lunes, septiembre 07, 2015

Éxito




Una de las cosas que se han dicho a raíz de este drama de los refugiados, es que se trata de un fracaso de Europa.  Pero lo cierto es que no es así. Se trata más bien del éxito de Europa, en la medida en que todo el mundo quiere venir aquí y está dispuesto a arriesgar la vida en  ello.  El camino de los refugiados sirios, afganos, libios somalíes etc. en su mayoría musulmanes, no es ir hacia el este sino correr hacia el oeste, y cuanto más al oeste mejor: hasta Alemania, que está preparada para acoger 800.000 emigrantes, algo que deja en nada nuestros modestos esfuerzos, o hasta Inglaterra, que está dispuesta a mucho menos, pero que no disuade a quienes esperan en Calais sin querer quedarse en la acogedora Francia.  Otra cosa es la pasmosa falta de organización, la lentitud exasperante en la toma de decisiones, las zancadillas entre naciones, algo tan común en Europa, y que se comprueba estos días con las peripecias de esos refugiados que se agolpan en la bella estación de Budapest, peleando para montar en un tren que no se sabe adónde va y que recuerda las peores pesadillas del pasado. En un mundo donde hay policías en cada esquina y existe la  cruz  roja, alguien se las ha arreglado para que se esfumen en el peor momento. No hay mensajes ni explicaciones,  salvo  un vociferante primer  ministro húngaro que anima a los que huyen a no venir por aquí.   Europa es un éxito, pero un éxito amargo, lento y burocrático, tanto para  los que vienen de fuera como para los que vivimos dentro. Europa es una región próspera en que el fanatismo no impera y existen, mal que bien,  instituciones y derechos para las personas, pero eso no nos convierte en culpables de los horrores que pasan en todas partes, aunque nos coloque en un dilema moral y ponga a prueba nuestros principios.  Es verdad, como ha dicho ese niño sabio, que si  acabáramos con la guerra en su país ellos no vendrían, pero intervenir en una guerra brutal y enrevesada como la Siria, donde no sabe quién es peor,  manchándonos las manos y llevando soldados a la muerte no parece fácil, ni sería bien visto, sobre todo por aquellos que siempre se apuntan al fracaso. 
(Publicado Diario deNavarra 7 septiembre)

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