martes, abril 08, 2014

Foto

El fotógrafo Pedro Armestre ha ganado el premio Ortega y Gasset de periodismo con una foto del encierro de Pamplona tomada la mañana del día 7 de julio pasado, donde se ve la calle Estafeta desde arriba repleta de corredores, la gente que llena los  balcones mirando pasar a esa masa imponente que hace que los toros no lleguen a distinguirse.  La foto está tomada desde el comienzo de la calle que, como un embudo, recoge ese río que fluye, casi sin cauce.  Alguien que no tuviera noticia  de qué va un 7 de julio en Pamplona,  no podría entenderla.  Para ser una foto del encierro no es habitual, pues no se ven cogidas, lances peligrosos ni caras de susto, sino puro gentío. No es una foto dramática, sino que muestra lo obvio: la masa, la falta de espacio, la aglomeración de un amanecer de verano, en el que el sol acaba de colarse y tiñe de amarillo un lado de la calle, de tal modo que al verla uno no se explica como es posible que aquello se mueva.   Es un cuadro de claroscuros, de colores vivos, de grandes contrastes. Recuerda quizás  a esas pinturas de desfiles pasando por la calle con banderas y uniformes, en los que casi se escuchan los vítores desde los balcones. Solo le falta algo de  olor y el chillido de los vencejos desde el cielo.  Trapiello, que ha comentado también la foto en su blog,  ha dicho que está a medio camino entre Canaletto y Blade Runner, pasando por Quo Vadis y que es una foto que despertará en unos el deseo de ir a ese lugar y a otros, aborrecerlo, que es el todo o el nada que acompaña a los sanfermines.  Al verla, uno entiende que tratar de ordenar algo así es como poner normas en la estampida de un incendio.  La imagen recuerda otros sitios donde las masas son protagonistas: los fieles en la Meca dando vueltas en torno a la Kaaba, o el baño de multitudes  en el Ganges.  Pero son quizás lo balcones de la parte izquierda de la Estafeta, con esa luz dorada que los baña, lo que dan a la foto un toque de alba prodigiosa, de día recién estrenado, de comienzo de la fiesta y del mundo, cuando las promesas  están intactas y todo está por llegar.
(Publicado DN 7 abril)

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