Un tanto desvaído por la competencia del calor y las fiestas de los pueblos, el cuadripartito ha hecho balance tras un año de gobierno, con la inevitable autocomplacencia de estas ocasiones, felicitándose por la labor realizada y haciendo votos por seguir muchos años en el cargo. El consejero Laparra, por ejemplo, ha dicho doctoralmente que prevé una hegemonía progresista para los próximo 30-40 años, así que si no queremos pasar por reaccionarios tendremos que aguantarnos. En realidad este año ha sido bastante irrelevante. Los impuestos han subido y en las fiestas la gente participa más que nunca, no se sabe si para celebrarlo o para olvidar. Por lo demás, lo de siempre. Aquí toda política tiende siempre a acentuar lo colectivo, lo propio, aquello que tiene que ver con la tradición y la historia, y esto vale para todos, a derecha e izquierda. Nadie discute nuestras peculiaridades, nadie se atreve a reformar la Administración ni la partida de subvenciones, aunque cambien los destinatarios. Si antes teníamos una política donde el sujeto era Navarra, ahora tenemos otra que tiende a un sujeto colectivo distinto, un programa máximo que lo impregna todo, como si tuviéramos que encontrar una esencia perdida y a eso dedicáramos el tiempo. Yo no sé muy bien hacia dónde irá este gobierno, oigo que insiste que quiere gobernar para todos, como si en realidad supiese que esa es su piedra en el zapato. Me fastidia que se pierda tanto tiempo para que algunos caigan en cuenta de obviedades. Por ejemplo, que todavía haya quien proponga una banca pública, después del resultado que ha dado mezclar la política con el dinero. Por lo demás, hemos escuchado muchas lecciones de ética, mucho anuncio de cambio y regeneración. Siempre el pecado, ya se sabe, es de los otros. Aunque luego oigamos a un portavoz del gobierno, con una venda en los ojos, decir que un condenado por terrorismo –la peor corrupción de la política-, puede ser un digno candidato a las elecciones.
(Publicado 29-8 Diario de Navarra)
lunes, agosto 29, 2016
lunes, agosto 22, 2016
Veinticinco
La última humorada de este largo verano de bloqueo político, un esperpento al que el país ha asistido con cierta displicencia, es que de no prosperar la investidura de Rajoy, las terceras elecciones podrían celebrarse el 25 de diciembre. Esto es un auténtico tour de force que se suma a las presiones de todo orden que no sabemos si Sánchez va ser capaz de soportar, para que franquee de una vez el paso a un gobierno en minoría, lo que sería costoso para su ego, pero le ofrecería al menos alguien al que poder por fin oponerse. El infierno de Dante era un lugar en que nada se conectaba con nada, lo que daba mucho vértigo; un lugar fuera de la lógica y la causalidad de las cosa, que es lo que nos permite situarnos en el mundo y eso es lo que le está pasando al PSOE con su decisión de lograr a la vez tres cosas incompatibles: no permitir gobernar a Rajoy, no querer nuevas elecciones y no poder cerrar un pacto a lo Frankenstein, como bautizó Rubalcaba a una amalgama con Podemos y los nacionalismos. Un imposible infernal. Puede que la intención de Sánchez sea facilitar al final el gobierno, pero haciéndose antes con la cabeza de Rajoy como trofeo y coartada, pero éste no parece estar por la labor. No en vano ha ganado las tres últimas elecciones y ganaría las siguientes, las de la broma del 25 de diciembre, llegado el caso. En realidad, lo que el país está demandando son respuestas claras a cosas que no se arreglan solas, como el reto independentista del parlamento catalán, y se echa mucho en falta que el constitucionalismo, en vez de dedicarse a maniobras y cálculos, no sume fuerzas y razones de una vez. Aquí, lo inédito sería una política laica que saltase por encima de los grandes tabúes y que lograse acuerdos entre distintos, y no jugar a enrocarse. Un poco de lógica, de esa que faltaba en el infierno dantesco. “Queremos una reforma valiente”, ha dicho Cs, dispuesto a hacer valer sus condiciones, una vez que el PSOE les ha cedido gratis todo el campo de juego y se ha ausentado hasta nuevo aviso.
(Publicado hoy Diario de Navarra.)
viernes, agosto 19, 2016
Ceniza.
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Manuel Arroyo en el burladero junto a José Bergamín. |
"Solo escribo para la muerte", declara al final Arroyo en la entrevista. "Es lo único que me importa".
