martes, julio 18, 2006

Edades

Hay una edad para San Fermín (perdón, para las fiestas de San Fermín), como hay una edad del pavo o bien mirado, tal vez haya varias edades sanfermineras y varios pavos, e incluso varios pavos sanfermineros. Los últimos estudios (las tesis son legión) indican que la primera edad, tan tierna de por sí, es muy sanferminera, con sus gigantes, kilikis y cabezudos, (incluyendo padres y madres). Luego el niño se vuelve más peligroso (si cabe) y se llega una edad menos sanferminera, (la protuberante adolescencia, parecida a una planta trepadora) aunque enseguida vuelve a ser que sí, que San Fermín sí, (a ver quien se enfrenta a este pavo que suele deambular por casa y ya tiene bigote). Luego otra vez no, (marchó a Vancouver, con una beca, está muy formal, ni sombra de lo que fue). Luego otra vez sí, pero poco tiempo y a pequeños sorbos. Luego definitivamente no (vence el libro, el eco de las olas, el olor del pescado frito, la nostalgia y la ciática) y finalmente otra vez a los gigantes, como un eterno retorno. Puede que todo el mundo esté hasta al moño de todo esto, puede que todo sea una repetición y una forma un tanto ridícula de estar alegre y de beber para no ser menos, me digo. Pero entonces ¿porqué salgo corriendo una y otra vez detrás de la gaita? Tal vez los sanfermines sean una cosa anticuada, de otro tiempo, y ya no sean de esta edad, me repito, sino de un tiempo ido, de una época en la que la fiesta era transgresión, (cuando hoy la transgresión está en el poder, lanzando el cohete y es igual de aburrida). Nadie tiene la edad precisa para San Fermín. Nadie puede aprobar el encierrómetro ni estar a la altura de los acontecimientos ni de la tradición, esa ilusión de permanencia. La mejor edad para entrar en la fiesta debe ser intra utero y la de salir, con los pies por delante, pero entre uno y otro momento, no hay manera. Suena el cohete. Fiesta sin igual. Acelera un poco más, carretera y manta, que ya no tenemos edad.

(Publicado en D.N. 10-7-06)

No hay comentarios: