jueves, diciembre 21, 2006

Estilos


Todo en la vida es cuestión de estilo, porque el estilo es el hombre (y la mujer) y está el estilo de vida okupa, por ejemplo, que ha explicado la ministra Trujillo, y está el estilo despeinado, vasco, católico y pasional de Loyola de Palacio, una mujer que también tendía a ocuparlo todo, a llegar a todo, a entregarlo todo a las cosas en las que creía. Loyola es un ejemplo de que la derecha puede ser heroica y tiene un camino por delante, sobre todo desde que la izquierda se aleja del mundo y se hace más conservadora, (hay en el progre siempre un pánico a que algo de su esquema mental cambie). Loyola representaba algo profundo que se quiere olvidar, y que es esa forma vasca de ser español, que es siempre una forma extraordinaria, unamuniana, exagerada. Un castellano siempre es derrotista respecto a España, mientras que un vasco sea Loyola, el socialista Prieto, Jaime Mayor, Rosa Diez o el propio Meabe siempre es entusiasta, como si supiera que el problema de lo vasco es siempre cerrarse sobre sí mismo. Hay quien quisiera borrar todo lo vasco español, sin comprender que eso es también lo propio y está en la memoria, en la sangre y en la cultura de lo vasco y no puede desaparecer, como no va a desaparecer lo euskaldun porque ambas patas han hecho y son el país. De este vasquísimo español ha escrito Fusi en su libro Identidades proscritas, explicando que es lícito ser vasco, irlandés, escocés o quebecois sin ser nacionalista. Ser no nacionalista no es un mero "no", sino una forma de instalarse en el mundo fuera del estereotipo, sin necesidad de politizar nuestra identidad, pudiendo ser letones o navarros sin tener que hacer de ello nuestro centro vital; una forma de tomar distancia de un nacionalismo que siempre termina, tal como explica Fusi, produciendo la división en una sociedad, lo cual es una de las evidencias que pocos dicen en alta voz. No es el caso de Loyola, quien se ha ido de pronto y sin meter ruido, y ha sido enterrada bajo una lluvia de elogios. Sería una cobardía no recordarla.
(Publicado en DN, XII-06)

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