No. Leyéndole, yo no creo que sea verdad.
lunes, agosto 15, 2016
Rayos
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Turner. "La tempestad". |
(/Publicado hoy Diario de Navarra)
lunes, agosto 08, 2016
Basiano
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Basiano.Foto Joaquín Ciga. |
lunes, agosto 01, 2016
Trastienda
La 2 de TVE repuso la otra noche “La trastienda”, una película de Jorge Grau del ya lejano 1975, que se desarrolla en los sanfermines, y que causó sensación en su día por mostrar el primer desnudo llamado integral de Mª José Cantudo, que hacía el papel de una enfermera que tenía un tórrido romance con un médico de Pamplona, el doctor Navarro, quien se resistía en vano a caer en sus redes. Por la película ha pasado el tiempo y la breve imagen de la Cantudo mirándose en el espejo, que llevó a miles de espectadores al cine, hoy resulta inocua. Los sanfermines parecen un poco falsos, a pesar de estar rodados en la calle, porque quizás es imposible trasladarlos a la pantalla. “La trastienda” en realidad es un film que denuncia la doble moral imperante en la época, en la que por debajo de las apariencias las cosas eran de otra manera. Una sociedad hipócrita, que se escandaliza y quiere esconder lo que considera moralmente incorrecto, pero que todo el mundo hace en privado. Para ello, nada mejor que la conservadora Pamplona de 1975 y el retrato de un médico del Opus atormentado entre sus convicciones y la caída de ojos de su enfermera, un clásico. Pero viendo de nuevo esta película, se aprecia que no solo el desnudo ha perdido ya toda posible provocación, empalidecido por la oferta que hay en todas partes, sino que el propio conflicto de fondo pertenece en buena medida a otra época. El virtuoso médico que se debate entre sus instintos y sus convicciones, y se siente culpable, la pugna entre los deseos más secretos y la conciencia, ya no es lo que era. Hoy no hay tanta trastienda. Más bien existe lo que se llama un empuje a gozar: no se trata tanto de reprimir los impulsos sino de lanzarlos detrás de la multitud de objetos que se nos ofrecen para colmarlos, y que prometen una suerte de felicidad sin excusa posible. Así, uno ya no es culpable de nada, salvo de no ser capaz de disfrutar a tope, de no gozar como los demás, de ser un aguafiestas, lo que resulta algo tan inaceptable como antes al doctor Navarro no poder contenerse.
(Publicado hoy Diario de Navarra)
lunes, julio 25, 2016
Comisión
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Monumento a la batalla del Ebro. Tortosa. |
(Publicado 25/7/16)
lunes, julio 18, 2016
Lejos
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Cabo San Vicente. Algarve. |
(Publicado Diario Navarra 18/7)
martes, julio 12, 2016
Víspera
El seis salió una día luminoso, y desde la mañana los contornos de los montes que rodean la ciudad se recortaron nítidos, como repasados a conciencia con una tijera contra el fondo rojizo del amanecer, y el sol lució enseguida a sus anchas, sin llegar a quemar, y poco después la noria comenzó a dar vueltas y como atendiendo a una consigna, los acordeonistas de una canción, los vendedores de globos con su mercancía suspendida en el aire, los que acarreaban pañuelos, camisetas, fajas, botas de vino, gafas de sol, gorras y sombreros fueron tomando posiciones y enseguida, primero unos pocos, después más, la gente fue desfilando a paso ligero, como si tuvieron un propósito común o fueran a tomar las plazas, engrosando una corriente de color blanco impoluto urgida por la expectativa de la fiesta que no había comenzado y que llenaba el ambiente de una expectativa muy pura, como esa alegre espera que tiene algo que hemos anhelado mucho tiempo y que de pronto nos es concedido, porque a menudo ocurre que ese momento previo, esa víspera, es lo mejor, ya que después las cosas no suelen ser lo que esperábamos, o se esfuman enseguida sin darnos tiempo a saborearlas de verdad, y por eso resulta tan grato tener lo anhelado ahí, al alcance de la mano: el día por delante, el sonido de alguien que llama al timbre, el paquete envuelto en papel de color sobe la mesa, el cigarro sin encender, la llamada que dejamos sonar unos segundos, compungidos; es mejor lo que antecede que lo que sucede, puede que el auténtico placer se tenga por anticipado, y tal vez por eso nos complace tanto la víspera: ni siquiera hace falta ponernos el pañuelo todavía, ni deslizarnos por la pendiente, basta por con respirar de mañana el aire purísimo de la ciudad que va a ser tomada, y conformarse con ese primer trasiego: el ir y venir de los que acarrean la mercancía con la esperanza de quedarse pronto sin nada, los muchachos que van por primera vez tomados de los hombros hacia el centro, pisando el suelo que todavía no está pringoso, con pasos apresurados, hacia lo desconocido.
