domingo, octubre 11, 2015

Buda en el ático


Es dificil escribir novelas nuevas que no sean repetición de una tradición que viene del XIX y pasó por un experimentalismo vanguardista que hoy ha muerto.  A nadie se le ocurrer escribir otro Ulises, pero todos los días sale una novela histórica o negra practicamente intercambiable con cuaquier otra. Buda en el ático, la novela de Otsuka , supone una innovación  que quizás abra un camino. Para empezar, se lee muy bien y siendo un experiemento narrativo, no quita para que nos enganche con la historia  de las mujeres japonesas que emigraron a EEUU para casarse y fueron luego confinadas con sus familias, al comienzo de la guera mundial. Una buena historia, narrada de forma diferente: en vez de usar la primera o tercera persona, como es usual, utiliza un nosotros -mejor, nosotras- primera del plural, creando un relato coral muy peculiar. Es como un flujo que va acumulando experiencias y sensaciones, que no se detiene; como una pintura hecha de ligeros brochazos que se van acumulando en el lienzo, emocionantes. Fragmentos de historias, verdad que se deprende de los detalles precisos,  personajes con itinerarios breves que aparecen, nos dejan su recado  y se van, rastros de  aquellas mujeres fuera del tiempo y del recuerdo, historias  parecidas a la vida, que no tiene trama.  

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