Escuché un rato el debate de investidura, aunque a la tercera pierde mucho el clímax, pero al oír a Pablo Iglesias enseguida caí en cuenta de que estábamos ante una especie de escena del hijo pródigo, porque salió Rajoy, después de una lluvia de improperios, como si hubiera oído caer la lluvia y trató a este empollón con coleta como a un hijo descarriado, el hijo pródigo al que hay que hay advertirle que nunca se tiene toda la razón y que el tiempo le hará cambiar. Era entrañable ver a Mariano sin entrar al trapo, porque eso descoloca mucho, y el oponente no sabe bien que hacer. Aunque más que ira contra el padre, aquello era una riña de hermanos, donde Iglesias tiró a muerte contra Hernando, muy serio tras sus gafas de pasta azul, que le dan un aire de hermano Marx, quien parecía el hijo atormentado, preso de culpas inconfesables, que escribe una tortuosa carta al padre diciendo que toda su vida ha estado contra él, pero que ahora, por el bien de la familia, se ve obligado a apoyarle. A Mariano todo esto parecía traerle un tanto al pairo, pues ha desarrollado una resistencia coriácea. Este hombre tiene un lado admirable. En estos meses se le han dedicado todo tipo de insultos, se le ha tratado de indecente, ha sido agredido en la calle sin que aprovechara para sacar tajada de ello, su pueblo le ha nombrado persona non grata a pesar de que no ha linchado a nadie, y él sigue en la brecha, incluso ha dicho que está ilusionado. Hasta Rivera, al que logró convencer a duras penas y se prestó a ayudarle, dijo que le vigilaría de cerca, a ver qué hace, como el heredero que sospecha de un padre disoluto. Se ve que este hijo no le hace tanta gracia como el de la coleta, por el que siente una debilidad especial. Es lo que suele pasar con los más cercanos, atónitos cuando se mata un cordero para el pródigo que vuelve al redil. Desde la tribuna, ebrio ya de su propio verbo, aplaudido como un tribuno de la plebe, el hijo descarriado ha dicho que los delincuentes están dentro del Congreso y no fuera y ha mirado expectante al banco azul, pero el candidato le ha mirado por encima de las gafas sin inmutarse, como acostumbra.
(Publicado Diario de Navarra 31/X)
lunes, octubre 31, 2016
lunes, octubre 24, 2016
Bravo
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Plaza de toros. Miguel Barceló. |
(Publicado Diario Navarra 24/X)
martes, octubre 18, 2016
Nobel
“Confío en que la Academia haya obrado con imparcialidad”, declaró Churchill con su habitual sorna después de recibir el Premio Nobel de literatura en 1953, pues sabía que no le daban el premio por sus escritos, sino como reconocimiento a su coraje al enfrentarse a Hitler, y por haber perdido luego unas elecciones, tras lo que se retiró a escribir su memorias y pintar acuarelas. En aquel tiempo, pues, también cocían habas y los premio se daban a veces por cálculo, compromiso o compensación, como el Nobel de la paz que le han dado a Santos, o el que le dieron a Obama antes que hiciera nada, por si acaso. Este año no sabemos tampoco por qué se lo han dado a Dylan, quizás porque tocaba un americano, obviando a Roth (que parece ansiarlo más que nadie) o De Lillo, de mucha mayor estatura literaria que Dylan, que es verdad que ha escrito canciones magníficas, imborrables, pero cuyos textos casi nadie habría leído en un libro. Cohen ha dicho que este premio es como ponerle una medalla al Everest, y puede que sea verdad, porque Dylan es parte de la cultura de nuestro tiempo, un imprescindible, y pertenece a una generación que está despareciendo, pero no es un gran escritor, sino un cantante popular que todavía nos emociona cuando oímos en su voz desafinada que vamos dando tumbos, que somos como cantos rodados, como si tuviera el don de haber dado en el clavo. Un chico apocado con una guitarra, que hoy se mide a duras penas con lo que fue, uno de los grandes. Alguien ha dicho que este premio es un disparate, que el Nobel ha perdido toda credibilidad y que Borges, al que no se lo dieron, estará satisfecho en su tumba. Pequeñas maldades. Hace años que Dylan se puso un gran sombrero y se fue a cantarle al papa Wojtyla, se hizo vagamente católico, lo que inquietó mucho a sus viejos seguidores que añoran tiempos de rebeldía. Alberto Manguel, que estuvo en Pamplona hace poco, dijo que la lectura y los libros han perdido su prestigio, y tiene razón. Puede que la Academia haya dado el premio a alguien popular en muchos ámbitos como Dylan, como si escribir una obra no bastara y este fuera el precio a pagar en estos días. (Publicado Diario Navarra 17/10)