(Publicado Diario Navarra 11/7)
(Publicado Diario Navarra 11/7)
lunes, julio 04, 2016
Viejos
La coalición Unidos Podemos (el nombre no debe tomarse al pie de la letra), a quien nunca agradeceremos lo suficiente haber vaciado de votos a Bildu, que en estas dos ultima elecciones no ha llegado a un raquítico 10% en Navarra, ha quedado muy tocada por sus resultados en toda España, tras el fallido sorpasso y eso le ha sumido en la confusión. No se explican cómo la gente vota lo que vota pudiendo votarles a ellos, algo que debe ser incomprensible, y hay explicaciones para todos los gustos: el miedo, incluido a ellos mismos, como ha dicho Iglesias, su alianza con IU, el Brexit etc. Pero ha sido Monedero, quien suele encargase de las aportaciones de peso, el que ha venido a decir que el PP había ganado por culpa de los viejos. Según esto, los jóvenes, siempre en vanguardia, habría votado lo correcto y los viejos se habrían aferrado a los viejos partidos y en especial al PP. Eso ha tenido su continuidad en las redes sociales, en la que es posible encontrar todo tipos de perlas: “los viejos jodiendo el futuro de los jóvenes” o “lo único positivo es que dentro de poco habrán muerto todo los votantes del PP” o “tras la jubilación debería acabar el voto” decían los tuits más amables, o sencillamente: “hay que matar los viejos”. Enseguida he recordado una novela de Bioy Casares: “Diario de la guerra del cerdo”, en que dibuja un mundo extraño, en el que crece el rencor y cunde el desprecio y la violencia hacia los viejos, que además se sienten culpables de serlo. “La juventud está presa de desesperación”, explica un personaje. “El hombre viejo es el amo, por simple matemática. La muerte ya no es a los 50 sino a los 80 y va para arriba, y son los mayores los que deciden los votos”. Esto está escrito hace años. En la novela, al final, se desata la guerra contra los molestos ancianos. “En esta guerra los chicos matan por odio al viejo que van a ser”, se duele lúcidamente un viejo en la novela. Ahí está el quid de la cuestión. La juventud, es sabido, es una enfermedad que se cura con el tiempo. Los jóvenes de hoy pensarán y votarán distinto mañana, es inevitable, y no serán comprendidos por los que vienen detrás.
(Publicado Diario Navarra 4/7)
(Publicado Diario Navarra 4/7)
jueves, junio 30, 2016
Il Tuffatore
Al comienzo de la primavera visité a Paestum, cerca de Salerno, al sur de Italia, para ver los célebres templos griegos, donde ahora, según he visto, han florecido las rosas de Alejandría, y donde se encuentra la famosas pinturas de Il Tuffatore (el nadador, o el saltador), casi la única pintura mural griega que se conserva de la época clásica, y que adorna una tumba fechada en torno al 480 a.c. Ese día no pude ver la pintura, pero poco después me topé con el tuffatore en una exposición en Nápoles, y de alguna manera esa imagen sencilla y a la vez espléndida, que trata de una manera tan inusual y ligera la idea de la muerte, propensa siempre a elaboraciones tan fúnebres y dolientes, no se me ha ido de la cabeza. Il Tuffatore. No hay aquí la cruz terrible del cristianismo, los grandes monumentos funerarios, las pirámides ni los túmulos de mármol. Nada de esto. Es otra cosa.
De vez en cuando esta imagen, perdida en el mundo de imágenes y estímulos sin pausa en el que vivimos, me llena con su gracia y su fuerza poética, y tiene la capacidad de alegrarme, como si una brisa leve que viniera desde la antigua Grecia me otorgara de pronto algo de sabiduría y de consuelo. Sumérgete en ello sin cuidado, lánzate al tiempo y a las cosas, no temas, parece decirme.
