presuntos corruptos tiene un  largo historial y la mayoría han pasado antes por sus propios partidos, donde pudieron aprender esas prácticas.  “Entiendo la preocupación de X, pero no caben comparaciones. Nosotros tenemos una trayectoria lamentablemente superior en este punto, donde va a parar”, declaró con firmeza Y, rodeado de sus barones. Esta confesión encontró enseguida respuesta  del líder del otro gran partido. “Haría bien el señor Y en no ser tan rotundo cuando por nuestra parte, durante mucho tiempo, no hemos sabido sino ver la paja en  el ojo ajeno y no la viga en el propio. Es mi propia corrupción la que me preocupa y la que no soy capaz de  eliminar. No me valen las comparaciones con los demás. Es a mí a quien debo exigir más. Siempre hemos ido de puros y dando lecciones, cuando teníamos el muerto debajo de la mesa”.  Este nuevo rifi rafe ha cogido a los electores por sorpresa, confusos ante esta campaña de ataques mutuos que se ha deslizado peligrosamente hacia el “y yo más”, donde todo el mundo quiere aparecer compungido y quitarse la máscara. “Llevo tiempo diciendo una cosa y haciendo otra y soy una veleta, solo necesito sus votos para hacer luego lo que quiera”,  se ha visto obligado a decir Z, en una masiva rueda de prensa en que la que ha renunciado a entrar en cualquier gobierno durante un plazo de 15 años. “Necesito ese tiempo para curar mi orgullo”, ha dicho, a punto de llorar. Nadie sabe cómo responderá  el público  tras esta apasionante semana. 
(Publicado Diario Navarra 9/V)

lunes, mayo 02, 2016

Change

Gorka Maneiro.
El partido UPyD, reducido a su mínima expresión después de que el electorado le diera  olímpicamente la espalda, seguramente con toda injusticia, ha presentado una acción en change.org para que los diputados de esta breve y confusa legislatura devuelvan lo cobrado como castigo ante su fracaso para formar gobierno. Sería como un despido con colleja. Los últimos días de este parlamento  han sido carnavalescos. Vimos a un actor disfrazado de Cervantes, en el magro evento que lo conmemoraba, afeando a los  diputados su falta de acuerdo, cuando él, según dijo,  había escrito el Quijote en dos mañanas. A todos parecía hacerles mucha gracia.  En realidad en dos mañanas no es posible ni leerlo.  Fueron  muchas más -en el fondo toda la vida-  lo que costó escribir un libro así, donde no se dice que todo se consiga rápido y sin esfuerzo, sino al revés. Casi nadie  es capaz de decir hoy quien reinaba cuando se escribió el Quijote, pero todo el mundo entiende lo que es algo quijotesco. El último día de curso los diputados se despidieron y los de Podemos se quedaron en grupo dando palmas y gritando “sí se puede”. A esta gente hay que entenderle siempre al revés: lo único cierto de es que no se ha podido.  Más que devolver el sueldo, los 350 diputados cesante no deberían seguir cobrando, como he leído,  sin tener además que  devolver sus iPad. En la vida real, cuando despiden a alguien, lo primero se  le confisca el ordenador, pero aquí parece que es al contrario. No sabemos qué ocurrirá ahora, pero a Sánchez ya se le han caído dos de la lista y Podemos se prepara  para liderar la izquierda, que era su plan. UPyD era una izquierda nueva, regeneracionista,  y tenía claro que el nacionalismo es algo reaccionario. Fue el partido más  beligerante contra la corrupción y el primero que amenazó el bipartidismo. Hacía y decía lo mismo en todas partes, sin disimulos. Luego las personas, como sucede siempre, la fueron cagando. Puede que UPyD incomodara, como incomoda alguien que saca buenas notas o nos da siempre lecciones. Eso no se perdona. Ahora se les mira por encima del hombro.  Devolver lo cobrado. Eso sería el fin del mundo.
(Publicado Diario de Navarra 2 mayo)

