sábado, mayo 27, 2006

Champions

Al día siguiente del gran evento encontré un vaso de cubata todavía con hielo encima de mi moto. Camino del trabajo, junto al Reyno de Navarra, tierra de diversidad, vi unos operarios que barrían el suelo y varios coches abandonados en el descampado, cuyos ocupantes se perdieron la noche anterior. Toda el entusiasmo que le falta a la política, al trabajo y a la vida cotidiana está en el fútbol. Cuando la gente salta, ríe, llora, se disfraza y grita porque el equipo ha ganado, en realidad lo está haciendo por otra cosa, pero ha aceptado la convención de depositar en el fútbol toda la alegría que se le escamotea por doquier. No hay nada como el fútbol. Puede con todo. Cada año Manuel Vincent escribía un formidable artículo antitaurino. Eso tiene ya poco mérito, pertenece a otro tiempo. Lo heroico sería escribir un artículo que diera en la línea de flotación del fútbol, y le convirtiera a uno en el gran aguafiestas planetario. Pero no hay nadie que haga eso. No es posible ponerse tan a contracorriente cuando un partido reúne 13 millones de personas frente al televisor. Tantas personas no pueden estar confundidas. Creo que se ha hecho una película sobre gentes de África que atraviesan a pié el desierto o se suben con una parabólica a un árbol para ver el mundial. En los barrios de las ciudades de Africa y América, niños descalzos le dan a la pelota y llevan en la retina la imagen de Ronaldinho. En la cárcel de Sao Paulo los presos amotinados piden, entre otras cosas, más televisores para ver el mundial. La Cuatro y A3 disputan con la Seis y la Cinco la retransmisión en abierto de los partidos del mundial. Por lo demás, parece que condenaron a 3 policías por el asunto de aquel Bono, y que en el complejo alto el fuego al final lo permanente va a ser la Eta. Que mas da. Cae el larguero bajo el peso de la afición. Ruge la masa, camina un futbolista por la barandilla. Amanece ya otro día histórico, cuando el hielo todavía no se ha derretido dentro del vaso.

(Publicado en D.N. el 22 mayo)

1 comentario:

iluminaciones dijo...

Dices; tantas personas no pueden estar confundidas. Pero, en qué?