lunes, mayo 16, 2016

Tribu

Ana Gabriel. Dirigente CUP.
La Generalitat catalana ha sido condenada a pagar 300.000 € a unos padres a los que se les retiró la custodia de sus hijos de corta edad, al quedar justificado que no hubo malos tratos por su parte y que se les  privó de ellos sin razón. El primer hijo estuvo más dos años bajo la tutela de la Generalitat y el segundo un año y medio. La custodia de éste se les retiró a los padres, por cautela, al día siguiente de su nacimiento. La madre no pudo  amamantar a su niño ni estar con él y ha declarado que fueron años horribles, en los que perdió el contacto y el vínculo con ellos, algo que nada le podrá compensar. Save de Children, una  organización que pelea en todo el mundo a favor de la infancia, ha dicho que  “la última opción debe ser la separación de la familia” y que tendría que haber una  reparación por los daños psicológicos que sufren estos  niños lejos de su padres. Todo esto en la misma semana en que las declaraciones de Ana Gabriel, dirigente de la CUP,  encontraran  gran eco al proponer que sería bueno separar a los hijos de sus familias y buscar otras fórmulas, de tal forma que los niños pasaran a ser hijos de la tribu. Tener hijos propios le parece algo muy conservador.  Es cierto que los modelos de familia en la actualidad han cambiado mucho, y parecen estar en proceso de reinvención.  Hoy tenemos familia monoparentales, de varios padres, o con hijos engendrados artificialmente. La familia, se ha dicho, está en cierto desorden.  No es tan firme como antes.  Pero todas estas fórmulas, en realidad, lo que manifiestan es que esta vieja institución sigue siendo necesaria y deseada.  La familia tiene una gran demanda. La lucha de los homosexuales por casarse y adoptar, el tesón de tantas parejas por adoptar o engendrar por encargo,  lo demuestran.  La familia sigue siendo el lugar  que nos hace, lo que nos construye  como sujetos. Su fracaso es el éxito de la angustia y el descarrío. Dictar la vuelta a la tribu no deja de ser una torpe ocurrencia o un delirio.  Entregar los hijos, como en Esparta. Todo, al parecer,  antes de ser tenido por conservador.
(Publicado Diario de Navarra 16/5)

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