jueves, mayo 11, 2006
Blindaje
Sanz propuso blindar Navarra a cambio de irse. Nadie, ni en su propio partido, recogió el guante. En Aragón, quieren blindar el Ebro y el proyecto de nuevo Estatuto dice que Aragón es una nacionalidad histórica, y que nosecuantos hectómetros deben ser para su propio consumo. El que venga detrás, que arree. Cada Comunidad va blindando según le conviene, y todo eso se va metiendo en los Estatutos nuevos que nadie demandaba y que posiblemente nadie lee, porque si alguien los leyera todos y sacase conclusiones (además de dolores de cabeza) vería que la cosa no cuadra. Por ejemplo, que el Estado vaya a darle más dinero Cataluña porque produce más, (algo así como dar más servicios a quien paga más impuestos) y a Andalucía porque tiene más población. A este paso, cuando el Estado llegue a Murcia (antes que el Ebro, seguro) no se sabe cómo saldrá del paso. Desconozco que precisa en este punto el estatuto Murciano, o solo glosa el pimiento morrón y el cantón de Cartagena. En Navarra, por su parte, la oposición le ha dicho a Sanz que no entiende eso de blindar, que el mejor blindaje es que cualquier decisión sobre Navarra corresponde a los navarros. Gran verdad. Eso siempre queda muy bien, pero no es decir mucho. Pagamos a los políticos par que adopten decisiones sin consultarnos continuamente y que sean, a ser posibles, coherentes. Además, me temo que cualquier decisión sobre Navarra no corresponde solo a los navarros. Si Navarra blindase el Ebro y no dejara gota aguas abajo, en Zaragoza no bailarían una jota. Para estos asuntos existía un Estado común, esa antigualla. Dado la afición al blindaje, en Madrid, hasta la baronesa Thysen quiere blindar los árboles el Paseo del Prado, que plantó el ilustrado Carlos III, un rey aficionado a las obras públicas, la luz de la razón, los jardines, la centralización y el riego. Visto lo visto, un visionario.
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