Ya ha salido a la venta el libro Crónica de un confinamiento, que viene al ser el día a dia de los 50 que estuvimos recluidos en casa y que fui poniendo en este blog. Las fotos son de Eduardo Buxens. He añadido alguna cosa pero no he modificado nada de lo escrito. Queda como la huella que dejaron esos días extraños en el ánimo de un contemplador.
miércoles, mayo 27, 2020
domingo, mayo 24, 2020
Tomeo y el cuervo
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El escritor Javier Tomeo |
Un día que estábamos en la terraza frente a la playa en Cadaqués, tomando un perfumat -que es la palabra elegante que el catalán tiene para referirse al carajillo- aludió a que le habían sugerido desde el periódico que se ciñera más a la actualidad (no atenerse a ella es la máxima aspiración de un columnista, por cierto; lograr el artículo redondo que no hable de nada) y me contó que había mandado uno hablando de un cuervo, tras una larga serie dedicada a pájaros, del que estaba muy orgulloso, pero que el director (fastidiado seguramente por estar en agosto trabajando) le había sugerido que, ya que estaba en la playa, podía hablar algo del verano y las vacaciones. Tras el perfumat, Tomeo me dijo que le esperara un momento y se fue al hotel. Volvió enseguida, sonriente, pidió otro perfumat y dijo que todo estaba solucionado. Donde hablaba del cuervo en el artículo había añadido: que ese año no había salido de vacaciones y el resto seguía igual
miércoles, mayo 20, 2020
Cuervo
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Cuervo plegado en origami. Ramón Jimenez. |
Mi amigo Ramón ha plegado en origami un cuervo magnífico, blanco, níveo, elegante. Es un cuervo de fábula, según dice. Le escribo diciéndole que puede ser también el cuervo de Poe. El cuervo, me contesta, es un pájaro que le atrae mucho por su inteligencia. Cita el libro “Cuervo” de Boria Sax (no se quién es) que le parece magnifico. En la mitología nórdica, me informa, Odín se servía de dos cuervos Huginn y Muninn para traerle noticias sobre el mundo.
La afición de Ramón a los cuervos me ha extrañado, pues los córvidos en general tienen muy mala fama. Cría cuervos, se dice. A la picaraza, que está por todas partes, por ejemplo, se le tilda de ladrona y de traidora. El grajo es ave como de cementerio. Cuando vuela bajo, además, el frío es del carajo como exige la rima. Los mirlos quizás sean más simpáticos. Conocí a alguien que tenía uno que silbaba cualquier música que escuchase, y hablaba a veces sin saber que decía, como algún político.
Existe la creencia de que los grajos son inmortales pues, según parece, nunca nadie ha visto un grajo muerto, cosa que no se si es verdad. Por eso leí a Aldecoa, o tal vez fuera a Benet, que un día que paseaba cerca de Alcalá de Henares vio un grajo que, según pensó, bien podría haber conocido a Cervantes.
lunes, mayo 11, 2020
Diario de un confinamiento. Final. Retrato
lunes, mayo 04, 2020
Diario de un confinamiento XXXIII. Día 50
Después de desayunar me voy a la cama y caigo redondo. Me siento como si viniera de una expedición por el desierto, con la cara herida por el sol y el viento, ebrio de aire puro, colores y estímulos. Es la falta de costumbre, el enclaustramiento, me digo. O tal vez la astenia de este primer calor. Con la ventana abierta caigo en un sueño hondo del que emerjo a duras penas cada tanto. El golpe que me di hace tiempo en el costado, en Viernes Santo, todavía me duele y me hace estar boca arriba. Medio dormido recuerdo la historia del prisionero tumbado en la piedra a quien van a arrancar el corazón, la ceremonia sacrificial de los aztecas que se trunca por el eclipse de sol. Sobre esto hizo Cortázar un gran cuento: La noche boca arriba, donde mezcla realidad y sueño.
Pasa el tiempo y sigo en la cama, sin fuerzas. De vez en cuando abro un ojo y luego vuelvo a las profundidades. Por la ventana abierta van llegando sonidos que se alternan según las fases del día. Hasta las 10, los pasos rápido de corredores y las conversaciones de los paseantes; después, la hora de los mayores: voces aisladas que van menguando. A las 12, los niños, que han salido en masa al parque a disfrutar de sus horas. Es una rueda que se repite. Qué rápido nos acostumbramos a todo. Haríamos cola sin problema con una cartilla de racionamiento. Una larga fila para sacar un poco de dinero. Qué fácil hacen con nosotros lo que quieren.
Cerca de las dos me encuentro mejor y bajo a por el pan y compro una botella de vino. Hoy es el día de la madre. El repartidor viene con unas pizzas. Según el hinduismo, que también tiene predilección por las etapas y las ruedas, ahora estamos en una fase llamada Kali Yuga, que no es muy buena. En este tiempo lo virtual sustituye a lo real, la discordia a la concordia, la materia al espíritu. Está muy bien traído. Ahora, al final del confinamiento, todo son presagios, propósitos, remordimientos. Nadie sabe qué vendrá. Pienso en la edad del espíritu, la otra cara de la moneda, que iluminará las mentes y abrirá los ojos y los oídos. A la noche volvemos a salir. Viendo a la gente por la calle se nota un aire distinto. Se diría que estamos ya en la cuesta abajo, en una rampa que nos lleva de vuelta a la vida de antes o a lo que se le parezca. Avanzamos por la hierba húmeda, cautelosos, cruzándonos con más gente y volvemos pronto a casa.
viernes, mayo 01, 2020
Diario de un confinamiento XXXII. Trías
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El filososfo Eugenio Trías. |
El gran concepto unificador de la filosofía de Trías es la idea de límite, ese lugar fronterizo que existe, por ejemplo, entre la razón y lo que esta no alcanza, un limes, una franja que separa, pero a la vez une. Somo habitantes de la frontera; entre la naturaleza y la cultura, entre la razón y la pasión, entre consciente e inconsciente, entre la vida y la muerte. Puede que esta idea de limite sea ahora oportuna, cuando habitamos al borde de algo que no dominamos, en la incertidumbre, recluidos en un estrecho espacio, fiados a la razón y la ciencia, pero a la vez abocados a lo que le sobrepasa. Con una suerte de nostalgia. Ahí está Trías con su vuelta al espíritu -el pneuma de los griego, el aire- que sopla donde quiere, lo mueve todo y lo transforma, como el viento de esta tarde en que escribo, que mueve las copas de los árboles y crea un sonido como de olas que van y vienen.
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