miércoles, abril 05, 2006

Ruido

Los dos rasgos de nuestra época son la velocidad y el ruido, y sobre el ruido se prepara una ley a fin de que bajemos los decibelios. En España se mete mucho ruido y se recogen pocas nueces, se grita mucho y se desconfía del que está en silencio como si escondiera algo, pero a mí ya no me llama tanto la atención el estruendo de la ciudad, el hiriente sonido de las sirenas de las ambulancias, la pedorrez del tráfico, el griterío etílico del fin de semana, sino esos ruidos mas sutiles que son el sonido ambiente de nuestro tiempo. Ahora, por ejemplo, hay reuniones en las que no deja de sonar el móvil y mientras alguien expone algo hay dos o tres de pie, mirando a la pared y susurrando por el teléfono. Incluso cuando la gente lo apaga, consciente de su poder perturbador, lo suele dejar activo de tal forma que de vez en cuando se oye un pitidito que anuncia la llegada de un mensaje. Entonces, casi todos los asistentes sacan disimuladamente el móvil y comprueban si ha sido para él, y de paso dan un repaso a la lista de contactos o consultan la cotización del ibex. Dedicarse en profundidad a una sola cosa, y en silencio, es hoy la conducta más subversiva posible. Nuestra adicción es a la multiplicación de los estímulos. Es como leer el periódico y ver a la vez la televisión, un arte en que todos vamos mejorando. La tele, por cierto, sin la que mucha gente no lograría echar la siesta ni bastantes niños hacer la tarea. También en el tren, en cuanto te sientas, te dan unos auriculares para que oigas música o sigas la película y así en cuatro horas no intercambies una frase con el vecino y solo oigas su voz cuando conteste al móvil. El ruido es la cascara de nuestra burbuja, lo que nos aparta de la inquietante presencia del otro, de sus demandas y de sus necesidades, y dentro de esa burbuja que va muy deprisa de un lado a otro sin tiempo para nada, va un sujeto adormecido por el ruido, a quien un poco de silencio le haría tal vez despertar.

(Publicado en DN el 3-IV-06)

No hay comentarios: