martes, diciembre 15, 2015
Decidir
Pasó por aquí Monedero, en la mitad de esta campaña desvaída, con esa estudiada pinta de personaje de doctor Zhivago, y como parece ser inevitable habló del derecho a decidir, que debe ser, por lo visto, lo que preocupa a toda esa marea de gente indignada, sin trabajo, o con empleo precario, a todos los que demandan una nueva política: el derecho a decidir, el poder secesionarse del resto para crear un país para los de casa. Seguramente pensó, con razón, que eso sería la debilidad de su filial aquí, inédita en cualquier cosa que nos sea dar coartada a estos dislates y no poner pegas al programa de este gobierno, mientras se va aclarando, y como si no tuviéramos suficiente ya con una campaña donde no parece estar en juego el gobierno de la nación, sino la transitoria 4ª o quien es más navarro, abogó por este supuesto derecho a decidir, bello concepto que sirve desde luego para el individuo, para quien la vida es ese brete de optar, algo que solo es posible en ocasiones, porque nadie puede decidir lo que piensa, ni sobre sus sentimientos, ni es posible decidir dejar cumplir un acuerdo, o no hacer aquello a que nos comprometimos; siempre nuestra decisión es limitada, supeditada a los otros, al cómo y de qué manera y cuando se trata de colectivos y de pueblos, para qué hablar, entonces se trata ya de decisiones que competen a muchos, que están sujetas a normas, y está claro que una parte no pueden decidir por su cuenta y riesgo, en este caso separase de un estado, en ningún país es esto posible, salvo acuerdo de todos, no existe este derecho, todo se vendría abajo, solo en aquellos lugares con minorías tiranizadas o coloniales podría plantearse, es raro que un profesor de Ciencias Políticas pueda ignorarlo, por mucho que haya decaído la universidad. El derecho a decidir, en realidad, es lo que vamos hacer en unas días: votar en unas elecciones libres, con opciones distintas, y luego que lo decidido por la mayoría se respete. Poca cosa, o mucha, según se mire, que se lo digan a los venezolanos hartos de ver cómo se arruina un país rico gracias a políticas peregrinas, algo de lo que Monedero ha decidido no hablar.
(Publicado Diario de Navarra 14/XII)
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