lunes, octubre 10, 2016
Siluro
Veo la foto de este periódico, magnífica, en que un operario muestra un siluro gigante a un grupo de chicos que le sacan fotos con el móvil, como si fuera un concursante de OT, el regreso. Vean al monstruo, parece decir. El bicho ha salido del vaciado del estanque –llamarle lago es demasiado- de Mendillorri, junto con esqueleto de un coche, sillas, bicicletas, tortugas, carpas y algún siluro que ha debido llegar desde Mequinenza. Yo siempre he sido contrario a estos lagos de mentiras, que deben quedar muy bien en los planos pero que se convierten luego en agua estancadas y pantanosas que esconden secretos, pero no hay barrio que se precie al que no se dote de un gran parque con bancos de diseño, pérgolas imposibles y de un lago con patos y geiser. La foto del lago hecho un basurero y el siluro es una metáfora del mundo, seguramente arruinado de detritus y basura por nuestra desidia, en un día de octubre que parece verano, los arboles confusos sin decidirse a perder la hoja, con el fango y la mierda que aparece cuando quitamos la capa que cubre las apariencias. Puede que asistamos al fin de mundo y que eso es lo que estén fotografiando los chicos sin saberlo, el final de todo, en vez de las carpas, la tortuga y el feo siluro. Podría hacerse un paralelismo entre lo que se esconde bajo la superficie y la situación política, pero no quiero hurgar en la herida, así que me limito a observar a esa fila de chicos que sacan fotos al monstruo cuando debieran tal vez estar en el instituto. La realidad no es suficiente, parecen decirnos estos muchachos ahí parados, haciendo foto en el móvil para que aflore, como el siluro, que no es ya un pez monstruoso sino un fake que circula por la red. O tal vez el siluro se parezca al profe de sociales. Puede que escarbando en el fondo de estos falsos lagos encontrarán en el futuro un retrato de nuestro mundo, piezas para una exposición con raspas de peces, hierros retorcidos y los restos de una laureada que terminó, nadie sabe cómo, bajo el agua, como un testigo molesto.
(Diario de Navarra 10/X)
(Diario de Navarra 10/X)
lunes, octubre 03, 2016
Rubén
Hace cien años que murió Rubén Darío, el poeta del que todos venimos, según Borges, un escritor a quien Valle Inclán -el de la barba de chivo, le llamaba- hace aparecer en varias escenas de Luces de Bohemia, porque era su maestro y amigo íntimo, un poeta con todas las letras, de otro tiempo. Dicen que leyendo un poema en español se sabe si es de antes o después de Rubén, como si fuera el fiel de la balanza. La lista de sus coetáneos, aquellos a quienes trató, riñó o mantuvo tertulia, en esa época sin twitter, es muy larga: Juan Ramón, los Machado, hasta Baroja y Unamuno, tan sesudos los dos y tan desdeñosos con él, no en vano estaban en las antípodas. Ahora en Madrid se le ha hecho exposición, y se ha publicado un facsímil con su cuaderno de hule, el que Rubén llevó en un viaje a Nicaragua, su patria, en 1906, en el que hay versos, dibujos y labores de caligrafía de su mujer, Francisca Sánchez, a quien el poeta enseñó a leer y escribir. Esta es una historia hermosa: el amor entre el poeta y una joven analfabeta con quien no pudo casarse nunca, pues su primera mujer le mareó y no le concedió nunca el divorcio. Rubén es un escritor en el que el lenguaje brilla por encima de todo, en el que la forma le gana al fondo y que nos recuerda que la lengua es antes que nada sus acentos, lo puramente fonético, la carnalidad de las palabras, lo rítmico, todo eso que envuelve lo que queremos decir y que, sin que sepamos cómo, lo determina, como si fuera la tierra donde crece todo. En sus inicios, dicen, la música y la poesía fueron lo mismo, no se concebía una sin la otra; Homero escribió en hexámetros, contando silabas cortas y largas para ser recitadas ante un público que no sabía leer, como la misma Francisca Sánchez, que oía embelesada las cartas del poeta. Poco a poco la escritura se fue independizando, desprendiéndose de melodías y reglas métricas, haciéndose prosa -que también debe sonar bien, por cierto-, pero ya fue por su cuenta, como un hijo pródigo. Dicen que Francisca oyó un día a un vendedor de periódicos en Madrid vocear cantarín que Rubén había muerto, como un verso que fuera de boca en boca.
(Publicado Diario Navarra 3/X)
(Publicado Diario Navarra 3/X)
lunes, septiembre 26, 2016
Bandera
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Retirada bandera de Europa en el Parlamento navarro. |
(Publicado Diario Navarra 26/9)
lunes, septiembre 19, 2016
Llueve
(Publicado Diario Navarra 19/9)
lunes, septiembre 12, 2016
Bikini

(Publicado Diario de Navarra 12-9)
lunes, septiembre 05, 2016
Girauta
Escuché a Girauta, portavoz de C’s, explicando que había tenido que pactar primero con los socialistas, para la malograda investidura de Sánchez, y luego con los populares para la, de momento, segunda entrega de la serie y que en realidad no había encontrado tantas diferencias entre ambos, al contrario, resultaban muy parecidos, tenían propuestas sensatas e intercambiables, y era posible entenderse en muchas cosas. Esto es algo que echa por tierra todos esos aspavientos que llevamos viendo estos meses, ese enfrentamiento radical, como si se tratara de mundos opuestos y de diferencias ideológicas irreconciliables, un inminente choque de civilizaciones que impide, como si de un pecado imperdonable se tratara, contaminarse pactando con el contrario y tras el que se ha parapetado sobre todo Sánchez, encerrado en su laberinto. Ese odio los dos candidatos, esos ceños fruncidos en el debate, están de más. En Europa, la amplia franja que comprenden los conservadores y los socialistas, además de los liberales, coindicen en la mayoría de los grandes temas y se diferencian por cuestiones que no suelen impedir el ponerse de acuerdo. Esta cultura de pacto sería también posible aquí, pero parece que de momento es más rentable la sobreactuación, el ver las cosas en blanco y negro y el afán por sentirse distinto, que es una forma de alimentar la vanidad, un narcisismo de las pequeñas diferencias. Claro que hay diferencias entre derecha e izquierda, pero al final no es raro ver a ambos, cuando les toca gobernar, hacer cosas parecidas, alegando por supuesto que no tienen más remedio. Puede que la socialdemocracia se haya quedado sin contenido, tal vez porque ya ha triunfado en todas partes, pero lo cierto es que los socialistas están rascándose la cabeza en toda Europa, pensando qué demonios pueden ofrecer de nuevo y alrededor de qué movilizar a los suyos. Salvo aquí, por supuesto, donde habrían logrado aglutinarse, según Girauta, tras un solo programa: el odio al PP, al que no hay que dar ni agua, aunque el resto nos ahoguemos también.
(Publicado Diario Navarra 5-9)
(Publicado Diario Navarra 5-9)
lunes, agosto 29, 2016
Balance
Un tanto desvaído por la competencia del calor y las fiestas de los pueblos, el cuadripartito ha hecho balance tras un año de gobierno, con la inevitable autocomplacencia de estas ocasiones, felicitándose por la labor realizada y haciendo votos por seguir muchos años en el cargo. El consejero Laparra, por ejemplo, ha dicho doctoralmente que prevé una hegemonía progresista para los próximo 30-40 años, así que si no queremos pasar por reaccionarios tendremos que aguantarnos. En realidad este año ha sido bastante irrelevante. Los impuestos han subido y en las fiestas la gente participa más que nunca, no se sabe si para celebrarlo o para olvidar. Por lo demás, lo de siempre. Aquí toda política tiende siempre a acentuar lo colectivo, lo propio, aquello que tiene que ver con la tradición y la historia, y esto vale para todos, a derecha e izquierda. Nadie discute nuestras peculiaridades, nadie se atreve a reformar la Administración ni la partida de subvenciones, aunque cambien los destinatarios. Si antes teníamos una política donde el sujeto era Navarra, ahora tenemos otra que tiende a un sujeto colectivo distinto, un programa máximo que lo impregna todo, como si tuviéramos que encontrar una esencia perdida y a eso dedicáramos el tiempo. Yo no sé muy bien hacia dónde irá este gobierno, oigo que insiste que quiere gobernar para todos, como si en realidad supiese que esa es su piedra en el zapato. Me fastidia que se pierda tanto tiempo para que algunos caigan en cuenta de obviedades. Por ejemplo, que todavía haya quien proponga una banca pública, después del resultado que ha dado mezclar la política con el dinero. Por lo demás, hemos escuchado muchas lecciones de ética, mucho anuncio de cambio y regeneración. Siempre el pecado, ya se sabe, es de los otros. Aunque luego oigamos a un portavoz del gobierno, con una venda en los ojos, decir que un condenado por terrorismo –la peor corrupción de la política-, puede ser un digno candidato a las elecciones.