Eso me ha hecho buscar. El sepulcro de Paestum, al parecer, fue descubierto en 1968 por el arqueólogo Mario Napoli, y sus pinturas murales, según explica, no son algo nada común, pues no debe ser griega la costumbre de decorar con escenas el interior de las tumbas. Este hombre joven lanzándose al agua se ha entendido siempre como el viaje al más allá, una inmersión en el Hades, el paso de la vida a la muerte. No es raro que esta esta pintura atrajera enseguida a los poetas. El italiano Montale le dedicó un poema que el desaparecido Valente tradujo en 1975 tras visitar Paestum. Donde Montale titulaba solamente "Il Tuffatore", Valente lo hace como “Salto e inmersión” y dice:
El que se arroja al agua tomado al ralentí
diseña un arabesco filiforme
y en tal cifra quizá se identifica
su vida. Quien está en el trampolín
aún está muerto, muerto quien vuelve
a nado hasta la escalera tras el salto,
muerto quien lo fotografía, no nacido
quien celebra la empresa.
Puede que este juego tan liteario entre la vida y la muerte, el sueño y la vida, esté muy bien. Sin embargo resulta de pronto demasiado intelectual. Como si degradara la elocuente simplicidad del salto al agua. Me pregunto por aquel que se enterró en Paestum y quiso poner sobre su tumba no un sesudo epitafio, sino esta imagen de un muchacho a punto de sumergirse en el agua y desaparecer.
martes, junio 28, 2016
Brexit
No hacía falta más que ver la pinta de Nigel Farage, líder del principal partido británico partidario del Brexit: sus trajes cruzados, su sonrisa de dentífrico, esos carteles en los que aparecían largas filas de inmigrantes como una amenaza, para comprender lo profundamente reaccionario de la propuesta de salir de la UE -por mucho que ésta tampoco sea un dechado de virtudes-, un club en el que el Reino Unido estaba y no estaba a la vez, y al que siempre ponía pegas. ¿Irse los ingleses? decía el eurodiputado Sosa Wagner, harto de los caprichos británicos, ¡no caerá esa breva! No solo bastaba ver a Farage o Boris Johnson, ex alcalde de Londres, alegando que la UE no tenía derecho a regular el tamaño de los plátanos, tan solo ver la lista de quienes apoyaban el Brexit nos daba también una idea del asunto: Le Pen, Putin, Donald Trump, aquellos que buscan una Europa más débil, con más rivalidad entre países, lo que ha sido la tónica y la ha ensangrentado durante siglos. De poco han valido los argumentos económicos, la caída de la libra, el daño a la City, los perjuicios para los que viven de su pensión fuera de las Islas. Ni siquiera la muerte de la diputada Jo Cox, asesinada por un exaltado que gritó Britain first, y que conmovió al país, haciéndole ver los peligros de excitar los peores sentimientos, pudieron evitarlo. “Los pueblos obedecen mucho más a sus pasiones que a sus intereses”, advertía Freud, y esto lo vuelve a demostrar. El referéndum ha sido un éxito y ahora se abre la veda: es posible que un país se despeñe sin mayores problemas, o que parte de una comunidad mayor decida algo que afecta al resto. Elegimos a los políticos para gobernar: para que resuelven y decidan, no para que nos dividan y confundan en una elección simplista. No se puede elegir pagar impuestos, o implantar la pena de muerte. No está claro que un referéndum sea algo democrático, pero siempre –esto vale para lo que se nos viene encima- tiene trampa: si el resultado es la ruptura, es irreversible. Si gana la continuidad, habrá sido un logro por sí mismo, y en poco tiempo volverá a plantearse.
(Publicado Diario de Navarra 27/6)
martes, junio 21, 2016
Galgo
De pronto veo muchos galgos en Pamplona, tal vez sea una raza de perros que se están poniendo de moda, incluso más que esos teckel –los salchicha- tan simpáticos, y sin embargo fieros, a los que hay que llevar con mucha dignidad, o esos border-collies blancos y negros que, según he leído, son los perros más inteligentes, incluso más que muchos humanos, dicen, lo cual no me cuesta mucho creer, y mientras paseo antes de que llueva es cuando veo al galgo. Apenas hay gente esta tarde en la que debe jugar Osasuna o han prohibido salir, y mientras veo la estirada imagen de este perro que parece andar de puntillas, recuerdo el Quijote en la nueva versión de Trapiello, que nos habla de ese “hidalgo de lanza ya olvidada, escudo antiguo, rocín flaco y galgo corredor” (ahora se entiende todo mucho mejor), y como hay poca gente, su dueño mira a los lados y suelta al galgo que sale corriendo; es una delicia ver su larga zancada, la forma en que hace eses y vuelve hacia su amo levantando la cabeza. Galgo corredor. Todavía hay señoritos en España cuya dedicación es ver correr a los galgos tras la liebre. Todavía cada año, tras la época de caza, se abandonan galgos que deambulan luego flacos y tristes por las afueras de los pueblos de la Mancha. Pero aquí los galgos viven bien. En realidad los perros son unos privilegiados. Cuanto más desarrollada es una sociedad, mejor se trata los perro y gatos, y más sola está la gente, y es más difícil entenderse. En la última película de Al Pacino, un hombre mayor sale de la cárcel y lleva una vida solitaria, incapaz de relacionarse con nadie, y solo le preocupa su gata blanca de angora, que se ha tragado una llave, a la que quiere salvar a toda costa. En otra peli de terror, esta semana, un tipo entra en una discoteca latina y mata a cincuenta personas, mientras consulta en el móvil los cometarios en directo de su hazaña. En la última, un sujeto solitario mata a una diputada inglesa que quería cambiar el mundo con una sonrisa. Sale el galgo corriendo como una flecha, y vuelve con un palo en la boca hasta su amo que le habla, y le compensa con una caricia.
