martes, octubre 18, 2016

Nobel

“Confío en que la Academia haya obrado con imparcialidad”, declaró Churchill con su habitual sorna después de recibir el Premio Nobel de literatura  en 1953, pues sabía que no le daban el premio por sus escritos,  sino como reconocimiento a su coraje al enfrentarse a Hitler, y  por haber perdido luego unas elecciones, tras lo que se retiró a escribir su memorias y pintar acuarelas.  En aquel tiempo, pues, también cocían habas y los premio se daban a veces por cálculo, compromiso o  compensación, como el Nobel de la paz que le han dado a Santos, o el que le dieron a Obama antes que hiciera nada, por si acaso.  Este año no sabemos tampoco  por qué se lo han dado a Dylan, quizás porque tocaba un americano, obviando a Roth (que parece ansiarlo más que nadie)  o De Lillo,  de mucha mayor estatura literaria que Dylan,  que es verdad  que ha escrito canciones magníficas, imborrables,  pero cuyos textos casi nadie habría  leído en un libro.  Cohen ha dicho que este premio es como ponerle una medalla al Everest, y puede que sea verdad, porque Dylan es parte  de la cultura de nuestro tiempo, un imprescindible,  y pertenece a una generación que está despareciendo, pero no es un gran escritor, sino un cantante popular que todavía nos emociona  cuando oímos en su voz desafinada que vamos dando tumbos, que somos  como cantos rodados, como si tuviera el don de haber dado en el clavo. Un chico apocado con una guitarra,  que hoy se mide a duras penas con lo que fue, uno de los grandes. Alguien ha dicho que este premio es un disparate, que el Nobel ha perdido toda credibilidad y que Borges, al que no se lo dieron,  estará satisfecho en su tumba. Pequeñas maldades. Hace años que Dylan  se puso un gran sombrero y se fue a cantarle al papa Wojtyla,  se hizo vagamente  católico, lo que inquietó mucho a sus viejos seguidores  que añoran tiempos de rebeldía. Alberto Manguel, que estuvo en Pamplona hace poco,  dijo que la lectura y los libros han perdido su prestigio,  y tiene razón. Puede que la Academia haya dado el premio a alguien popular en muchos ámbitos como Dylan,  como si escribir  una obra no bastara y  este fuera el precio a  pagar en estos días. (Publicado Diario Navarra 17/10)

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