lunes, enero 02, 2017

Mesías

Fragmento del Mesias copiado por Beethoven.
El Teatro Real de Madrid se llenó para escuchar el Mesías esta Navidad, una obra que siempre es un acontecimiento, pero ya desde el principio se vio que William Christie, su director,  un tipo exigente, estaba molesto  con las toses de la platea, aunque lo peor vino más tarde, en el aria He was despised, cuando  el  contratenor proclama que el Mesías fue  "despreciado y rechazado por los hombres”, momento en que se oyó nítidamente un móvil en un palco cercano al escenario. No era la primera vez,  y Christie hizo callar de golpe la música. "Acaba usted de cargarse uno de los pasajes más bellos de una de las obras más hermosas jamás escrita", dijo enfurecido. Tal vez Händel en ese momento dio un respingo en su tumba.  En su época  no es que hubiera un gran silencio: la gente pateaba las obras, entraba y salía, cuchicheaba.  Pero el móvil logró lo que nadie antes: detenerla.  Puede que esto, ante la magnitud de problemas del mundo, parezca una minucia, pero no es así.   Pasan los años, se acumulan los dramas, las guerras se repiten, las generaciones se renuevan,  pero el Mesías sigue brillando sobe el escenario y su música, una vez empezada, sabemos que no se detendrá hasta el final, lo mismo que el día no termina hasta la noche. Esto no es en vano. La primera vez que oyó el Mesías, el rey inglés Jorge II se levantó de pronto en el Aleluya, conmovido, dicen que para  estar unas pulgadas más cerca del cielo.  Cuando Händel compuso esta obra estaba en bancarrota,  sufría una apoplejía y arrastraba una crisis creativa. Era un hombre acabado. Sin embargo, algo le hizo dejar de lamentarse, salir de la cama y acabarla en catorce días febriles, sin parar.  La otra noche, el Real  contuvo el aliento cuando Christie detuvo  la música.  Al poco se oyeron murmullos y la gente rompió a aplaudir. La orquesta atacó entonces el He was despised, y el mundo volvió a girar. Las toses callaron y los móviles, por una vez y sin que sirva de precedente, pues no es posible curar una epidemia, cesaron también, mientras  la música fluía a sus anchas, como un hombre liberado por fin de una gran carga.
(Publicado Diario de Navarra 2/I/17)

No hay comentarios: