El académico Francisco Rico, estudioso del Quijote, dijo el mismo día en el que un grupo de expertos, tras largas pesquisas, exhumaciones y análisis, confirmaron que los huesos de Cervantes estaban en el Convento de las Trinitarias de Madrid -aunque no podían distinguirse del resto-, que todo el revuelo y expectación creados le parecía una chorrada y que lo importante era la obra, y no los hueso raídos del autor. Cervantes fue un hombre que vivió siempre en penuria, guerreando, cautivo, cobrando impuestos, arruinándose, yendo a la cárcel y escribió su obra cuando pudo, fruto de una voluntad que se sobrepuso siempre a la suerte. Su Quijote contiene una gracia y una verdad que todavía perduran, disimulando su profundidad en un juego novelesco. “¿Habrá un libro más profundo que esta humilde novela de aire burlesco?”, escribió Ortega. Libro perfecto y a la vez imperfecto, se aprecia mejor con el tiempo y es bueno releerlo abriéndolo al azar, como recomienda el propio Rico. Es la obra de Cervantes lo que vale, sin duda, pero siempre ante su figura, tan mal conocida, hay una suerte de deuda, como si él fuera de entre los españoles ilustres el más auténtico, el que significa y resume más cosas, al que más convendría imitar. Es a estos pobres restos confundidos del convento a los que podemos llevar flores en comitiva, como al soldado desconocido, porque también él lo fue, y si no contamos más que con su huesos, no los menospreciemos, porque también los huesos hablan: ahí están por ejemplo los de Descartes, sobre los que se escribió un gran libro contando sus peripecias, sus idas y venidas desde la fría Suecia donde murió, hasta Francia, donde su rastro vuelve a perderse varias veces. Cervantes, por su parte, sigue allí donde eligió ser amortajado y enterrado para la vida eterna, sin sospechar que la tendría aquí. El tiempo es breve -escribió con un pie en la tumba, en el famoso prólogo al Persiles- las ansias crecen, las esperanzas menguan, y con todo eso llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir. Así lo dijo.
(Publicado DN 23 marzo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario