lunes, noviembre 16, 2015

Democrática


 Hace tiempo, cuando había dos Alemanias,  la comunista se llamaba asimismo “república democrática”, justamente porque todo el mundo entendía que no lo era, como si confiara en que las palabras pudieran disimular los hechos, y es que en política hay quien cuanto más niega, más notamos que afirma y  quien al justificarse demasiado muestra sus auténticas intenciones y esto es algo a lo que no escapa el actual gobierno al  predicarnos, por ejemplo, que  la reforma fiscal es cosa inocua por la que deberíamos estar agradecidos,  o cuando ha definido su  prodigiosa oferta de empleo en la enseñanza -70% en euskera- como una propuesta “técnica”, tan técnica que basta oír al consejero para comprobar que ni él mismo, pese a leer los papeles, logra entenderla. Y es que técnica, de acuerdo al diccionario de la corrección política, quiere decir en realidad política, que es, por cierto,  lo que corresponde  a un gobierno: llevar un proyecto político adelante, elegir entre las opciones. Se nos dijo que este gobierno del cambio sabía que iba a gobernar una comunidad plural, pero eso significa en realidad, como vamos comprobando, mientras no logre que deje de serlo. El punto filipino del nacionalismo es la pluralidad, pues lo vive como déficit, aunque disimule, pues la diversidad nos acerca al resto, nos hace ver que somos mezcla y devenir continuo, cuando lo que se pretende es ser puro y distinto. Para un nacionalista un país es lo que es, y  no puede ser otra cosa y construirlo es lo primero en su agenda.  En este empeño se gasta mucha energía, y se hace daño a mucha gente –basta pensar en los docentes que se han preparado en vano- y sobre todo distrae de lo importante.  Lograr un cambio profundo en  la enseñanza, que sería esencial, ya no interesa, porque todo se centra en el debate de la lengua.  La política navarra se vuelve más hacia dentro, más particularista y resentida ante el resto. Se esperan grandes agresiones contra nuestro autogobierno,  he oído anunciar, como si no nos bastáramos nosotros solos para perdernos,  enredados con un solo juguete.
(Publicado Diario de Navarra 16 noviembre)

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