(Publicado Diario de Navarra 20-6)
(Publicado Diario de Navarra 20-6)
lunes, junio 20, 2016
Mui
No hace mucho que Roger Alvarez pasó por Pamplona para ofrecernos su "Pequeña suite emocional", entre cuyas canciones se encontraba esta de Mui, que ahora ha obtenido una versión para coro que Roger perseguía desde hace tiempo. La verdad es que la historia de esta mujer vietnamita que vende bocadillos y rollitos en la Gran Vía es magnífica, como un viñeta a la vez amable y conmovedora del mundo que hemos hecho. Al poco de colgar su Mui, versión coral, en la web, Roger tuvo un mensaje de un hijo de Mui que le daba la gracias en su nombre y en el de su madre y le invitaba a un café. Como si fuera una nueva estrofa para la canción.
lunes, junio 13, 2016
Amable
Pamplona es ahora una ciudad más amable, ha dicho el alcalde Asirón al hacer balance de su primer año, poniendo una cara de extrema amabilidad, queriendo demostrar que desde que llegó al Ayuntamiento con el amable apoyo de Bildu y otros más, que le dejaron amablemente pasar primero, es como si hubiera vuelto a amanecer. Tanto empeño en mostrarse amable quizás hace sospechar, en el fondo, un gran cabreo. Pamplona nunca ha sido una ciudad amable y sigue sin serlo; mantiene ese tono un poco distante y hosco ante el visitante, un trato seco en los bares o las tiendas. Siempre ha sido así: un poco altiva, bastante Mordor. La ciudad no es ni mucho menos fácil, es complicado integrarse, trabar relaciones, hay que tener credenciales, saber si a uno le gusta la Dolorosa o la txalaparta. Pamplona es ahora del otro lado que antes, podemos decir, más acorde con los partidos que la gobiernan, más nacionalista, pero eso no la hace más amable, sino más densa, más llena de códigos y barreras que hay que conocer para no meter la pata. Bienvenidos, como decía el anuncio de Ikea, a la república independiente de mi casa. No creo que el cuadripartito haya hecho de pronto una ciudad más amable. Ni más social o participativa. Confunde la ingrata realidad con las mejores intenciones. Además, lanzar alabanzas hacia uno mismo no tiene mucho sentido. En realidad no sé muy bien que es lo que ha hecho en todo este año, sea amable o incómodo. No se me ocurre algún logro potente, un proyecto, algo que marque la diferencia, un lugar que irradie algo distinto y que atraiga, salvo las obsesiones y los debates de siempre, tan poco amables. Son los que mandan, como de costumbre, los que parecen encantados de haberse conocido. Si alguien hace una cacicada, eso sí, se trata de error ante el que hay que callarse. Hacia dónde va la ciudad, que se persigue, no se sabe. Puede que la metáfora de este primer año sea esa letrina de tablas junto al tenis, que parece una obra de arte conceptual. Mucho sacar pecho, pero a la hora de la verdad, bien poca cosa.