(Publicado 29-8 Diario de Navarra)
(Publicado 29-8 Diario de Navarra)
lunes, agosto 22, 2016
Veinticinco
La última humorada de este largo verano de bloqueo político, un esperpento al que el país ha asistido con cierta displicencia, es que de no prosperar la investidura de Rajoy, las terceras elecciones podrían celebrarse el 25 de diciembre. Esto es un auténtico tour de force que se suma a las presiones de todo orden que no sabemos si Sánchez va ser capaz de soportar, para que franquee de una vez el paso a un gobierno en minoría, lo que sería costoso para su ego, pero le ofrecería al menos alguien al que poder por fin oponerse. El infierno de Dante era un lugar en que nada se conectaba con nada, lo que daba mucho vértigo; un lugar fuera de la lógica y la causalidad de las cosa, que es lo que nos permite situarnos en el mundo y eso es lo que le está pasando al PSOE con su decisión de lograr a la vez tres cosas incompatibles: no permitir gobernar a Rajoy, no querer nuevas elecciones y no poder cerrar un pacto a lo Frankenstein, como bautizó Rubalcaba a una amalgama con Podemos y los nacionalismos. Un imposible infernal. Puede que la intención de Sánchez sea facilitar al final el gobierno, pero haciéndose antes con la cabeza de Rajoy como trofeo y coartada, pero éste no parece estar por la labor. No en vano ha ganado las tres últimas elecciones y ganaría las siguientes, las de la broma del 25 de diciembre, llegado el caso. En realidad, lo que el país está demandando son respuestas claras a cosas que no se arreglan solas, como el reto independentista del parlamento catalán, y se echa mucho en falta que el constitucionalismo, en vez de dedicarse a maniobras y cálculos, no sume fuerzas y razones de una vez. Aquí, lo inédito sería una política laica que saltase por encima de los grandes tabúes y que lograse acuerdos entre distintos, y no jugar a enrocarse. Un poco de lógica, de esa que faltaba en el infierno dantesco. “Queremos una reforma valiente”, ha dicho Cs, dispuesto a hacer valer sus condiciones, una vez que el PSOE les ha cedido gratis todo el campo de juego y se ha ausentado hasta nuevo aviso.
(Publicado hoy Diario de Navarra.)
viernes, agosto 19, 2016
Ceniza.
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Manuel Arroyo en el burladero junto a José Bergamín. |
"Solo escribo para la muerte", declara al final Arroyo en la entrevista. "Es lo único que me importa".
No. Leyéndole, yo no creo que sea verdad.
lunes, agosto 15, 2016
Rayos
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Turner. "La tempestad". |
(/Publicado hoy Diario de Navarra)
lunes, agosto 08, 2016
Basiano
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Basiano.Foto Joaquín Ciga. |
lunes, agosto 01, 2016
Trastienda
La 2 de TVE repuso la otra noche “La trastienda”, una película de Jorge Grau del ya lejano 1975, que se desarrolla en los sanfermines, y que causó sensación en su día por mostrar el primer desnudo llamado integral de Mª José Cantudo, que hacía el papel de una enfermera que tenía un tórrido romance con un médico de Pamplona, el doctor Navarro, quien se resistía en vano a caer en sus redes. Por la película ha pasado el tiempo y la breve imagen de la Cantudo mirándose en el espejo, que llevó a miles de espectadores al cine, hoy resulta inocua. Los sanfermines parecen un poco falsos, a pesar de estar rodados en la calle, porque quizás es imposible trasladarlos a la pantalla. “La trastienda” en realidad es un film que denuncia la doble moral imperante en la época, en la que por debajo de las apariencias las cosas eran de otra manera. Una sociedad hipócrita, que se escandaliza y quiere esconder lo que considera moralmente incorrecto, pero que todo el mundo hace en privado. Para ello, nada mejor que la conservadora Pamplona de 1975 y el retrato de un médico del Opus atormentado entre sus convicciones y la caída de ojos de su enfermera, un clásico. Pero viendo de nuevo esta película, se aprecia que no solo el desnudo ha perdido ya toda posible provocación, empalidecido por la oferta que hay en todas partes, sino que el propio conflicto de fondo pertenece en buena medida a otra época. El virtuoso médico que se debate entre sus instintos y sus convicciones, y se siente culpable, la pugna entre los deseos más secretos y la conciencia, ya no es lo que era. Hoy no hay tanta trastienda. Más bien existe lo que se llama un empuje a gozar: no se trata tanto de reprimir los impulsos sino de lanzarlos detrás de la multitud de objetos que se nos ofrecen para colmarlos, y que prometen una suerte de felicidad sin excusa posible. Así, uno ya no es culpable de nada, salvo de no ser capaz de disfrutar a tope, de no gozar como los demás, de ser un aguafiestas, lo que resulta algo tan inaceptable como antes al doctor Navarro no poder contenerse.
(Publicado hoy Diario de Navarra)
lunes, julio 25, 2016
Comisión
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Monumento a la batalla del Ebro. Tortosa. |
(Publicado 25/7/16)
lunes, julio 18, 2016
Lejos
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Cabo San Vicente. Algarve. |
(Publicado Diario Navarra 18/7)
martes, julio 12, 2016
Víspera
El seis salió una día luminoso, y desde la mañana los contornos de los montes que rodean la ciudad se recortaron nítidos, como repasados a conciencia con una tijera contra el fondo rojizo del amanecer, y el sol lució enseguida a sus anchas, sin llegar a quemar, y poco después la noria comenzó a dar vueltas y como atendiendo a una consigna, los acordeonistas de una canción, los vendedores de globos con su mercancía suspendida en el aire, los que acarreaban pañuelos, camisetas, fajas, botas de vino, gafas de sol, gorras y sombreros fueron tomando posiciones y enseguida, primero unos pocos, después más, la gente fue desfilando a paso ligero, como si tuvieron un propósito común o fueran a tomar las plazas, engrosando una corriente de color blanco impoluto urgida por la expectativa de la fiesta que no había comenzado y que llenaba el ambiente de una expectativa muy pura, como esa alegre espera que tiene algo que hemos anhelado mucho tiempo y que de pronto nos es concedido, porque a menudo ocurre que ese momento previo, esa víspera, es lo mejor, ya que después las cosas no suelen ser lo que esperábamos, o se esfuman enseguida sin darnos tiempo a saborearlas de verdad, y por eso resulta tan grato tener lo anhelado ahí, al alcance de la mano: el día por delante, el sonido de alguien que llama al timbre, el paquete envuelto en papel de color sobe la mesa, el cigarro sin encender, la llamada que dejamos sonar unos segundos, compungidos; es mejor lo que antecede que lo que sucede, puede que el auténtico placer se tenga por anticipado, y tal vez por eso nos complace tanto la víspera: ni siquiera hace falta ponernos el pañuelo todavía, ni deslizarnos por la pendiente, basta por con respirar de mañana el aire purísimo de la ciudad que va a ser tomada, y conformarse con ese primer trasiego: el ir y venir de los que acarrean la mercancía con la esperanza de quedarse pronto sin nada, los muchachos que van por primera vez tomados de los hombros hacia el centro, pisando el suelo que todavía no está pringoso, con pasos apresurados, hacia lo desconocido.
