lunes, septiembre 12, 2016

Bikini

La ONU, mediante su comité de derechos humanos, ha instado a los municipios franceses que todavía prohíben el llamado burkini, a levantar de inmediato esa prohibición que considera un atentado  a la libertad. Esto llama bastante la atención, pues prohibiciones de vestimenta son muy normales en muchos países musulmanes, donde el bikini, por ejemplo, está estrictamente prohibido, sin que la Onu haya protestado nunca por ello. En esos países,  la policía que vela por la moralidad puede obligar a una mujer a cubrirse, incluso detenerla,  multarla o expulsarla del país si  es extranjera. El bikini, en realidad, solo puede usarse en playas y lugares privados, lo que lo convierte en algo parecido a lo que  fue la minifalda aquí en los años 60.  Por desgracia las activistas del bikini, o quienes  entienden que cosas como el burkini son un retroceso y algo degradante para la mujer, no han tenido nunca apoyo de ningún comité. Parece que la libertad que pretenden esas mujeres,  que no pueden conducir un coche o sencillamente vivir a  su manera, no es tan digna de protección como la libertad de practicar una religión. Pero lo malo es que entre nosotros tampoco encuentran mucho apoyo. Con esta polémica se han alzado voces de mujeres musulmanas, sobre todo en Marruecos, que están en contra de la prohibición del burkini, pero  a la vez dudan que su uso sea una opción libre y alertan de las campañas para imponer la vestimenta que cubre por completo a la mujer y que están en alza. “Mi madre era más libre que mi hija”,  se ha dolido hace poco una escritora egipcia, alarmada ante la involución de costumbres y el auge del fundamentalismo. No hay que prohibir el burkini, pues todo lo prohibido no hace sino aumentar su prestigio, pero tampoco hay que aplaudir y dar por bueno cuando se trata del Islam, lo que no toleramos cuando viene de otra parte.  Los propios musulmanes que  buscan  hacer compatible sus creencias con la modernidad y sobre todo con la dignidad de la mujer, esperan un poco más de apoyo y valor por nuestra parte. Aunque no sea porque también nosotros nos jugamos mucho en ello. 
(Publicado Diario de Navarra 12-9)

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