El escritor bilbaíno Juan Bas ha ganado el prestigioso premio Dashiel Hammett de novela negra, con un libro El refugio de los canallas, en el que da cuenta de las consecuencias de violencia de Eta, del odio, del Gal. El libro es duro, certero, impactante. La historia va dando saltos y crea un mosaico que abarca un largo periodo y hace desfilar a todo tipo de personajes que se entrecruzan. ¿Qué hacía yo en esos años, como reaccioné a lo que pasaba? Es la temible pregunta que surge al leer libros como este, tal vez por eso resulten incómodos. Pero poco a poco, a contramarea, va apareciendo esta literatura sobre "la despiadada y absurda gratuidad de todo aquello", como dice Bas, como aparecen en verano esos cadáveres en los Alpes, al retirarse la nieve. Bas es un autor en medio del mundo, que no deja títere con cabeza; alguien que ha utilizado mucho el humor, no en vano dirige el festival Ja! en Bilbao. Su libro "Alacranes en su tinta" es un retrato deformado y esperpéntico de Bilbao, lleno de humor negro. Lo mismo que su biografía novelada sobre Urtain, aquel personaje portentoso –el prototipo de vasco de la época-, alguien a quien el triunfo destroza, y que termina tirándose por la ventana perseguido por sus acreedores. Que una novela sobre el reguero de dolor que supuso ETA gane un premio de novela negra llama la atención. Puede que Eta sea un asunto negrísimo, pero también es algo de lo que ya se puede hablar, que va siendo pasado, que se va borrando. Hacen falta libros que le hagan justicia. Yo no diría que la novela de Bas es negra, pero es verdad que que hoy cualquiera lo puede ser, y que este género sirve para todo. Se ha dicho que es el que mejor retrata nuestra sociedad, una forma de tocar asuntos que sería más difícil abordar de frente. Así que la novela negra es la excusa para hablar del mal, del poder, de la corrupción, de la injusticia, también de la generosidad y el perdón, mientras se descubre o no al asesino. Es un espejo que refleja lo que hay. Puede que nuestro mundo sea una novela negra, intrincada y confusa, como las mejores, donde es difícil saber quién es el malo.
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