lunes, agosto 01, 2016

Trastienda


La 2 de TVE repuso la otra noche  “La trastienda”, una película de Jorge Grau del ya lejano 1975, que se desarrolla en los sanfermines, y que causó sensación en su día por mostrar el primer desnudo llamado integral de Mª José Cantudo, que hacía el papel de una enfermera que tenía un tórrido romance con un médico de Pamplona, el doctor Navarro, quien se resistía en vano a caer en sus redes. Por la película ha pasado el tiempo y la breve imagen de la Cantudo mirándose en el espejo, que llevó a miles de espectadores al cine, hoy resulta inocua.  Los  sanfermines parecen un poco falsos,  a pesar de estar rodados en la calle, porque quizás es imposible trasladarlos a la pantalla. “La trastienda” en realidad es un film que denuncia la doble moral imperante en la época, en la que por debajo de las apariencias las cosas eran de otra manera. Una sociedad hipócrita,  que se escandaliza y quiere esconder lo que considera moralmente incorrecto, pero que  todo el mundo hace en privado.  Para ello, nada mejor que la conservadora Pamplona de 1975 y el retrato de un médico del Opus atormentado entre sus convicciones y  la caída de ojos de su  enfermera, un clásico. Pero viendo de nuevo esta película, se aprecia  que no solo el desnudo ha perdido ya toda posible provocación, empalidecido por la oferta que hay en todas partes, sino que el propio conflicto de fondo pertenece en buena medida a otra época.  El virtuoso médico que se  debate entre sus instintos y sus convicciones, y se siente culpable, la pugna entre los deseos más secretos y la conciencia, ya no es lo que era. Hoy no hay tanta trastienda. Más bien  existe lo que se llama un empuje a gozar: no se trata tanto de reprimir los impulsos  sino de lanzarlos detrás  de la multitud de objetos que se nos ofrecen para colmarlos, y que prometen una suerte de felicidad  sin excusa posible.  Así, uno ya no es culpable de nada,  salvo de no ser capaz de  disfrutar a tope,  de no gozar como los demás, de ser un aguafiestas,  lo que resulta algo tan inaceptable como antes  al doctor Navarro  no poder contenerse.
(Publicado hoy Diario de Navarra)

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