lunes, abril 25, 2016

The Queen

La cotizada fotógrafa Anne Leibovitz ha hecho una foto del noventa cumpleaños de la reina de Inglaterra, en el que aparece rodeada por 7 de sus nietos y bisnietos en un salón de palacio, como si quisiera dejara claro que la dinastía de los Windsor va para largo, y que tiene el aire de un cuadro de un pintor de cámara. La reina Isabel lo es desde hace más de 60 años, y ya salió  al balcón junto a Churchill a celebrar la victoria en la 2ª guerra mundial, lo que  la coloca en una especie de olimpo de otros tiempos. A ella y a su familia se la ha tildado de todo: de ser nazi, pues su estirpe viene de los Hannover alemanes, avara, fría y calculadora, cuando no corrompida y haber odiado a Lady Di, incluso de ser en realidad un reptil humanoide, y pertenecer a la secta reptiliana, una trama dedicada a  dominar al mundo con malas artes, lo que explicaría su extraordinaria longevidad en el poder. Para ello se han fijado en los pliegues y arrugas de su cuello, una prueba de que la reina sería en realidad una lagartija disfrazada.  La  misma Helen Mirren, la actriz que la interpretó, bordando el papel, declaró que la familia real era en realidad extraterrestre -se supone que fue una metáfora- y que habitan en un mundo más allá de nuestra comprensión. En aquella película  vimos como el personaje de Tony Blair vacilaba ante la reina, a  la que tenía a su merced, paralizado por su edípica admiración ante una mujer que representa,  sin duda,  a una madre distante y difícil de complacer, algo que debe funcionar con la mayoría de sus súbditos. Si hay que destronar a alguien, a fin de cuentas, es al padre.  Las celebraciones de la onomástica durarán  tres meses, e incluyen ampliar horarios en los pubs,  paseos por palacio y una cena con Obama, además de recibir a líderes de los países de  la Commonwealth, desde la India a Canadá, en cuya monedas está todavía la efigie de esta mujer adicta a los trajes anticuados, los sombreros maceta y los bolsos como el que sostiene en la foto una niñita rubia con mucha gracia -una menina-,  a quien la reina mira de reojo, como si quisiera volver  a empezar.
(Publicado Diario de Navarra 25 abril)

lunes, abril 18, 2016

Costumbres

Ciudad de Panamá
Solo después de dudar tres veces, como san Pedro, el ministro Soria admitió su relación como una sociedad off shore y dimitió de todos sus cargos, tras una torpe sucesión de evasivas y excusas que no llevaban a ninguna parte. Todo lo que ha venido de Panamá ha sido muy desalentador. Es como si asistiéramos a la prueba de la deserción de las élites: artistas, políticos empresarios, tenían su chiringuito fuera, mientas predicaban patriotismo, solidaridad y regeneración dentro. Esto da mucha rabia, pero sobre todo supone un efecto terrible. Toda esa gente influyente son modelos sociales, y como dice el filósofo Javier Gomá, fuente de moralidad: su ejemplo y comportamiento genera un clima moral, una manera de actuar por imitación o desquite: si ellos no pagan, cuando tienen tanto, no voy a ser yo tan pringao de hacerlo. Si todos lo hacen, tengo ya la coartada. Así se crea un clima moral en el país, un comportamiento colectivo que nos emponzoña. El problema no es  tanto cambiar las leyes, cumplir el déficit o formar  gobierno,  sino que cambien los modelos, que haya más gente significativa con un comportamiento ejemplar y un buen hacer y que arraigue en  nuestra costumbres el prestigio de ser decente, no el gran crédito que tiene la picaresca y el escaqueo. España, ha escrito Gomá, atraviesa las dificultades de una democracia sin buenas costumbres: no pudo heredarlas de la dictadura, y no ha sabido inventarlas en estos 40 años.  Aquí todo el mundo predica y proclama grandes principios, pero en cuanto tiene ocasión hace lo contrario cuando nadie le ve, y ejemplos de eso tenemos cada día. Todas las excusas de los implicados en esta trama, por ejemplo, han sonado a hueco, a echar balones fuera, a ponerse de perfil.  Lo que nos está causando más daño que esa sensación dominante de que entre el dicho y el hecho hay un abismo, y que se presume de lo que más se carece. Nadie, nunca mejor dicho, tiene las “manos limpias”. Nada más eficaz para exigir decencia que practicarla.
(Publicado Diario Navarra 18-IV)

