domingo, febrero 05, 2006

La vida secreta de las palabras

Para empezar el espectador se pregunta: pero estas quemaduras, ¿serán suficientes para que este tipo se queje tanto? ¿No se nota demasiado el trabajo de la maquilladora? ¿Hay premio Goya al maquillaje? Luego recuerda uno vagamente ese pestiño de un aviador que se cayó y era cuidado por una enfermera. Ni me acuerdo como se llamaba. No se. El cine bélico y sus enfermeras. Esta película es más o menos así, pero mucho más sofisticada. La plataforma, la soledad. El que cuenta las olas. Todo, convenientemente pasado por esa pretenciosa sencillez del movimiento dogma. Es decir, los actores hablan mal, están parados, son en general inexpresivos (menos Cámara) y las visones del mar, como desde Homero (con perdón) funcionan como una potente metáfora. Una película tan seria, tan tremebunda. Las victimas que se avergüenzan de serlo, la violencia de aquel horror de los Balcanes. Y yo pregunto, Coixet, ¿de donde procede todo este mal desatado,cómo debemos prevenirlo y combatirlo, o será como las olas, algo que viene y va sin remedio?

No hay comentarios: