lunes, septiembre 18, 2017

Diario de Hendaya (9)

13 mayo. Mikado

 


Como no funciona el router ni tenemos tv, estamos como fuera del mundo, oyendo una  radio portátil que apenas sintoniza,   y cuando cae la noche jugamos al Mikado, donde  hay que concentrarse mucho para levantar despacio un palito sin mover el resto. Todo está relacionado, parece decir el juego. Si tocas algo puedes perderlo todo.  Recuerda aquella máxima del Tao: gobernar un pais grande es como asar un pez pequeño: si lo tocas mucho, se estropea. Después de la partida voy a una esquina  de la terraza donde se pilla algo de línea y miro mis mensajes. Esa manía. Al lado del Mikado es como cambiar de siglo. Me acuerdo de M, y repaso sus mensajes. En enero me dice que ya tiene Wup, despuésde tanto tiempo,  y me pregunta si los reyes me han dejado el libro de un autor que me ha insistido mucho en que lea. Le digo que sí, pero que no lo he empezado, que estoy cansado y tengo problemas financieros.  Él afirma que las finanzas son agotadoras, que reducen el deseo a necesidad. Siempre M. va por el mismo lado. Comer sin deseo, solo para alimentarse, parece una especie de obligación, pienso.  Es como comer comida de perro, le digo. Si, si, contesta, como el régimen diabético: la comida no pasa por el deseo, se convierte en pura necesidad. Ya hace frío en la teraza pero continúo un rato. Ir detrá de algo que en realidad no necesitamos, ese es el juego.  El deseo es nuestro motor, lo que nos impulsa. Un hombre feliz, decía Stendhal, es un hombre que no ha visto cumplido sus deseos. 

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