viernes, junio 20, 2014

Taxi

En varias ciudades ha habido huelga de taxistas por la llegada de una aplicación llamada Uber,  por la que conductores no profesionales cobran a usuarios de la plataforma por viajar en coche. Con este sistema cualquiera puede ser taxista sin necesidad de trámites ni autorizaciones, basta tener un móvil y conectarse a la app. “No es justo que, después de pagar una licencia de 155.000 euros, un seguro a todo riesgo y de pasar mil y un controles, cualquiera pueda ejercer de taxista”, ha declarado un portavoz del taxi en Madrid.  Lo cierto es que Uber es un monstruo que cotiza en la bolsa de New York y que ha generado muchas protestas en distintos países,  incluso está prohibido en alguno. No  se trata solo de viajar compartiendo gastos, como hacen otras aplicaciones  y webs;  no es lo mismo que  intercambiar casas de vacaciones o trayectos al trabajo, que es algo que los particulares hacemos cada vez más mediante distintas plataformas, puesto que Uber es, ante todo, una actividad mercantil en la que se cobra un precio, donde existe el ánimo de lucro; a fin de cuentas  una actividad puramente empresarial, salvo que opaca al fisco y   al margen de cualquier regulación. Lo cierto es que vivimos en una sociedad donde la red está a punto de acabar con muchas cosas, desde la manera de leer y escuchar música a las  formas tradicionales de aprender, comprar o comunicarse, y no es posible saber adónde vamos.  Nada es lo mismo cuando cualquier cosa debe estar al alcance de todo el mundo con un clic, sin coste alguno, e intentar regularlo parece estar condenado el fracaso. Todo esto resulta anticuado y poco realista, pero cierto. Hoy, todo lo que la tecnología permite, sea lo que sea, termina haciéndose y nadie es capaz de poner puertas al campo, pues es ella la que está al mando.  Por lo demás, puede ser cierto que la regulación del taxi sea obsoleta y poco accesible,  y seguramente requiere modificaciones profundas, pero mientras lo pensamos y decidimos qué hacer, como ocurre casi siempre,  llega algo como Uber y lo  pone todo patas arriba.
(Publicado DN 16 junio)

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