lunes, febrero 09, 2015

Monedero

Después de haber dicho que estaba todo en regla y que no tenía miedo a Montoro, que ya es decir, Monedero, número 2 de Podemos, ha hecho una declaración complementaria para regularizar el dinero que no pagó a Hacienda –más de  100.000 €- reconociendo así, de hecho, que no había pagado los impuestos que le correspondían. Al crear una pantalla societaria para evitar tributar el máximo, entre otras cosas, demuestra que el principio de que quien más tiene, mas paga, está muy bien para defender desde la tribuna, pero a la hora de la verdad es mejor escaquearse.  Desde su partido han dicho que Monedero ha cumplido, pero lo cierto es que lo ha hecho tarde y mal, y ante la amenaza de una inspección inminente. Así no vale. Sin embargo, nada de esto va a afectar a Podemos, un partido al que se le perdona todo, y cuyas irregularidades aparecen, de momento, como peccata minuta frente  la sistemática corrupción que afecta a los grandes  partidos. En realidad, hacen mal sus competidores en cargar las tintas  sobre Podemos solo con este argumento, en centrarse en que en todas partes cuecen habas,  algo que se vuelve enseguida contra ellos, no en vano le llevan mucha ventaja,  mientras evitan la confrontación de las ideas, que sería lo procedente. Lo peor no es la tosca ingeniería fiscal de Monedero, bastante común -se supone que entre lo que llaman la casta- sino que cobrara por colaborar en un  delirio ideológico como el de Venezuela, un país al que se ha logrado arruinar sin remedio, desabastecido e inseguro, gracias a la ayuda, entre otros,  de estos revolucionarios de salón. Ahora que, bien mirado,   plantear una lucha de ideas con quien se dedica de momento a ocultarlas, y prefiere ponerse perfil, no es muy fácil. En Navarra han discutido mucho los tres candidatos de la cosa, pero no recuerdo de qué. Las ideas de Podemos son, hasta ahora,  una retahíla de nobles sentimientos e indignación genuina,  pero apenas se dignan descender  a lo concreto. Es como el sesudo Monedero, enfrascado siempre en hondas disquisiciones y afanes revolucionarios, como para pararse a pensar en las menudencias del dinero y el fisco, esa lata.

(Publicado DN 9 febrero)


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