martes, junio 23, 2015

Oficio

Abogados de oficio.
A media mañana me dicen que el abogado S. ha tenido un accidente de moto y está grave en la UCI. Maldita moto, pienso. Luego, celebro haberla abandonado hace años, un día en que tuve un susto y caí en cuenta de que mi conduccion ya era incorregible, siempre apurando, metiéndome entre coches, saltándome los semáforos. Ahora pienso en S., que no la dejó a tiempo. Se trata de  un  abogado muy bregado, un penalista combativo, implicado en el turno de oficio y, a la vez, un tipo bondadoso y detallista. Cuando escribo a los despachos, él siempre contesta, agradece cualquier cosa, se interesa por todo. Este año estaba preocupado porque al tener a su hija, no podía coger a otro alumno.  He mandado en estos años varios  a su despacho, y cuando en las reuniones repasábamos los asuntos que habían visto, los que se referían a él eran siempre una pequeña novela, un ejemplo de cómo esta el mundo. El envés de la vida.  Al azar recuerdo alguno: una señora tiene un accidente y se le rompe una pala. Va al dentista y le pone una pieza dental de un tamaño mayor que la original. Un señor mayor se gana la confianza de su vecina para que  deje su hijo pequeño a su cargo. Luego le saca fotos desnudo y le hace dormir con él. Un interno de una granja escuela (menor)  internado por haber maltratdo a su pareja, se escapa saltando la valla y logra llegar al Perú. Sin embargo, al tiempo vuelve a Pamplona y se entrega cuando es ya mayor de edad, lo que complica su situación penal.
A la tarde, en la tele, veo que se ha suspendido el juicio de un asesinato porque el abogado -se trata de S, sin duda-  ha tenido un accidente con la moto, esa con  la que se llega a tiempo a todas partes.

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