(Publicado 13 junio Diario de Navarra)
lunes, junio 06, 2016
Aniversarios
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Ian Mc Kellen y A.Hopkins "The dresser". |
(Publicado Diario de Navarra 6/6)
lunes, mayo 30, 2016
Peatón
El peatón –no descubro nada-, siempre tiene las de perder. No me refiero al coche, ese viejo enemigo con el que no hay caso, sino a la bici que a diferencia de aquel, le disputa las aceras. Hasta ahora el ciclista tenía muy buena prensa: personas concienciadas dispuestas a salvar el planeta etc., pero esto se va acabando. Hace días en Pamplona uno atropelló a una anciana y huyó. Una oveja negra, se dirá. El caso es que voy por la acera hacia el trabajo y de pronto oigo un zumbido por detrás que me paraliza. Si doy un bandazo me la juego, pienso, y enseguida me desborda una bici de montaña que tiene las de ganar. Hace poco recibí un golpe de alguien que alegó haber tocado el timbre, pero como yo iba con auriculares oyendo a Yehudi Menuhin, creo, no lo oí. Me miró con reproche, como si fuera un estorbo. No lejos de allí hay un carril bici, pero nadie lo usa, las camionetas de reparto aparcan en él, el camino da un rodeo excesivo, no sirve. Habría que llevar a los ciclistas a la calzada y regular los coches. Creo que el ayuntamiento está en ello, pero no me fío. Demasiado trabajo para unos concejales que todavía no se han hecho al puesto y deben escribir cien veces, como castigo: no adjudicaré contrato a un familiar y me haré el sueco. No diré que cuando hago una pifia y se me critica es una conspiración contra el cambio. etc. Ir andando de aquí para allá es una manera de estar en el mundo, una renuncia a la velocidad. Es evidente –escribió Unamuno, otro andarín- que los placeres más exquisitos son los más baratos. Ir en bici está bien, sobre todo sin cuestas, pero mejor ser peatón. Es la auténtica libertad. Ningún avance para la humanidad se ha hecho sobre dos ruedas. A Newton le bastó estar tumbado bajo un manzano para sacar conclusiones. Kant construyó su imponente sistema filosófico yendo y viniendo de su casa a la facultad a pie. A Gaudí le atropelló un carro, o una moto, cruzando la calle, ensimismado. A Nietzsche, ya muy carcomido por su propio delirio, se lo llevó por delante un caballo. Con el tiempo andar es una forma de meditar, y eso hay que ganarlo a pulso.
(Publicado Diario de Navarra 30/V)
martes, mayo 24, 2016
Cuéntame
Desde que se supo que la pareja protagonista de “Cuéntame”, Imanol y Ana, que llevan años representando a los Alcántara, un matrimonio de clase media que se esfuerza por sacar adelante su familia en un barrio modesto de Madrid -una historia de amor y a la vez un retrato social-, habían sido acusados en el mundo real de evadir dinero para no pagar impuestos, la audiencia de la serie aumentó. Puede que mucho espectadores se sintieran defraudados, porque tendemos a identificar el personaje con quien lo encarna, lo que en este caso parecía estar buscado, y que fuera una traición al mensaje de la serie, pero esta ganó de pronto más interés y el morbo aumentó todavía más en el último capítulo, el jueves pasado, en el que asistimos a un asunto de blanqueo de dinero por parte de un pérfido aristócrata que recibió su merecido. En este caso cualquier parecido con la realidad no era mera coincidencia. Cuando este capítulo se grabó, nadie sospechaba que el fiscal iba a terminar acusando a los Alcántara de delito fiscal. No es raro que con tanto sobresalto la audiencia aumente, pues nada atrapa más que las peripecias de los famosos, en los que podemos ver el triunfo y la caída, envidiarlos y denostarlos al mismo tiempo. Son estos avatares de la suerte y sus protagonistas lo que más nos interesan: capítulos de una novela con gente fina y de relumbrón intentado salir airosa, mientras Hacienda –que lejos queda el caso de Lola Flores-, aprovecha para decir que se trata de un mal ejemplo, y que “Cuéntame” no debe contar nada más. Recuerdo que el joven Nietzsche se preguntaba cómo había surgido en la antigua Grecia la creencia en toda esa variopinta legión de dioses del Olimpo, enredados en disputas y devaneos continuos, pero siempre lejos del alcance de los mortales, y concluía que habían sido creados por la mente de los hombres, para compensar una vida gris, llena de frustraciones y carencias. Serían como el reverso de la realidad, las luces de colores brillando en la noche, algo en lo que verse reflejados y obtener a su costa, y por un momento, un vago consuelo.
(Publicado Diario Navarra 23-5)
lunes, mayo 16, 2016
Tribu
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Ana Gabriel. Dirigente CUP. |
(Publicado Diario de Navarra 16/5)
lunes, mayo 09, 2016
Ficciones
(Publicado Diario Navarra 9/V)
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