jueves, abril 14, 2016

Dublineses

Cada una de las noches que he pasado en Dublín, en el Harding hotel: un establecimiento antiguo, solvente, con moqueta mullida y habitaciones abuhardilladas, en las que uno puede prepararse un té e incluso plancharse una camisa, he oído las campanas despertándome cada hora, como si todavía en la católica Irlanda tuviera que quedar claro que la Iglesia debe estar a todas horas repicando, y así yo, desvelado, abría los ojos y escuchaba atentamente, pero solo oía el grito de una gaviota que venía desde el río Liffey, y si alzaba la cabeza por la claraboya podía ver entre la bruma nocturna y el tenue resplandor rosáceo de las farolas,  las torres imponentes de Christ Chucrh,  de dónde provenía el insistente repicar; las tres campanadas como disparos espaciados de  las tres de la mañana, la hora peor, pensaba, porque ya es muy tarde y a la vez demasiado pronto para salir de  la cama y entonces, por unos instantes, me acometía esa inquietud  que a veces nos ataca cuando estamos lejos de casa y es de noche y el mundo parece latir allí fuera, amenazante. Entonces, después de ir al baño y observar el hilo amarillo, abstraído, volvía a la cama y encendía la luz y tomaba el libro para ver si leyendo un rato  me volvía el sueño. Había comprado un ejemplar de Dublineses para regalarle a mi hijo, pero todavía lo tenía celosamente conmigo y así volvía  a leer esas viejas historias de Dublín, en las que también parecen escucharse  las campanas cada hora, no en vano el catolicismo, tal vez junto a  la cerveza y el pastel de riñones, es de lo que está lleno este libro espléndido. Hemos abandonado el catolicismo, pero no sus categorías, recuerdo que escribió  Joyce, y eso es una gran verdad que nos explica todavía. Ahora, en esta nueva lectura nocturna, volví a comprobar la maestría con la que Joyce tiñe sus cuentos de una finísima ironía, la forma en que el auténtico argumento de un relato transcurre por debajo de lo que está contando, los certeros detalles con los que describe una escena o define en media línea un  personaje; la extraordinaria expresividad de sus metáforas y comparaciones, que parecen salir del texto hacia los aires como una jabalina: aquella mujer que posando en el helado círculo de sus dotes, aguardaba a que algún pretendiente se atreviera a ofrecerle una vida mejor; aquel hombre cuya conversación, que era muy seria, transcurría a intervalos por su enorme barba marrón; aquel muchacho que observaba a un chica cuya ropa se movía al compás de su cuerpo y oscilaba la cinta con la que se sujetaba el pelo; aquellas calles pobladas con las chillonas letanías de los dependientes que guardaban los barriles con orejas de cerdo, la cantinela nasal de los cantantes callejeros dispuestos a emprender una balada sobre las desdichas de nuestra tierra natal; aquella sensación del muchacho enamorado de que su cuerpo era un arpa en las que los gestos y palabras de ella eran los dedos que recorrían las cuerdas; aquel hombre que vivía a cierta distancia de su cuerpo, viendo sus propios actos con una mirada de soslayo; la sensación del narrador al oír cantar a Julia en la reunión que se describe en Los muertos -el relato con el que Huston hizo su última y bella película-, de que seguir aquella voz sin mirar el rostro de la cantante era  como sentir y compartir la excitación de un vuelo seguro, y luego, el final de ese mismo relato, cuando solo en la habitación Gabriel observa la nieve que cae, y se dice que su alma se desvaneció lentamente al escuchar  en la noche el dulce descenso de la nieve a través del universo, su dulce caída como el descenso de la última postrimería , sobre todo los vivos y muertos, y con ese pequeña eclosión de sentimientos, sumamente evocadora y contenida,  pude  volver   a dormir y caí en un sueño profundo, como el de un niño saciado, y así las campanas, en segundo plano, siguieron sonando sin que yo las oyese.

