lunes, octubre 26, 2015

No




Dolores Agenjo, directora de instituto.
Solo un instituto de Cataluña, tal como hemos sabido gracias al proceso judicial que a duras penas se ha puesto en marcha, se negó a prestar su sede   para la consulta independentista del 9N en Cataluña.  Se trata del instituto Pedraforca, en Hospitalet, cuya directora pidió una orden escrita, cosa que no obtuvo. Más tarde, después de oír a la Consejera  negando ante el Juez  que hubiera habido presiones o consignas, se plantó en la plaza de Sant Jaume con una pizarra en la que volvía a decir NO. Nos hemos callado demasiado, y yo ya no paso por ahí, explicó.   A esta mujer se le ha llamado enseguida fascista, que es el epíteto que en España, incluida Cataluña, se utiliza con alguien cuando no se tienen argumentos, pero no cuela.  Según he visto,  su familia llegó a Barcelona, al Carmelo, cuando era niña desde un pueblo de Toledo; su padre  trabajaba en la fábrica y oía la Pirenaica por la noche y ella militó en la extrema izquierda en la universidad.  Con el tiempo, convenientemente desengañada, simpatizó con Ciutadans,  que fue en Cataluña otra forma de rebeldía. Muy joven, con un buen número en las oposiciones, entró de maestra en el instituto de Pedraforca, un barrio de inmigrantes, antes andaluces y ahora extranjeros, donde acaba de jubilarse. La mujer del NO pidió declarar en el Juzgado, para dejar claro que su negativa la puso en la picota, y al salir no había alcaldes con la vara en alto, aplausos, compañeros de la enseñanza, ni escrache para que el juez tomara nota. La Generalitat ha mantenido que en modo alguno dio órdenes, sino que los centros cerraron todos  motu proprio. Pero si esto fuera así, sería aún peor. Se trataría de la perfección del poder: no hace falta dar órdenes, porque todo el mundo  sabe lo que tiene que hacer. No sabemos si el gesto de esta mujer valdrá de algo,  pero al menos los alumnos de su instituto han recibido de su directora una última lección, no con bellas palabras, como es usual,  sino con hechos: la de que a veces hay que salirse del rebaño, tener coraje y decir no.  Aunque una se quede sola, como Antígona.

(Publicado DN 26 octubre)

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