viernes, septiembre 15, 2006

Mi casa

He recibido el catálogo de Ikea 2007, la publicación de mayor tirada del mundo, incluida la Biblia. Ikea, por cierto, también quiere convertirnos y cambiar nuestra vida (y de paso vendernos todo tipo de muebles y tazas que no gotean etc). El capitalismo nos ha llenado de objetos, pero ahora el objeto es lo de menos, lo importante para decididse por un producto es la idea, el concepto. Lo que hoy nos vende una marca no es una cosa, sino un proyecto para cambiar nuestra vida y nuestro mundo, dado que la política ya ha renunciado a ello. De hecho, basta ver que en los anuncios no sale ya la cosa que se pretende vender, eso está anticuado. Pero este anuncio, ¿de que va? es la pregunta del millón. Nokia, por ejemplo, no es tanto una empresa de teléfonos, como un ente empeñado en que la gente se comunique, (connecting people), así como BMW y compañía saben que nos gusta conducir pero lo que nos venden es la posibilidad de ser libres, que es el objetivo para el que se crean los coches, al menos mientras duran los puntos del carnet. Ikea, por su parte, lo que quiere es que nos quedemos en casa, que evitemos el agresivo mundo exterior. La vida, nos dice, no depende de grandes cosas, sino de ese pequeño mundo que llamamos “mi casa”. “Estas tan ocupado, que te has olvidado de lo bien que te sienta estar en casa”. Allí, en casita, según esta multinacional tan amable cuyo directivos van sin corbata y con pinta de ONG, es donde tu puedes ser “tú mismo”. Ser uno mismo quiere decir quedarse en casa, disfrutando del dormitorio Vinstra, tomado algo en la bandeja giratoria, y tumbándose en un sillón zen diseñado por Nakamura. ¡Todo el mundo a casa! Si lo dice Ikea y lo propaga por el mundo entero, por algo será. Se acabó tanto salir por ahí. Quedarse en casa es ahora lo que mola. Viva la república independiente de tu casa. Pienso en ese psicópata que tenía en casa recluida a la niña, y me da un escalofrío. La rebelión al final va a ser el pequeño comercio, tirarse a la calle y volver a la Biblia.

(Publicado en DN 11-9-06))

1 comentario:

Anónimo dijo...

Acado de leer el libro "Dos centavos" y escribo para darte las gracias. Podría decir que muchas de sus reflexiones me han resultado muy sugerentes, o que me he reconocido en varios pasajes del recorrido, o que he disfrutado con la prosa estimulante de algunas frases, o que agradezco sentidamente ese volantazo apenas intuido que al parecer has dado a tu trayectoria profesional, o incluso que aparezco citado en algún momento, pero creo que aún puedo resumir mi balance de un modo más elocuente: me entró cierta pena al llegar a la última página y constatar que ya no había más, que el libro se había terminado. Por eso he venido a este blog.
Un saludo.