(Publicado Diario Navarra 11/7)
(Publicado Diario Navarra 11/7)
lunes, julio 04, 2016
Viejos
La coalición Unidos Podemos (el nombre no debe tomarse al pie de la letra), a quien nunca agradeceremos lo suficiente haber vaciado de votos a Bildu, que en estas dos ultima elecciones no ha llegado a un raquítico 10% en Navarra, ha quedado muy tocada por sus resultados en toda España, tras el fallido sorpasso y eso le ha sumido en la confusión. No se explican cómo la gente vota lo que vota pudiendo votarles a ellos, algo que debe ser incomprensible, y hay explicaciones para todos los gustos: el miedo, incluido a ellos mismos, como ha dicho Iglesias, su alianza con IU, el Brexit etc. Pero ha sido Monedero, quien suele encargase de las aportaciones de peso, el que ha venido a decir que el PP había ganado por culpa de los viejos. Según esto, los jóvenes, siempre en vanguardia, habría votado lo correcto y los viejos se habrían aferrado a los viejos partidos y en especial al PP. Eso ha tenido su continuidad en las redes sociales, en la que es posible encontrar todo tipos de perlas: “los viejos jodiendo el futuro de los jóvenes” o “lo único positivo es que dentro de poco habrán muerto todo los votantes del PP” o “tras la jubilación debería acabar el voto” decían los tuits más amables, o sencillamente: “hay que matar los viejos”. Enseguida he recordado una novela de Bioy Casares: “Diario de la guerra del cerdo”, en que dibuja un mundo extraño, en el que crece el rencor y cunde el desprecio y la violencia hacia los viejos, que además se sienten culpables de serlo. “La juventud está presa de desesperación”, explica un personaje. “El hombre viejo es el amo, por simple matemática. La muerte ya no es a los 50 sino a los 80 y va para arriba, y son los mayores los que deciden los votos”. Esto está escrito hace años. En la novela, al final, se desata la guerra contra los molestos ancianos. “En esta guerra los chicos matan por odio al viejo que van a ser”, se duele lúcidamente un viejo en la novela. Ahí está el quid de la cuestión. La juventud, es sabido, es una enfermedad que se cura con el tiempo. Los jóvenes de hoy pensarán y votarán distinto mañana, es inevitable, y no serán comprendidos por los que vienen detrás.
(Publicado Diario Navarra 4/7)
(Publicado Diario Navarra 4/7)
jueves, junio 30, 2016
Il Tuffatore
Al comienzo de la primavera visité a Paestum, cerca de Salerno, al sur de Italia, para ver los célebres templos griegos, donde ahora, según he visto, han florecido las rosas de Alejandría, y donde se encuentra la famosas pinturas de Il Tuffatore (el nadador, o el saltador), casi la única pintura mural griega que se conserva de la época clásica, y que adorna una tumba fechada en torno al 480 a.c. Ese día no pude ver la pintura, pero poco después me topé con el tuffatore en una exposición en Nápoles, y de alguna manera esa imagen sencilla y a la vez espléndida, que trata de una manera tan inusual y ligera la idea de la muerte, propensa siempre a elaboraciones tan fúnebres y dolientes, no se me ha ido de la cabeza. Il Tuffatore. No hay aquí la cruz terrible del cristianismo, los grandes monumentos funerarios, las pirámides ni los túmulos de mármol. Nada de esto. Es otra cosa.
De vez en cuando esta imagen, perdida en el mundo de imágenes y estímulos sin pausa en el que vivimos, me llena con su gracia y su fuerza poética, y tiene la capacidad de alegrarme, como si una brisa leve que viniera desde la antigua Grecia me otorgara de pronto algo de sabiduría y de consuelo. Sumérgete en ello sin cuidado, lánzate al tiempo y a las cosas, no temas, parece decirme.
Eso me ha hecho buscar. El sepulcro de Paestum, al parecer, fue descubierto en 1968 por el arqueólogo Mario Napoli, y sus pinturas murales, según explica, no son algo nada común, pues no debe ser griega la costumbre de decorar con escenas el interior de las tumbas. Este hombre joven lanzándose al agua se ha entendido siempre como el viaje al más allá, una inmersión en el Hades, el paso de la vida a la muerte. No es raro que esta esta pintura atrajera enseguida a los poetas. El italiano Montale le dedicó un poema que el desaparecido Valente tradujo en 1975 tras visitar Paestum. Donde Montale titulaba solamente "Il Tuffatore", Valente lo hace como “Salto e inmersión” y dice:
El que se arroja al agua tomado al ralentí
diseña un arabesco filiforme
y en tal cifra quizá se identifica
su vida. Quien está en el trampolín
aún está muerto, muerto quien vuelve
a nado hasta la escalera tras el salto,
muerto quien lo fotografía, no nacido
quien celebra la empresa.
Puede que este juego tan liteario entre la vida y la muerte, el sueño y la vida, esté muy bien. Sin embargo resulta de pronto demasiado intelectual. Como si degradara la elocuente simplicidad del salto al agua. Me pregunto por aquel que se enterró en Paestum y quiso poner sobre su tumba no un sesudo epitafio, sino esta imagen de un muchacho a punto de sumergirse en el agua y desaparecer.
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