lunes, diciembre 19, 2016

Generación

Cada generación tiene su prueba de fuego,  su momento crucial, en su día fue la guerra civil, que partió vidas de cuajo y dejó un país que todavía no ha terminado de reponerse, y donde, por cierto, Navarra se distinguió por abrazar la causa vencedora  -abrazar grandes causas ha sido siempre la virtud y el problema  de Navarra-, y en las siguientes fue el terrorismo de Eta la piedra de toque donde cada uno se retrató, y así, hubo quien miró para el otro lado, cuando no justificó ese furia totalitaria que quería romper el proceso democrático y la vida civilizada, para sustituirla por el sueño irredento de un nacionalismo obligatorio, del que con suerte nos libramos, y hay también quien no se hurtó de una batalla larga y penosa, sin otra arma que la palabra y el derecho, siempre tan frágiles, pero que a la postre se demostraron tan potentes. Es el terror de Eta el que ha marcado la historia de los últimos 50 años, y lo que cada uno  hizo con él, si supo verlo o se puso de perfil, nos define. No cabe ahora echar el reloj atrás, y ponerse a vencer el fascismo 80 años después, o aparecer como campeón de la causa de la víctimas cuando siempre se ha pasado olímpicamente ellas. No es  posible tampoco decir que se quiere gobernar para todos y jugar con medias verdades en un asunto tan sensible,  intentar diluir aquel terror o taparlo con otros el pasado.  Todo ese lenguaje tasado contra todas las violencias al que asistimos, esas direcciones y negociados –si quieres dilatar un asunto, crea una comisión-,  al servicio del disimulo, darían risa sino fueran parte de una operación de desmemoria y confusión. Así que no es raro que el gobierno de Navarra  se encuentre con la respuesta que las víctimas de ETA le han dado, hartas de que les intente manipular y se les sume  a lo que  no es. “Se trata de distintas percepciones”, ha contestado muy seria la portavoz del gobierno, “distintas formas de entender las cosas”. Se ve que  la forma en que se percibe y entienden ciertas cosas desde el gobierno,  no debe tener nada que ver con la de aquellos que las han sufrido de verdad.
(Publicado Diario de Navarra 19/12)

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