martes, abril 12, 2016

Camilleri

He leído a Camilleri mientras viajaba por el sur de Italia, lo cual era como llevar una guía de viaje, porque uno se encuentra a los tipos que retrata por todas partes, pero no una de sus novelas de Montalbano, que le han hecho tan popular, sino “El caso Santamaría”, que es su último trabajo y que va de una enredo político en que se ve envuelto un funcionario formal y metódico, de probada honestidad, que ha de inspeccionar un banco en que confluyen interés muy turbios,  pero sobre todo es una historia  de lo que una mujer bella y joven puede hacer en un hombre maduro, es decir, hacerle perder la cabeza. La novela es breve, precisa, exacta. Funciona como un reloj suizo.  Camilleri tiene 91 años pero se conserva lúcido y tiene un extraordinario oficio. Es una prueba de que escribir es una carrera de fondo. Él lo hace todos los días durante tres horas, a duras penas, porque casi ha perdido la vista, pero no la curiosidad ni el afán de entender, algo que debería ser contagioso.  Siempre ha vivido en Roma, aunque vuelve  a Sicilia cada año y comenzó a escribir tarde, después de jubilarse de la RAI. Es uno de los creadores  de la novela negra del sur, junto con Vázquez Montalbán y el griego Márkaris, un contrapeso a la novela negra del norte, que produce mucho más frío. Una vida tan larga da para mucho. Cuenta que fue arrastrado al fascismo en los año 30, como tantos jóvenes, pero se desengañó pronto. Fue luego comunista durante años, como tantos intelectuales, de aquel  PCI que era el más importante de toda Europa, y que buscaba un compromiso con la Democracia Cristiana, una alianza entre las dos grandes corrientes políticas del  siglo,  que no fue posible. “Mis ideas políticas no son realizables, porque han fracasado en todas partes, como  es evidente” reconoce ahora,  al final de su vida, lo que no es usual. Sin embargo, echa en falta una izquierda nueva. En las fotos, Camilleri tiene cara aplanada como la de un pescado o una  máscara griega y sonríe satisfecho con el cigarro en la mano, como si fuera pronto para dejarlo. Un hombre formal y metódico, de izquierdas, casado hace muchos años, que no ha perdido la cabeza.
(Publicado Diario Navrra 11/4)

lunes, abril 04, 2016

Montecassino

Durante este viaje a Italia subimos un día a Montecassino, donde Benito de Nursia fundó el primer monasterio benedictino en el siglo VI, un edificio que  resistió desde entonces a duras penas terremotos, incendios y guerras de todo signo, y que fue al final destruido en 1944, durante la segunda guerra mundial. En ese año, el ejército aliado desembarcó en Salerno y fue subiendo la bota italiana camino de Roma, hasta que se topó en Cassino con la cerrada defensa alemana, enzarzándose  en un denodado combate que duró muchos días y causó una enorme sangría.  Los alemanes, que se apostaban en el monte, disparaban contra las tropas del general Clark que veían el monasterio ahí arriba, inexpugnable. Al final, fueron los sufridos polacos quienes se hicieron con la montaña, aunque la mayoría quedó en un gran cementerio que se ve en una ladera.  Días antes, tras muchas dudas,  los aliados habían bombardeado la abadía, que terminó convertida en escombros, advirtiendo a la población mediante un pasquín de que no tenían más remedio.  Por suerte el comandante alemán, en un rapto de lucidez, había evacuado antes a Roma todos los tesoros de su biblioteca, en cuyo scriptorium se habían copiado las obras de la antigüedad clásica y estudiado Tomás de Aquino. Durante la visita, alguien me dijo que hoy no podría pasar algo igual, pero basta mirar alrededor para comprobar que no es así. La guerra de Siria, la huida de miles de refugiados, el furor de acabar con las viejas piedras, no son sino más de lo mismo: la pulsión de muerte que se abre paso, y ciega a los seguidores de cualquier causa. Sin embargo este lugar contiene también una  esperanza. Poco tiempo después, la abadía fue levantada de nuevo,  como  una réplica exacta de la anterior y los códices e incunables volvieron a su sitio.  Libros miniados,  dibujos renacentistas, obras de poetas latinos y filósofos griegos, partituras medievales; todo lo que la persistente  cultura  ha ideado para tratar de eludir la barbarie  está de nuevo allí, como si fuera una victoria de la luz sobre la sombra.
(Publicado Diario de Navarra 4 abril 2014)